Perdonar y olvidar

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        Jueves, 3 de mayo de 2018 #2

            Querido diario

            Te tengo noticias realmente buenas, no sabes lo bien que me estoy sintiendo ahora mismo. Pero mejor voy al grano de una vez.

            Después de haber salido de mi resaca por la mañana, decidí levantarme de la cama para bajar a desayunar. Mi madre se encontraba ya preparando la comida, mientras que mi padre tomaba un café caliente y leía un libro. Les di los buenos días y ellos a su vez me dieron los buenos días también. Mamá me preguntó cómo había dormido, y le dije que bien, por no decir menos. Mis hermanos bajaron y se sentaron en la mesa antes que yo. Me dispuse a sentarme al lado de ellos, a la vez que mamá nos servía lo que había preparado. Durante la comida, mi padre me preguntó cómo me había ido estos últimos días con el trabajo de actos con fuego, y le contesté que más o menos, ya que hubo un leve decrecimiento en la demanda de estos últimamente. Se me hizo raro que no me preguntaran o me dijeran algo sobre lo que pasó ayer por la noche, pero pensé que probablemente ya sabrían de ello, y simplemente no querían hablar al respecto para no arruinar la mañana.

          Terminado el desayuno, tomé mis cosas y salí a la calle a realizar un nuevo acto con fuego que sería en una plaza, notificado con anterioridad por quién realizaría el evento. Estaba emocionado; adoro la adrenalina que recorre mi cuerpo al hacer estos actos, me hacen sentir vivo. Cuando llegué, el anfitrión del evento en particular me recibió y me indicó dónde sería el espectáculo. Lo seguí al centro del sitio, y me dispuse a comenzar con el susodicho. El acto que me pidieron realizar fue "Rosa blanca de pétalos quemados". A pesar de que no me gustaba este por la carga emocional que contenía, tenía que hacerlo de igual manera, o de lo contrario no me pagarían. Además, ya he hecho este unas cuantas veces previas a esta, y he empezado a manejarlo bien.

            Pero de pronto, al abrir mis ojos por un momento durante este, la vi a ella. La bella chica de ayer. Ahora recuerdo su nombre: Eva. No sé cómo llegó o si la habían invitado al evento (pues si no mal recuerdo ella vive lejos de esta plaza). Me tuve que tragar las ganas de llorar. Por esta razón no quería hacer este acto, por ella. No quería recordar el dolor que tuve que sufrir por mi poca fuerza de voluntad.

           Cuando el acto terminó, hice una reverencia y bajé del escenario. Ya lejos de la mirada del público, rompí a llorar. No podía creer que ella estaba aquí ¿Por qué aún me la sigo encontrando? ¿Qué quiere conmigo? ¿Por qué me anda buscando?¿Por qué no se quiere olvidar de mí? ¡¿POR QUÉ NO ME OLVIDO YO DE ELLA?!...Era lo que escuchaba en mi cabeza en aquel momento, mis pensamientos se habían vuelto exageradamente pesados. En fin; el anfitrión venia alegre, elogiándome por mi acto. Pero al verme llorar me preguntó qué pasaba, le contesté que era algo personal. Él entendió y me dio mi utilería, al mismo tiempo que me entregaba el pago por mi servicio. Me despedí de él, y me fui del lugar.

            Las lágrimas caían lentamente de mis ojos, no entendía lo que pasaba. Pero fue cuando estaba a media calle que la escuché, llamándome.¿Por qué no me dejas en paz? Fue lo primero que pensé. Seguí caminando sin mirar atrás. Pero aun así, ella consiguió alcanzarme. Cuando estaba a punto de correr lejos de su presencia, ella me tomó del brazo, pidiéndome que no me fuera,que ella necesitaba hablar conmigo. La miré a los ojos. Se veía tan bella de cerca, no hay quién se le compare. "Lars, no quiero que te sigas alejando de mí" Me dijo, mientras sus ojos celestes se humedecían "Te extraño". Mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas "Y yo a ti, osita". Me dio un abrazo, y comencé a sollozar mientras correspondía. "No sabes cuánto he tenido que sufrir al no tenerte a mi lado, Eva" le dije entre mis sollozos. Ella me soltó por un momento, y me miró a los ojos, los cuales irradiaban un arrepentimiento enorme. "Sé que aún te duele aquel día en la fiesta, Lars" me dijo"Pero sé que no fue tu intención lastimarme". Me quedé perplejo ¿Cómo sabía de aquel suceso? "No hay necesidad de lastimarte a ti mismo por ello" ella prosiguió "Fue algo fuerte, lo sé; pero yo estaba consciente de que fue por tu condición; y sé que, en el fondo, tú nunca le harías daño voluntariamente a los que quieres...". Y entonces, escuché las palabras que, aunque fueron pocas, pudieron cerrar la grieta que aquella culpa que alguna vez sufrí me había dejado desde hace un año "Te perdono". En mi rostro se dibujó una sonrisa, y las lágrimas ahora eran de alegría. La abracé otra vez, pero ella por un momento me alejó de sí, y entonces...me besó. Ella nunca había hecho eso. Era como si me dijese que ella sentía algo por mí, y no precisamente 'cosas de amigos'. Decidí corresponderle el beso, y debo admitir que fue uno de los mejores momentos de mi vida. Confesaré que también sentía algo por ella, pero nunca supe cómo expresárselo, y después del incidente mucho menos. Cuando dejamos de "compartir fluidos" -como suelo llamar a los besos- ella me miró a los ojos, y me dijo: "Hace mucho que quise decirte esto, y es que...Te amo". Me Sonrojé un poco. Joder, parecía que Gargolye se había ido de vacaciones o algo así, pues no sentía lujuria en mi cuerpo (y eso ya de por sí es un milagro). "Yo también te amo, pero nunca pude decírtelo de la forma adecuada".Como el día era aún joven, le pregunté"¿Te gustaría ir por algo de comer...conmigo?". Ella me contestó que sí, y me tomó de la mano.

            Me dieron una segunda oportunidad con ella, después de todo lo que he pasado. Un segundo intento, un nuevo comienzo para mí y para ella. Y esta vez, no permitiré que sea lastimada por cualquier cosa o persona, ni siquiera por mi misma persona. Esta vez, yo haré las cosas bien.

            Decidimos ir a un café que está a unas cuadras de mi casa, y el que suelo frecuentar cuando tengo tiempo libre después de mis actos. Ella ordenó un latte, y yo un chocolate caliente. Nos quedamos conversando sobre lo que habíamos hecho estos meses, ella me contaba de su carrera, y alguna que otra anécdota divertida de su vida. Caray, su voz era música para mis oídos, no quería interrumpirla. Cuando llegó lo que pedimos, nos dispusimos a tomar cada uno nuestras bebidas. Por un momento metí la mano en el bolsillo de mi campera, y saqué la rosa blanca que guardé el día antes del incidente la cual planeaba regalarle, pero perdí el chance; siempre la cuidé desde ese entonces, y me las había ingeniado para que no se marchitase. La mantuve conmigo siempre hasta entonces, en caso de que este día llegara. Mientras ella bebía su latte, le puse la flor en frente, mientras le decía: "Para ti, quería regalártela desde hace mucho, pero no tuve la oportunidad". Ella miró la flor,la tomó, y tiernamente la colocó en su pecho, como abrazándola."Gracias" me dijo "Yo también tengo algo para ti". Sacó Algo de un pequeño bolso que portaba de cinturón, y lo puso frente a mí. Era una flor morada, realmente bonita y saludable, como si hubiese sido recién cortada. La tomé, y la olí por un momento. Válgame el Cielo, su olor era embriagante. "Gracias, es muy bonita" Le dije "Y huele muy bien...Como tú~". Eva hizo una risita tierna por lo que dije. Modestia aparte, soy realmente bueno para romper el hielo en las conversaciones casuales, je je.

            Cuando terminamos de tomar nuestros cafés, le propuse a Eva llevarla a su casa. Ella accedió y la acompañé. Cuando llegamos ya estaba atardeciendo, y al tocar la puerta, nos recibió Vanessa, su madre. "Cariño ¿Por qué llegas a esta hora?" La señora le preguntó a Eva "Perdona mamá, es que había ido a tomar un café con mi amigo Lars" ella le contestó, y se movió para que la señora me viese. Me sentí algo nervioso, tenía miedo de que su madre reaccionara en mi contra (aunque suene paranoico, soy así). Pero en cambio, la señora me sonrió. "Ah, tú eres el famoso Drakka, ¿no? Mi hija me ha hablado mucho de ti" me dijo en un tono suave "Por lo que veo eres un buen chico ¿No has pensado en tener pareja? Diría que mi hija sería una gran candidata para ello". Me sonrojé un poco y coloqué mi mano tras mi cuello "¡Mamá!" dijo Eva, simulando estar enojada, mientras que su madre reía de forma suave. "Bueno, me tengo que ir; fue un gusto conocerla señora, y un placer haber pasado el rato contigo, Eva" les dije, y me fui del lugar.

            Al llegar a casa -después de pasar la reja que tenemos afuera-, mi padre me recibió en la puerta. "¿Por qué estás llegando a esta hora? Que yo sepa tú no llegas tan tarde" él me preguntó. "Perdón, había salido con una vieja amiga a tomar algo, y se me fue el tiempo" le contesté. Me miró con una sonrisa adivinando a quién me refería"¿Arreglaste las cosas con Eva?" dijo. Le contesté que sí, y que eso me había arrancado un gran peso de encima. "Estoy orgulloso, hijo" me dijo, y me dejó pasar. Mi madre me dijo que a la comida le faltaría más de lo previsto, y que esperase en mi habitación, donde ahora me encuentro escribiendo en ti, diario.

            En fin, ya me tengo que ir, mamá me está llamando para cenar. Gracias por escucharme

El Diario de AsmodeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora