Falsa fe

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        Miércoles, 9 de mayo de 2018

            Querido diario,

            Sé que siempre te cuento todos mis secretos y relaciones pues te considero confiable, pero hice mal en no decirte esto, y es que: Yo no tengo religión. No practico culto alguno ni tengo creencias espirituales concretas. Tampoco soy ateo, aunque tengo mi forma lógica de pensar sobre algunas situaciones, también tengo una visión más espiritual en algunas cosas. Pero cada quien es libre de creer en lo que le plazca y nadie tiene derecho a juzgarlo por ello en esta tierra.

            Mi madre por su lado es cristiana, y yo lo respeto. Siempre acepté sus costumbres y actividades. Ella es respetuosa con la religión ajena, incluso una vez vi que ella había colaborado con un acto artístico en un evento donde la mayoría de integrantes eran personas de la religión judía. Por eso siempre decidí en seguir su ejemplo pues considero que todos, sin importar nuestras mentalidades, pensamientos, ideologías y preferencias, merecemos respeto. Mi padre, por su lado, tampoco tiene religión, pero quiere a mi madre tal y como es. Je je, creo que esta característica la heredé de él.

            Y otra cosa personal que, aunque ya te la he confesado con anterioridad pero no me da pena de recalcar, es que soy bisexual. No tanto por el hecho de que Gargolye me obliga a tener relaciones con mujeres y con hombres por igual, sino que simplemente me siento atraído espontáneamente hacia otros muchachos. Años atrás le conté de esto a Eva, y ella lo tomó como algo normal (y aún lo hace), pues me dijo que tenía un compañero de clases que era así, y siempre se llevó bien con él. Aun así, como ya estoy en una relación amorosa en serio, Gargolye ya no se manifiesta físicamente cuando veo a personas realmente atractivas -descartando el hecho de cuál sea su género-, sino que ahora lo hace cuando estoy durmiendo, donde ella hace de las suyas, usando el recuerdo de estas personas para hacerme tener sueños eróticos, algunos incluso se vuelven incómodos –de los que tengo recuento, claro. Yo no voy a pelear más con ella, que haga con mis sueños lo que se le dé la gana, al fin y al cabo siempre me olvido de ellos, solo puedo alcanzar a recordar algunos, pero pocas partes de estos. Mientras no arruine mi relación con Eva, que haga lo que se le cante, no me interesa.

            Pero tal vez me preguntes ¿Qué tienen que ver estas dos cosas en lo que me vas a contar -la religión y mi distinción sexual-? Simple: Hazte la idea de que estos dos son ingredientes para preparar una comida. Ahora, imagina que el producto final es una persona en sí, y dependiendo de la calidad de estos puede haber solo un resultado: O te sale algo realmente sabroso, o te sale un desastre. Y de lo último es de lo que te vengo a narrar ahora:

            Después de que me dieron de alta en el hospital, decidí volver a casa. Mis padres al verme llegarme recibieron felices, mi madre me abrazó fuertemente, más de lo que acostumbra; claramente estuvo preocupada por mí. Mi padre me preguntó cómo había estado en el hospital, y le dije que me habían tratado muy bien. Entonces decidí que ya era hora de contarles lo sucedido el día en que me apuñaló (literal y metafóricamente) aquel a quien antes consideré un amigo. Me quedé a solas con ellos en mi cuarto, y les pedí a Andri y a Anthony que se quedasen fuera mientras hablaba con mamá y papá. Entonces les dije todo, la visita que le hice a Richard, el "reencuentro" que tuve con Larcen, la pelea, etc. Intenté no perder ni un detalle de lo que ocurrió aquella tarde. Mis padres después de haber escuchado toda la cosa, se me quedaron viendo un rato, se miraron a las caras por un momento, y me volvieron a ver. Estaba asustado, tenía miedo de que estuvieran enojados conmigo, no quería que mis padres se vinieran en mi contra. Pero en cambio, se tomaron un respiro, y entonces me contestaron que lo que hice, aunque sí estuvo mal, fue inevitable. Me dijeron que cuando les presenté a Larcen cuando éramos pequeños, tenían un mal presentimiento sobre él. No tanto el hecho devenir de una familia disfuncional, sino algo más. Pero curiosamente me hablaban de ello como si ya hubieran hecho tacto con dicha familia antes. Era raro, pero consideré mejor no darle mucha cuerda a la cuestión.

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