Prefacio

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Hoseok y Yoongi eran una relación bastante estable, aunque dentro de lo bueno también cabía lo malo.

Ambos se conocieron en la universidad, diferentes carreras, misma escuela. Con amigos en común llegaron a conocerse dentro de un bar nocturno donde establecieron una amistad inmediata a pesar de tener personalidades distintas. Mientras Hoseok era el sol, Yoongi era la luna. Pronto, comenzaron a salir más seguido, ya sin la compañía de sus amigos, reían, compartían tardes e incluso apasionadas noches donde se entregaban el uno al otro sin pudor. No se podían negar las discusiones, los celos, los gritos; nada que unos cariñitos no arreglara.

Si bien, Hoseok -antes de conocer a Yoongi- era un chico recolectando amor de boca en boca. Todos buscaban en él un polvo rápido antes de los exámenes finales o entregas de trabajo. Ya varios habían advertido a Yoongi acerca de la artimaña que tenía por pareja pero el rubio hizo oídos sordos prefiriendo seguir con aventura amorosa pues Hoseok era una persona diferente a la que todos describían. Era atento, cariñoso, detallista, eso sin contar el semental en el que se convertía bajo las sábanas.

Hobi era su todo. Incluso había comenzado a pensar en un futuro a largo plazo en su compañía arriesgando olvidar su campo laboral que su hermano mayor le ofrecía lejos de la ciudad, lejos de su amado.

No podía negar que dentro de su mundo, la burbuja explotaría en cualquier momento. Ya había visto al pelirojo besando a chicos detrás de la universidad o en un callejón oscuro de la ciudad y creía -con estupidez- que quizá aquel pequeño ser necesitaba tiempo para alejarse de los placeres carnales antes de mantener una relación formal, era por ello que hacía la vista gorda cuando sentía su corazón crujir.

Hasta ese día.

Yoongi volvía de sus clases de química más temprano porque el profesor tenía un dolor estomacal. Aprovechó para sorprender a su pareja con un hermoso ramo de rosas rojas pues le encantaba ver las encías de su compañero del alma con aquella muestra de afecto.

Quitó el seguro de la puerta abriendo con sutileza. Una oscuridad lo rodeó tan rápido, obligándolo a parpadear para acostumbrarse. Se quitó los zapatos para no hacer tanto ruido arrepintiéndose dos segundos después tras escuchar un ligero eco perturbando sus oídos. Ligeros gemidos se expandían de su habitación hasta golpearlo como un tren en las mejillas. Curioso, comenzó a subir las escaleras de dos en dos con el corazón martilleando su cabeza, el frío calándose por sus huesos, erizando los bellos de su nuca al escuchar el placer que Hoseok obtenía con descaro hacia Yoongi.

Observó el pomo de la puerta por un segundo. Se tomó un momento para abatir las impurezas de su mente, buscando una buena excusa ante las cartas expuestas frente a él. Hoseok debería sentirse solo o quizá estaba buscando su propio placer pensando en él.

-Ian...

El nombre retumbó claro en su mente, atravesado por una flecha ardiente por el pecho logrando arrancar su corazón sin anestesia.

Giró el pomo caliente bajo su piel abriendo la puerta de par en par, azotando la pobre madera vieja sobre su pared, listo para prepararse ante lo que sus ojos veían.

Su amor, su adorado, su vida, su todo estaba siendo follado por Ian, el mariscal de la universidad, aquél chico del que tanto le había comentado su repulsión hacia su egocentrismo, lo odiaba y Hoseok lo sabía. Ambos con las mejillas coloradas ya sea por vergüenza o placer, con la frente perlada, las respiraciones agitadas por el miedo o satisfacción.

Yoongi estaba tan perplejo, furioso que no podía sentir las espinas del ramo enterrándose en su piel. Era el colmo.

Hoseok saltó de la cama cubriéndose listo para dar una explicación pero se detuvo cuando un ardiente fuego se expandió por su mejilla tras una bofetada. Sus ojos brillaron ante el rostro descompuesto de Yoongi.

-Bebé...

-Quiero que se larguen de mi casa... ¡AHORA!

Rugió con todas sus fuerzas. Su garganta dolía, sus piernas temblaban, comenzaba a hiperventilar si no fuera por el idiota de Ian tratando de vestirse lo más rápido posible, tropezando en el intento. El pelirrojo notó el ramo sacudiendose por la rabia en manos de su amor y supo que estaba siendo el peor bastardo del mundo.

-Déjame explicarte, bebé.

-No hay nada que explicar. Se nota a leguas que estabas teniendo una increíble sesión de sexo con éste bastardo.

No iba a llorar porque aquél pálido pelirrojo no lo ameritaba, no merecía sus patéticas lágrimas. Después de todo, las advertencias eran ciertas. Jung Hoseok había resultado ser el puto del que media universidad hablaba. Se sentía ridículo creyendo que lo haría cambiar, que seria diferente. Hoseok no tenía la culpa de ser un andromaniatico, pero vamos, podía al menos ser discreto evitandole escenas de ese tipo.

-Aposté por ti, Hoseok... ¿Y así me pagas?

-Es que no entiendes...

-¡¿QUÉ NO ENTIENDO?! ¿QUE SIENTAS DESEOS POR FOLLARTE A DOS AL DÍA?!

Las malditas lágrimas comenzaban a nublarle la vista, agradeciendo que la imagen de un Hoseok arrepentido frustrara sus arranques de furia.

-Te amo, Yoongi.... te amo más que a nadie.

El rubio escuchó una ligera risa de Ian y eso quemó más las entrañas. Estaba siendo incluso la burla para un desconocido.

-Estoy arrepentido de amarte, Hoseok. No sabes cuánto. Adiós.

Hoseok iba a decir algo pero Yoongi lo tomó fuertemente del brazo halando de él hasta sacarlo fuera de su departamento importandole poco si estaba cubierto solo con su sábana. Mejor aún, así no tendría que quemarla. Ian se escurrió por la puerta para detener un taxi y subir en él junto al pelirrojo. Aprovechó la ventana abierta para lanzarle las últimas rosas que compraría a alguien en su jodida vida.

¡Qué desgracia!

Estaba viendo a los destructores de su felicidad partir en un taxi anhelando a segundos la presencia de su amado chico para consolarlo más ahora, se acostumbraría a vivir sin él. Borraría la palabra amor de su corazón para comenzar a construir una barrera.

Estaba hecho.

Acabado.

Qué tristeza.





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N/A: Disculpen los horrores de ortografía.

He vuelto con otro Yoonseok super sad.

Lxs amo ♡

NUESTRA HIJA【YOONSEOK】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora