Capítulo 1.

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Como cada día que debía cursar, al llegar a la estación del metro donde se encontraba con sus mejores amigos, HoSeok se posicionó en su lugar habitual mientras escuchaba música desde su celular y los esperaba. Estos chicos siempre se retrasaban, cosa que lo agobiaba puesto que perdía el metro más vacío y debía subir a uno repleto de personas apuradas.
Para su mala suerte así fue otra vez, estos llegaron quince minutos tarde y tuvieron que viajar en uno completamente ajustado. Una mañana de mierda para Hoseok pero esto no iba a arruinarle la vida. Al llegar a su Instituto, lograría olvidar absolutamente todo ni bien comenzara a bailar.

Al siguiente día que le tocaba madrugar, caminó a la estación unos veinte minutos antes de lo normal; había decidido comenzar a viajar solo.
Inmerso en su música notó que la gente variaba a la de todos los días, pero no prestó demasiada atención ya que el metro llegó con el suficiente espacio dentro como para que HoSeok decidiera definitivamente comenzar a tomar ese.
Se mantuvo de esa manera por el resto de los días, siempre llegando al mismo horario y pudiendo aprovechar de viajar tranquilo, escuchando su música y practicando algún que otro concepto visto en sus clases mientras esperaba en la estación o viendo videos durante el recorrido.

Uno de esos días, y por mera casualidad, notó a un joven parado en una esquina. Este también se mantenía con sus auriculares pero a la inversa que HoSeok, sumamente quieto salvo por sus manos que de a momentos se movían. Estas parecían estar simulando espasmos ya que del estado inmovil saltaban a moverse en extraños tiempos. HoSeok observó sus manos fijamente, queriendo descifrar su ritmo, puesto que sus movimientos se intensificaban y le resultaba realmente interesante; vaya a saberse cuánto tiempo estuvo en ese modo que de pronto sintió una pesada mirada sobre su rostro, obligándole a ver directo a los ojos al portador de ese ritmo y quitandola al instante para intentar hacer como si nada. No había alcanzado a ver su rostro, pero sí logró sentir el escalofríos del rechazo.

HoSeok estudiaba danza, sería coreógrafo en sólo un poco más de un año, por ende, asoció el interés hacía el ritmo que marcaba ese chico por sus clases de apreciación musical, donde los tenían mucho rato marcando los distintos componentes de la música con sus manos y luego con su cuerpo. Pero no pensó mucho en eso, luego de un par de minutos ya lo había olvidado y se encontraba nuevamente inmerso en su música.

Hasta allí su dia iba todo perfecto como la mayoría de las veces, pero en sus cortos quince minutos de recreo entre clases (que algunas veces solían ser menos), caminó al baño donde necesitaba urgentemente un cambio de camiseta, puesto que su clase de popping lo había dejado demasiado empapado de sudor. Allí fue donde todo se alboroto: ingresando en aquél espacio se cruzó al que creyó reconocer como ese chico de la estación. Si estudiaba allí, ¿por qué nunca lo había visto? Hoseok era demasiado popular y sociable allí, pero muchas veces sí que era despistado con los rostros de las personas. ¿Eran compañeros? ¿O se estaba equivocando de persona?

-Oh, lo siento.
Alcanzó a decir, obtuviendo una cabeza asintiendo como respuesta más que suficiente al casi choque entre ambos.

Quedó desconcertado por ese encuentro y en su cabeza vino un recuerdo de repente; Él conocía tanto a los del tercer año como los de primero y sabía que ese chico no pertenecía a su misma carrera en otros años y mucho menos en su mismo curso, pero ahí estaba el punto: su instituto no era solo de danza sino también teatro y música, cosa que muchas veces dejaba de lado.
Las demás carreras no compartían pisos, así que, ¿qué hacía ese chico allí? ¿A qué rama pertenecía? Definitivamente se sintió mareado, pero al comenzar su siguiente clase volvió a dejar esos pensamientos de lado para sólo concentrarse en lo suyo.

Había algo que HoSeok amaba infinitamente y era estar allí dentro. Si bien pertenecía a distintos grupos y hacía más actividades, ese lugar era su segunda casa y pasaba más tiempo allí que en cualquier otro lugar del mundo. Ese era el motivo por el cuál dejaba todo de lado todo una vez inmerso en sus clases y entrenamientos. Y aunque era una persona que se consideraba realmente "feliz", le fascinaba esa sensación de olvidar el mundo para simplemente bailar.

Ese día debía regresar temprano por algunas tareas de su hogar. Ni bien terminaron sus clases, tomó sus cosas, se despidió de sus amigos que estos sí se quedarían y partió hacia el metro con bits ideales para bailar popping sonando en sus oídos, repasando tanto en su cabeza como en sus pies algunos de los ejercicios de floating que había aprendido ese día, eso sí, sin ser demasiado llamativo ya que no le quedaba tanta energía.

De repente las bocinas anunciaron una demora de quince minutos en el metro próximo, así que HoSeok tuvo que quitarse los audífonos para oír las palabras de esa mujer al micrófono. La mayoría de las personas se quejaron al instante, él solo suspiró pesado y miró hacia los lados prestando atención a todas las personas allí, que al menos la mitad de ellas tomaron sus bolsos y comenzaron a irse hacia otro medio de transporte. Nuestro protagonista no tenía apuro alguno en llegar a su casa, sus tareas podían esperar y al parecer era igual en otro caso de alguien allí en la estación: Ese chico también estaba allí y no tenía intenciones de irse como el resto. ¿A caso lo perseguia? Pensó entre risas y una sonrisa se amplió en su rostro viéndole, notando al instante que habían cruzado miradas por mera casualidad.

Por un momento se le ocurrió la idea de acercarse a hablarle, su naturaleza de ser humano sociable le atacaba en todo momento, pero notó al instante como el contacto visual entre ambos duró una milésima de segundo e incluso se sintió rechazado por aquel joven... otra vez.

Los minutos pasaban pero para HoSeok eran interminables, observaba el reloj de su muñeca cada menos de dos minutos, alternando su atención entre aquél dispositivo y ese chico a varios metros de él. ¿Por qué lo hacía? Estaba claro, otra vez este se encontraba jugando con sus manos y de a ratos su cabeza, siempre concentrado sobre la música de sus auriculares. Realmente le resultaba interesante notar que había más personas a las que poco le importaba el estar en público para sentir, apreciar y disfrutar la música así como él hacía.

El tren llegó y HoSeok logró regresar su atención solo a la música, dejando de lado nuevamente a ese chico. No solía reconocer la velocidad con la que ignoraba las cosas, pero así era siempre y todos se lo decían, aunque él era el único que no lo notaba.

Propositum [Art School] YoonSeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora