Somos padres.

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Siendo viernes, Naruto se encontraba leyendo algunos documentos en cama. Ya era tarde y Sasuke volvía de una misión, procuraba que fueran cortas para pasar tiempo con Naruto quien ya contaba con ocho meses y dos semanas de embarazo, sus gemelos estaban prontos a nacer y por supuesto que mantenían a Naruto en cama la mayor parte del tiempo por el peso que conllevaba. Sin embargo era una sensación muy dulce y cada que podía hacía ejercicios a su medida.

Naruto se levanto de la cama, tenía un deseo incontrolable por jitomates. Detestaba ese antojo ya que las verduras no eran lo suyo y al parecer sus bebés eran igual que su padre. Al inclinarse tan solo un poco para abrir el refrigerador una extraña sensación recorrió sus piernas, miró al piso y casi estalla del susto o vergüenza; su fuente se había roto.

-Oh no... ¡Les faltan dos semanas, no sean desconsiderados! ¡Auch! -Las contracciones llegaron de repente y tiraron a Naruto al suelo. -Demonios... ¡Sarada, Boruto vengan de inmediato! -Ambos chicos apresurados, encontraron a Naruto quien respiraba una y otra vez.

-¿Papá, qué pasa? -Boruto no entendía la situación, más solo pensaba que su papá exageraba.

-¿Qué no lo ves tonto? Está a punto de dar a luz. -Pareció que a Boruto se le bajó el azúcar al escuchar a Sarada. -Le avisaré a mi mamá para que tenga todo listo; llama a mi papá para que venga de inmediato.

Boruto tomó el teléfono de su padre y llamó a Sasuke, solo sonaba y sonaba pero no contestaba. Mientras Naruto solo gemía de dolor y el pobre solo lloraba internamente porque no sabía qué hacer.

-¿No contesta? ¡Ahhhhhh!

-¿Qué hago, qué hago, qué hago? -Boruto estaba a punto de jalarse el cabello- ¡Ya sé! Buscaré ayuda... espera aquí papá prometo que no tardaré.

Y dicho esto salió corriendo de la casa y claro, no se detuvo a preguntar cómo se sentía su padre ni del dolor agonizante que estaba experimentando. Se quedó solo unos 5 minutos que parecieron eternos hasta que alguien entro por la puerta, por suerte era justo a quien necesitaba en esos momentos.

-¿Naruto? -Sasuke había entrado por la puerta principal y cuando escuchó los gritos que venían de la cocina soltó todas las cosas para bebés que había comprado y fue a ayudar a su esposo- ¿QUÉ SUCEDIÓ?

-¡Me gusta gritar y solo llamar la atención! ¿PUES QUÉ MÁS PUEDE SER? ¡LOS NIÑOS YA VIENEN EN CAMINO MALDICIÓN! ¡Esto duele! ¡Sacalos!

-¿COMO QUE YA VIENEN EN CAMINO? ¡TE FALTAN DOS SEMANAS!

-¡PREGUNTALES A ELLOS! ¡YO NO FUI QUIEN DECIDIÓ TENERLOS A MITAD DE LA NOCHE! ¡AHHHH! Joder... ¿Podemos irnos ya?

-Esta bien... vienen en camino, yo te ayudare -Lo tomo con cuidado entre sus brazos para llevarlo al hospital- Solo... resiste, todo estará bien.

Cuando estuvieron a punto de salir por la puerta se encontraron con Boruto, que si había ido a pedir ayuda y no escapó como posiblemente pensaba Naruto.

-¡Ahi esta! ¡Konohamaru-sensei le dije que algo malo pasaba! ¡Tiene que ayudar a mi padre!

-¿Qué? ¿Ya es hora? Ahhhh... -Konohamaru tenía el rostro pálido, no sabía qué decir ni cómo actuar.

-¿Enserio? ¡Creí que irías por tu madre! ¡Hubiera sido de mucha más ayuda! Sin ofender Konohamaru... ¡Hagan algo entonces y vayan por las cosas de los bebés!

Ambos, ante tales gritos, se dirigieron a la habitación de Naruto donde encontraron todo lo necesario. Para entonces gracias al rinnegan de Sasuke llegaron en menos de cinco minutos y Sakura ya los estaba esperando.

Iniciemos una FamiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora