Capitulo 6

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-Si me encanta este lugar, siempre vengo cuando me quiero olvidar de todo...eres la primera persona a quién se lo enseño- Él se quedó mirándome a los ojos y yo pude ver mi reflejo brillar en su mirada. -Bueno...¿dondé nos habiámos quedado?
Una sonrisa se formó en mi rostro al recordarlo.
-Tu éstabas cerca...muy cerca.
Él se acercó a mi hasta quedar a escasos centimetros.
-¿A si?
-Si, y entonces ibas a...-

De pronto sentí sus labios rozar los míos, al principio me sorprendí un poco pero luego seguí el beso lentamente mientras pasé mis brazos alrededor de su cuello para acercarlo más a mi. El colocó una de sus manos en mi cuello y la otra en mi cintura. Quedámos pegados completamente. Sentí como mi respiración se alteraba y mi piel se erizaba al sentir sus manos. Cerré los ojos disfrutando del beso, en ese momento no me importaba nada más. Él, lentamente, me tumbó en la hierba quedando encima de mi sin dejar el beso ni un segundo. Yo subí mi mano a su mejilla, seguí besándolo lentamente. Me empezó a faltar el aire pero no quería dejar sus labios, eran tan suaves y tan dulces que podría quedarme así para siempre. Pero él se separó suavemente dejándome respirar. Me quedé mirandole sonrojada sin saber que decir.

-Bueno, ya es tarde, tenemos que volver-Dijo el rompiendo ese silencio.

Me acompañó a mi habitación. Me besó suavemente.

-Buenas noches, duerme bien-me dijo dulcemente

Entré en la habitación y cerré la puerta lentamente. Me tumbé boca arriba mirando al techo. Resoplé y me acordé lo de lo bien que me había sentado besar a Marc. Fue mágico. Podía sentir todavía mi corazón acerelado. Me levanté y fui al baño, me lavé la cara y vi mi reflejo en el espejo. Todavía tenía las mejillas sonrojadas. Volví a la cama y caí rendida. A los pocos segundos ya estaba completamente dormida.

Parecía que no hubiesen pasado ni cinco minutos cuando Marc entro en la habitación como un torbellino.

-Nos tenemos que ir-dijo acelerándose cada vez más en cada palabra.

Me incorporé, por un segundo no tuve ni idea de dondé estaba, según pasaba el tiempo me iba acordando de todo; de mi amnesia, de mis heridas, del beso con Marc...

-¿Qué pasa?-dije con un tono preocupante.
-Te lo contaré por el camino.

Me dio tiempo a lavarme la cara y cambiarme de camiseta. En menos de dos minutos ya estábamos los dos corriendo por los pasillos de aquel edificio, tuvimos que esquivar unos guardias pero conseguimos escapar.

El Secreto Entre Dos MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora