“Nos dijimos tantas veces adiós
que despedirnos
significaba reinventar un reencuentro.
Era un precio con vista al mar,
y yo me hice adicto a las alturas
desde que la contemplé precipitarse sobre mí
desde del punto más alto de un sueño.
Era una espalda magullada
que desprendía felicidad al desplegarse,
quizá por eso me adherí a ella:
era ese punto exacto de felicidad
que tiene la tristeza
y que nunca se encuentra.
Pero, entonces, ella.
La última primera vez que la vi
estaba de espaldas
-cómo no,
ella siempre por delante del mundo,
y me tembló cada huella.
Se giró
y con ella mis palabras,
y nos abrazamos,
como se abraza un niño al peluche
que le salva cada noche de las pesadillas,
como se abraza un cuerpo llovido y frío
a otro que le espera lleno de mantas,
como se abrazan dos almas cansadas
que sólo necesitan que sus huesos choquen.
Estaba tan guapa,
tan guapa como la primera vez,
tan guapa como los finales tristes
que terminan con un beso,
como esas tormentas que te ahogan
si no te mojan,
tan guapa
como esas mujeres que
-por fortuna o por desgracia-
son para toda la vida.
Sueño tanto con ella
que verla es como seguir dormido.
Ella caminaba
y decía que los ayeres
nunca podrían convertirse en mañanas;
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"eternamente"
PuisiSiempre se piensas y se callan cosas para decir y aveces un papel y tinta es lo que se necesita para plasmar y expresar todo eso que se quiere decir...