Su extraña manera de ver la vida era lo que a las 2 de la mañana me hacia despertar. Su forma de expresar amor, tan diferente a las formas que yo conocía. Sus besos hipnóticos que me hacían regresar una y otra vez a esos labios que ya no eran mios, los que ahora compartía. Sus abrazos, cuando lo abrazaba no solo tocaba su piel podría decir que tocaba su alma. Sus manos, esas pequeñas manos que lo hacían dudar de si mismo, las que tanto anhelaba tocar, esas mismas manos con las que tocaba mi rostro, la sensación más bonita se sentía cuando tocando mi rostro mencionaba un "te amo", un te amo tan seguro que hacía dudar a mis sentimientos y luego con un beso los hacia entrar en razón.