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Desnudos, bajo las sábanas, Jimin y Jungkook compartían caricias cálidas.

Era la primera vez que Jungkook se sentía como en casa entre los brazos de un chico que apenas conoció unos meses. El rubio siempre lo quiso, cuidaba de él, se preocupaba por su bienestar, escuchó su triste historia en el horfanato, cuidó de sus pesadillas nocturnas entre mimos y besos. Se entregó a él y nunca antes deseó tanto a alguien con tanta intensidad como para ser uno sobre la cama, el sofá, la cocina, el baño, su coche... Ahora todo le recordaría a su pequeño mochi de vainilla como solía llamarlo.

Jimin por otro lado, estaba perdidamente enfermo de amor por el grandulón castaño que tenía sobre él cada segundo y ahora, repartía pequeños besos por su rostro. Sentía amado, deseado, todo lo que buscas en una pareja sentimental.

El rubio sonrió cuando Jungkook pasó su dedo índice sobre la nariz propia, provocándole que arrugara la nariz por las cosquillas.

—¿Puedo decirte algo?

—Dispara, grandulón.

Jungkook sonrió.

—Sé que ha pasado poco tiempo desde que nos conocimos, pero yo realmente siento que te amo y deseo un futuro contigo, mi amor. Parece que te conociera desde hace mucho tiempo, siento que eres mi alma gemela, mi otra mitad.

Jimin se quedó en silencio un momento analizando las palabras del mayor sin apartar los ojos del contrario.

—No huyas de mí, por favor... Olvida lo que dije.

Sus brazos se aferraron al cuerpo delgado del rubio.

Jimin levantó sus manos para atrapar el rostro de Jungkook y hacer que lo viera a los ojos.

—Hey... No voy a huir. Nunca lo haré ¿Entiendes?— El castaño asintió. —Estoy consciente de que ha sido poco tiempo entre nosostros, pero también te amo.

Jimin sonríe y unen sus labios en un beso apasionado, lento y cargado de amor. Ambos estaban en la misma sinfonía. Sus corazones latían a la par.

—Jungkook... Agradezco mucho el hecho de que me hayas dejado formar parte de tu pasado. Ha sido muy duro para ti vivir solo.

—Eso no importa ya, ahora te tengo a ti.

Jimin sintió que era el momento para hacer un movimiento.

—Yo sé que no importa, aunque siempre he tenido curiosidad de preguntarte algo...

—Sé cual es la pregunta y la respuesta es no.

—Pero, cariño... ¿Qué tal si tus padres han estado buscándote todo este tiempo?

—¿Buscarme? ¿Después de abandonarme a mi suerte? No lo creo. Sólo de pensar en ello me pone furioso.

Jimin se acurrucó más sobre el pecho de Jungkook tratando de calmar su rencor.

—¿Sabes? Yo no debo contarte esto, pero los señores Kim están pasando por una situación muy difícil. Ellos solo han tenido una oportunidad para tener hijos y el único les ha sido apartado del calor de sus brazos. Desde que su bebé nació, se los arrancaron de los brazos y nunca se han rendido en la búsqueda de su hijo.

Jungkook cerró los ojos con fuerza.

Una vez más, sintió un destello tibio en el pecho. Sonaba egoísta pero desdaba ser el hijo perdido de los señores Kim. Ellos eran personas con un corazón enorme lleno de amor.

—Ellos no merecen ese tipo de dolor, Jimin.

—Qué irónico ¿No? ¿Te gustaría que los señores Kim fuesen tus padres?

NUESTRA HIJA【YOONSEOK】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora