Carta No. 4

29 6 1
                                    

Jamás pensé que me sentiría tan bien, esa sensación de estar cubierta de sangre es tan reconfortante, ser yo quien les quitara la felicidad como me la quitaron a mi.

Llevo el cigarrillo a mis labios, expulso el humo mientras un sabor a menta inunda mi boca y reflexiono como tantas veces cuestioné a aquellos asesinos que cometían actos atroces con sus víctimas.

Ahora los comprendo, como estar cubierta de sangre me da paz interior. Lo admito me he convertido en lo que más odiaba antes, una asesina y no me arrepiento... Y nunca lo haré.

Me temerán, lo prometo.

L.C.

JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora