Capitulo 9 - Decisión

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4:30 am 

Agarro una vela de la cocina que se utiliza en caso de emergencia y la prendo, dejándola parada en la pequeña mesa de madera yacente en mi cocina

Agarro la nota escrita a mano por mi y la pego con cinta en todo el centro de la pared, para lugar rezar en voz baja el Ave Maria y correr nuevamente hacia los cuartos.

Abro con cuidado la puerta del cuarto de mi madre, quien se encuentra profundamente dormida, acurrucando a mi querido hermano Jack en sus brazos, impidiendo que se mueva o que algo o alguien lo lastime.

Aquel sentimiento de protección y resguardo es único.

Mis manos se elevan a mi cuello, para poder quitarme el collar que poseo desde pequeña, el cual me regalo mis padre, hace mucho tiempo, apenas nacer, antes de que se lo llevaran preso injustamente, solo por querer un país libre...

Es un collar muy bonito de fantasía, de una delicada cadena de oro brillante, y de adorno una pequeña flor durada con toques morada muy claros


«Mi pequeña orquídea»


Inclino mi cuerpo un poco, para poder dejar reposar el collar en los pies de la cama y luego acariciar los largos cabellos de mi madre


«Tal vez no la vuelvas a ver»


Antes de que las lagrimas caigan de mis ojos, corro de vuelta a la cocina, e inspecciono cada detalle de esta, intentando hallar el lugar donde mi madre esconde las tijeras y cuchillos.

Al ver un cajón de cocina que se ve a simple vista manipulado, camino hacia el, abriéndolo apresurada y saco el cuchillo mas filoso que encuentro


«Es por mi bien»


Agarro un espejo de viaje y lo recuesto sobre la pared, cerca de las llamas de la vela, para luego agarrar un puñado de mi cabello y respirar profundo, y sin mirar atrás, corto el puñado de cabello a la altura de mis hombros


«No te pueden reconocer»


«Te podrían matar»


Corto el resto de mi cabello, mirando como aquellos mechones oscuros decoran la cerámica del lugar, esparciéndose sobre ella.

No me preocupo por recoger mi desorden, recogen lo que me queda de cabello y lo enrollo en una improvisada cebolla para caminar esta vez a mi cuarto, donde el abrir el closet descubro guindando de un gancho, el vestuario de una Guarimbera


«Mi vestuario»


«Mi identidad de ahora en adelante»


Deslizo el pantalón negro por mis piernas delgadas, para luego deslizar mi camisa sin mangas por los brazos, ato con fuerza los cordones de mis zapatos deportivos negros, y como ultimo detalle, saco del fondo del closet un Hiyab de color amarillo  transparente, que al ponérmelo cubre mi pelo y gran parte de mi cara, excepto los ojos, como si se tratara de un pañuelo.

Cierro la puerta de mi habitación con cuidado, para luego caminar por el pasillo y llegar a la sala, donde agarro una mochila  con todo lo necesario adentro.

Agarro las llaves de forma sigilosa y la introduzco en la cerradura de la puerta, para abrirla y cerrarla con cuidado, miro hacia arriba, y veo que el sol todavía no ha salido de su sueño, pero si veo a unas cuantas personas caminado con rapidez y sigilo.


«Es la hora»


Hoy me atrevo a gritar por lo alto.

Hoy dejo el miedo a un lado.

Hoy me convierto no solo en una Guarimbera, sino en una Libertadora.


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⏰ Última actualización: May 13, 2018 ⏰

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