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  Eran aproximadamente las dos de la mañana cuando Yoongi estacionó su auto frente a uno de los departamentos privados de Seúl. Justo en uno de esos edificios lujosos vivía Joy, su actual "pareja". Lo ponía entre comillas porque estaba dando un paso importante en su vida, la quería mucho, estuvo en sus picadas hacia su agujero negro, cuando la bebida se transformó en su amante, cuando comenzaba a hacerse adicto a los pensamientos suicidas después de Hoseok. Le debía mucho a aquella chica, misma que sin importar la hora el lugar corría hacia él para abrazarlo, decirle que todo estaría bien y que se olvidara de su tortuoso pasado con una taza de café. Joy era el ideal de novia, siempre sonriente, sexy, inteligente y muy buena en la cama, comprensiva. Si seguía viviendo era gracias a ella.

  Caminaban tomados de la mano, recordando entre risas el ridículo que hizo Jin mientras bailaba en la pista junto al pequeño Jimin. Fue una noche divertida, como siempre. Alcohol, música, baile.

  Ambos se detuvieron frente a la puerta marcada en una placa dorada con el número 34, mientras Joy buscaba sus llaves en el bolso colgando sobre su hombro. Yoongi pudo notar que entre sus llaves colgaba una pequeña imagen de ambos cuando visitaron Daegu, su ciudad natal.

-¡Oh! Sacaste una foto de nosotros- Dijo tomando las llaves de entre sus manos.

Joy sonrió encendiendo las luces de su departamento.

-Sí. No pude evitarlo. Esas sonrisas tuyas se dan cada mil años.

Yoongi sonrió.

-Y dan muy buena suerte.

  La chica se acercó a su novio colgando sus brazos delgados sobre el cuello del pelinegro. Con los tacones ella parecía algunos centímetros más alta, aunque ése no era un problema.

  Yoongi abrazó su cintura, mientras levantaba el rostro listo para una buena dosis de besos candentes.

  Y así fue. Yoongi introdujo su lengua en la cavidad de Joy, disfrutando del sabor a cerveza, acariciando las curvas de su chica, moldeando sus nalgas para meterlas bajo su vestido rojo haciéndola gemir entre besos. Una sensación caliente comenzaba a abrumarlo, su miembro se puso rígido, deseoso de dar un paso más, de perderse entre el placer de sus cuerpo por ello condujo a la chica hacia su pequeña cama donde fornicaron como animales en celo.


[***]



  Despertó con el sonido de su alarma. Eran apenas las siete de la mañana, faltaban tres horas para que el invernadero abriera sus puertas, por tal motivo decidió colocarse su ropa a rastras, deseando quedarse más tiempo entre los brazos de Joy.

  Cuando estuvo listo, observó el rostro pacífico de ella. Inclinándose un poco, apartó algunos mechones que bloqueaban su vista. Se acercó lo suficiente para tomar uno de sus labios entre sus dientes apretándolo cada vez con más fuerza.

-¡Auch!

Yoongi sonrió.

-Ya me tengo que ir, hermosa.

-No... quédate otro rato- Sin abrir los ojos atinó en abrazar su cuerpo para llevarlo de vuelta a la cama.

-No puedo, aún es sábado, tengo que abrir Fresia.

  Joy abrió los ojos con lentitud, disfrutando la forma en que el sol bordeaba el rostro de Yoongi haciéndolo ver tan hermoso.

-Está bien. Anda- Sonrió ganándose un delicioso beso de despedida.

-¿Te hablo para almorzar?

-No lo creo, hoy tendré una junta de mi jefe, espero estar metida en su aula hasta tarde- Rodó los ojos. Alzó la mano para acariciar una de las mejillas del pelinegro.

NUESTRA HIJA【YOONSEOK】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora