Prólogo

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Había imaginado esta situación en mi mente demasiadas veces como para contarlas con números humanamente conocidos; sus brazos alrededor de mi cintura sosteniéndome firmemente y apretándome contra su cuerpo como si no desease separarse de mí nunca, mis manos revolviendo libremente su cabello azabache , sus manos palpando, sintiendo...amando, sus labios luchando contra los míos por el dominio y el control, mis piernas separadas y el con una de sus piernas entre las mías acariciándome la entrepierna, incitándome a seguir.

Si bien el lugar no es el que te imaginarías ni en un millón de años para tener un momento de estos con tu novio, ¡por el amor de Dios! nos encontrábamos en una biblioteca en medio de la ciudad, las personas caminaban libremente alrededor del pequeño espacio entre el librero y la pared, donde nos encontrábamos, ajenos a todo el fuego que parecía querer explotar en mi interior y nuestros cuerpos desbordantes de lujuria.

Pero por más que lo deseaba no podía dejar que esto continuase.

-Jayden...espera solo un momento, no podemos hacer eso aquí con todas estas personas, nos podrían ver.-mascullé haciendo que nuestros labios se separasen y ambos aprovechando la oportunidad de retomar el aire que tanto nos había faltado durante esa intensa sesión de besos y toqueteos.

-Marcel...te conozco aun cuando crees que no me doy cuenta, ¿estás seguro de no querer hacer nada?-pregunto hundiendo su cara en la curva de mi cuello y dejando pequeños besos húmedos que me arrancaron un gemido por lo bajo.

-S-sí.

-No suenas muy seguro...que te parece si hago esto-dijo metiendo sus ásperas y frías manos por debajo de mi camiseta y acariciando mi abdomen provocando que soltara un gemido involuntario por los frías que estaban, haciéndome arquear la espalda para buscar más de su tacto haciéndome jadear, ¡mierda Marcel concéntrate!.

-Jayden, estamos en un lugar público-articulé tratando con todas mis fuerzas evitar soltar los gemidos que me provocaba este idiota.-n-no podemos mmm...seguir.

-Enserio?-pregunto haciéndose el inocente, sonriéndome de una manera pícara mientras sacaba su rostro de la curva de mi cuello y sus manos descendían lentas y tortuosas de mi abdomen hacia el botón de mi pantalón -¿ni siquiera si hago esto?

Sentí como su dedo índice jugaba con el botón de mi pantalón dándole ocasionales tirones hacia abajo y torturando con su boca la piel de mi cuello dejando chupetones por donde posaba sus labios sacándome varios jadeos combinados con algunos gemidos bajos.

-Vamos , o me vas a decir que no te excita esta situación?- dijo susurrándome al oído al mismo tiempo que desabrochaba el maldito botón y metía su mano dentro de mi pantalón acariciando por sobre la tela del bóxer, mi miembro excitado tanto por sus manoseos como por la adrenalina que me daba ser descubierto en esta peligrosa situación, produciéndome una fuerte corriente eléctrica que causo desastres en todo mi cuerpo. Me sentía a mí mismo perder la razón con todas sensaciones y caricias del chico frente a mío, como un abismo infinito esperando por engullirme y al mismo tiempo una correa magnética que parecía acortarse entre nuestros cuerpos, ya no estaba seguro de poder contenerme más.

Quería continuar ¡oh vaya que sí!, darle pase libre a hacer lo que le diese la gana con mi cuerpo ,a que nos uniéramos en un solo sin los prejuicios y las opiniones de los demás pisándonos los talones...

Y sucumbí ante mis deseos pecaminosos.

De un momento a otro mis pies ya no se encontraban tocando el suelo y su mano fuera de mi pantalón, en cambio mis piernas se encontraban alrededor de su cintura, reforzando el agarre de sus brazos alrededor de la mía, mis brazos alrededor de su cuello y mis labios besando los suyos con gula, junto con nuestros cuerpos restregándose con el contrario, buscando el calor ajeno.

Todo fue tan rápido que cuando me di cuenta mi espalda ya estaba chocando fuertemente contra una superficie dura aunque al mismo tiempo ligera y causando que mis ojos de abrieran con pánico, pero ya era muy tarde...

Un estruendo sonó alrededor de toda la biblioteca y el estante que antes bloqueaba mi vista del resto del edificio se encontraba en el suelo, los libros esparcidos por todas partes y mi cara más roja que un tomate culpa de la vergüenza. Rápidamente baje del cuerpo de Jayden y me quede de pie a su lado por un segundo mientras todos nos miraban en shock.

-Joder-masculló todavía con la respiración entrecortada.

Si, joder, porque a ti no te harían limpiar este desastre maldito idiota.

JODERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora