Capítulo 1.

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¡Hola lectoras! Que nervios, mi primera historia.. en fin, gracias por estar acá leyendo. Ojalá les guste. :)

Jensen debió suponer que algo malo sucedería cuando llegó media hora tarde al restaurante donde se vería con su novio Ian, y él aún estaba allí esperándole.

"Lo siento," Dijo Jensen, deslizándose en el asiento frente a su pareja. "Hubo un problema en el trabajo con las licencias de.."

"Detente," le contestó el otro hombre, alejando su botella de cerveza vacía. Sus ojos azules brillaban y su ceño estaba fruncido con enojo. Pero lucía igual de bello que el día en que se conocieron en aquel evento. Su manera de llevarse a si mismo le hizo quedarse sin aliento, tan elegante y divertido.

Jensen se quedo callado, aunque quisiera poder terminar de dar su explicación. Pero luego de apenas unos segundos continuó.

"Ian, "

"¿Sabes qué? " Ian no esperó por una respuesta, siguió hablando de todas formas. "Lo único peor a que me ignores por tener que trabajar, es que llegues a hablarme de trabajo, y ya que esas son las dos únicas cosas que haces, esto termina aquí. Sigo pensando que vale la pena porque eres apuesto, pero resulta que ni siquiera yo soy tan superficial para continuar solo por eso".

"Yo-"

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"Yo-"

"Pon eso en cualquiera que sea ese sistema de computación que tienes en tu cabeza en lugar de cerebro, verte lindo y mamármela no es suficiente para que este en una relación contigo. Puedes enviarme mis llaves por correo". Se paró tan rápido, que su silla quedo meciéndose, y se largó de allí.

Jensen quedó boquiabierto tras la escena ocurrida, parado con su brazo extendido, al haber intentado detener a Ian. Tras fallar, lentamente volvió a sentarse en su lugar, tratando de no ver a su al rededor para ver exactamente cuantas personas habían presenciado su humillación. Podía sentir su piel enrojecerse y quiso estallar en llamas allí mismo.

No tuvo tanta suerte. Su teléfono sonó, seguramente era su jefe queriendo saber si había incorporado los cambios de impuestos en el último contrato. Lo gracioso era que, Jensen había tratado desesperadamente de gustarle a Ian, y pensaba que su jefe era horrible e incluso así, él pasaba 80 horas en los últimos 10 días en el contrato que le había pedido que hiciera y tal vez solo 10 minutos hablando con Ian en un contexto que no fuera relacionado al sexo o en el proceso de vestirse para irse a la firma de abogados.

Soy un perdedor, pensó. Cuatro hombres, cuatro años, todos ellos eventualmente en completa rebelión ante su tendencia de ser adicto al trabajo. Aparentemente con lo único que podía contar era su deuda de préstamo estudiantil.

"Discúlpeme, señor", dijo el camarero, parándose a su lado. "¿Desea ordenar algo?

Jensen tiro del nudo de su corbata y negó con su cabeza. No estaba de humor para hablar, por lo que hizo la seña universal de 'la cuenta por favor' con su mano, sabiendo que así quedaba como un imbécil aún más, pero de nuevo, aparentemente no podía caer más bajo en ese departamento.

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