El chico de los post-its amarillos//Virgato (Mini historia)

Parte 3

Erick se dirigía hacia la biblioteca con una expresión de aburrimiento en su rostro, justo en la única hora libre que tiene en todo el día a la maestra de comunicación se le ocurre solicitar su presencia, ¿Para qué? No lo sabía, simplemente recibió un mensaje de texto departe del departamento académico diciendo que tenía que ir rápidamente a la biblioteca a pedido de la maestra- solo espero que no sea nada malo- pensó pasando las puertas de vidrio del lugar buscando con la mirada a la mujer.

Pero mientras recorría los pasillos buscándola se encontró con una escena que no esperaba ver. Era Johann, estaba parado en frente de uno de los estantes con un libro entre sus manos, pero no cualquier libro, era el libro favorito de Chris, el mismo que utilizaba el mencionado para comunicarse con el escritor de los poemas, era imposible que no reconociera aquel libro, estaba seguro de que era ese. Escondiéndose en una esquina que le permita ver de cerca, el ojiverde observa cautelosamente al chico.

De pronto lo ve sacar un post-it verde de entre las hojas- Seguro ese es el que Chris dejo ayer- piensa el pelinegro, luego observa como Johann saca de entre sus cuadernos un post-it amarillo y lo coloca en el libro mientras guarda el de color verde en su bolso para poner el libro en el estante correspondiente, observando para ambos lados asegurándose de que nadie lo halla visto lo ve marcharse del lugar con una sonrisa- No puede ser- dice el cubano en un susurro luego de confirmar que el chico se ha ido y saliendo de su improvisado escondite- Johann es el escritor anónimo- pronuncia acercándose hacia el estante para asegurarse que se trate del mismo libro, y efectivamente, se trataba del libro de Taylor Caldwell.

Johann era el chico de los post-its.

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El oji-café recorría los salones de la universidad con una sonrisa victoriosa. Eso había sido más fácil de lo que pensaba, el estúpido ojiverde se había tragado el cuento de que él es el autor de los poemas.

- ¿Y entonces como te fue?- pregunta Richard, uno de sus compañeros de clase en cuanto lo ve llegar- supongo que muy bien a juzgar por esa sonrisa en tu cara- dice el dominicano.

- Mucho mejor que eso, el amiguito de Chris me vio dejando la nota en el libro y estoy seguro de que en este momento ya le esta contando quien es el que le envía esos estúpidos poemas de amor, ósea yo- dice con una sonrisa cínica - Por cierto gracias por lo del mensaje, el idiota cayó redondito en mi plan, aquí tienes lo que te prometí- dice entregándole un par de billetes al morocho.

- Gracias, la verdad es que no me siento muy bien haciendo esto Johann, no deberías hacerte pasar por otra persona y yo no debería ayudarte con eso, pero necesito el dinero- dice el dominicano con un tono de arrepentimiento en su voz.

- No me importa como te sientes Richard, si no quieres que les diga a todos que tienes por padre a un presidiario y que tu madre es una prostituta es mejor que te quedes callado, no tienes donde caerte muerto y yo puedo ayudarte con eso, no querrás tenerme como enemigo, así que mejor no me hagas enojar- exclama el castaño con un tono amenazante.

- Esta bien, como digas- dice Richard pasando saliva sintiéndose impotente, no podía llevarle la contraria al ecuatoriano- y no haz pensado que tal ves Joel se te puede adelantar y confesarle a Christopher que él es quien escribe esas notas-

- Joel es un cobarde, si antes no le dijo nada menos lo hará ahora, además el no sabe que es Christopher el que lee sus poemas. El muy idiota no sabe que el chico del que esta enamorado indirectamente le corresponde,y nunca lo sabrá. Chris es solo mío, el se merece a alguien como yo a su lado, haríamos la pareja perfecta, no como Joel que es un estúpido nerd que solo se dedica a escribir palabritas de amor para llamar la atención, si tengo que fingir que soy yo quien escribe esas porquerías lo haré con tal de tener a Chris conmigo- exclama Johann con una sonrisa malévola.