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Oh Dios mío, le había clavado un cuchillo a alguien. No solo era alguien, era Alex, el nuevo chico sexy de intercambio, el cual también era un gran psicópata por intentar colarse en mi casa. Bueno, qué digo intentar, ¡Lo había hecho! y no solo eso, ¿qué coño hacía en mi cama, conmigo?

Quiero llorar. Seguro que si mi amiga me escuchase decir eso me golpearía pero joder, por muy guapo que sea no puede hacer eso. 

Escuché un gruñido proveniente de Alex. Mierda, con mis pensamientos se me había olvidado el panorama. ¿Y ahora que hago?

-¿Se puede saber qué demonios haces en mi casa?-le pregunté.

-¿Enserio crees que eso es lo más importante ahora?-dijo mientras gruñía de dolor.

-Deja que te ayude.-me acerqué para sacarle el cuchillo del brazo.

Él había sido más rápido que yo y ya se había sacado el arma. Su brazo estaba lleno de sangre, salía tanta sangre que formó un charco en el suelo. Comencé a asustarme demasiado, ¿y si se moría? Todo sería mi culpa, iría a la cárcel acababa de cumplir los 18. 

-Dios mío tenemos que llamar a una ambulancia enseguida.- dije buscando mi móvil.

-¡No!- gritó él. 

Pegué un bote en el sitio del susto.

-Tranquila no me duele.-le miré horrorizada. ¿Cómo podía decir que no le dolía?-enserio.-dijo para calmarme.

Él se sacó su camiseta y la usó para cubrir su brazo y hacer que la sangre dejase de salir. 

-¿Enserio era eso necesario?-pregunté. No tenía por qué sacarse la camiseta, podía haberme pedido una toalla o algo.

-Sé que te está gustando, así que no te hagas la dura.

Pero vamos a ver, ¿este quién se ha creído que es? ¿Christian Grey? Pues no. Estaba mejor que él. Mierda. Contrólate Sam. 

-¿Vas a denunciarme?

-Debería. Podría haber muerto.

-¿Y tú que hacías en mi casa? A estas horas. En mi cama. Conmigo. ¿Qué quieres que te denuncie por allanamiento de morada? 

-Ehmm.- se rascó la nuca.- Creo que debería irme. 

-¿Irte? ¿Dónde a seguir allanando casas?- reí sarcástica.

Hizo una mueca. 

-A urgencias, podría infectarse la herida. Y ahora que lo dices me ha dolido bastante. Eres un poco agresiva.

-¿Agresiva yo? Si quieres dejo que entre quien sea en mi casa y me robe o me viole. Tendré que defenderme.-dije con ironía. 

-¿Era la primera vez que usabas un cuchillo?

-Si.-tragué saliva.-¿Cómo lo has sabido?

Tenía un cuchillo debajo de mi almohada porque odiaba sentirme desprotegida.

-Porque no me has apuntado a un lugar vital. Deberías haber atacado en el cuello o en el corazón.

Admito que su inteligencia me asombraba. Bueno, a ver, tampoco es que haya que ser muy listo para saberlo pero en ese momento no lo pensé.

-¿No habrás matado tu a alguien antes verdad? Sabes mucho de ese tema. 

Él se limitó a reír. Sin cesar. No paraba. 

Parecía que lo que le había preguntado le recordaba a un momento en particular. ¿Y si en realidad si lo había hecho? 

-Responde.- dije seria revolviéndome en mi sitio.

-¿Y si es así qué?-dijo acercándose a mi.

Retrocedí hasta chocar contra la puerta de mi habitación. Él seguía avanzando hacia mi. Busqué con mi mano el pomo de la puerta para salir corriendo escaleras abajo pero no podía, no lo encontraba.

Él agarró mi mano y me dijo en el oído: Solo bromeaba.

Y estalló en una carcajada.

-Tenías que haberte visto intentando buscar el pomo. Que ridícula te veías. 

En ese momento se me quedó una cara de tonta que no era normal. Haber, el acosador se cuela en mi casa, se mete en mi cama y encima de que no le denuncio me insulta y se ríe de mi.  Esto es el la gota que colma el vaso. Y vale que yo le haya apuñalado pero él se lo había buscado y creo que necesita más de uno el tonto.

Mi cara se puso roja de ira.

-¡Fuera de mi casa!-grité empujándolo hasta la puerta.-Ya te llegará mi denuncia.

-¿Qué? ¿Qué hablas? Sam estaba bromeando. ¡Sam!

Me fijé en que su brazo ya no sangraba. Que raro, le había apuñalado muy fuerte. 

Tiré de su camiseta la cual estaba enroscada en su hombro y cuando la conseguí quitar su herida quedó al descubierto.

Él se giró bruscamente y me lanzó una mirada llena de seriedad.  Había miedo en su mirada.

-¿Por por por...?-empecé a tartamudear.

Él intentó irse de casa pero le agarré del brazo y se lo impedí. Se giró y me miró.

-¡¿Por qué ha desaparecido tu herida?!

Estaba asustada, no entendía nada. ¿Quién era este chico?

Las lágrimas salían solas de mis ojos. Tenía miedo. Había un desconocido en mi casa y pasaban cosas muy raras. ¿Por qué me pasaba esto a mi?

Él intentó secarme una lágrima con su pulgar. Al sentir su dedo en mi mejilla me estremecí y retrocedí unos pasos. 

Él suspiró.

-No pensaba que esto pasaría.-dijo rompiendo el silencio incómodo.-Joder no pensaba que fueses a apuñalarme.

Le miré con los ojos llorosos y la vista borrosa. Estaba dando vueltas por el hall de mi casa hasta que paró y me miró.  

Volví a estremecerme.

-Si quieres matarme hazlo ahora.-dije cerrando los ojos y temblando cuando vi que se acercaba.

-No voy a matarte. No quiero hacerte daño.

-Dime qué eres para que sepa que puedo confiar en ti.

Nuestras miradas seguían conectadas, puso sus dos manos en mis mejillas. 

-Un vampiro.

-¿Vampiro?

Comencé a analizarle bien. Tenía la piel extremadamente pálida, su piel era mu fría, se había curado rápidamente.

-Siento tener que hacer esto pero así no es como tenían que suceder las cosas esta noche.

-¿De qué estás hablando?

Volvió a fijar sus ojos en los míos y comenzó a recitar unas frases:

-Vas a olvidar que me has visto hoy en tu casa y que me has atacado, volverás a tu cama y te despertarás sin recordar nada.

Dicho esto desapareció por la puerta principal a la velocidad del rayo.

Me quedé en el salón plantada, en shock y sin recordar lo que había pasado.

Solo sabía que estaba enfrente de la puerta de mi casa, abierta de par en par, el viento azotaba mi cara y mi cuerpo cubierto por mi pijama. 

Cerré la puerta y volví a mi habitación sin saber muy bien qué había pasado. Quizás era sonánbula.

¿Mi Novio Un Vampiro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora