Parte 2

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Lunes 23 de Abril

- Si esto no funciona...

- Tú solo haz tu parte y yo haré la mía. -lo interrumpió con una sonrisa torcida- Podrás gritarle a Christopher cuanto quieras, eso sí, mantén las manos dentro de los bolsillos, vaquero agresivo.

Erick rodó los ojos, ocultando la parte superior de su traje con un abrigo que Joel le tendió. Odiaba no poder tomarse un descanso para ir a su hogar y cambiarse, aunque siendo sinceros, con Christopher allí prefería vivir eternamente con su estúpido traje de oficial. Habían pasado tres días enteros desde lo sucedido en la cafetería, tenían que esperar hasta el lunes y ahora que por fin el día había llegado, verse a la cara ya no resultaba tan... fastidioso. Al menos Erick ya no quería saltar sobre él cada dos minutos para golpearlo.

- Yo ya tengo tu celular, ten el mío. -murmuró tendiéndole el objeto. Los ojos verdosos se posaron sobre la conversación que el moreno mantenía con su pareja y tragó con fuerza, obligándose a cubrir el dolor con el enfado. Tomando el celular, se dirigió a la esquina indicada y se recargo en un árbol- ponte la capucha, imbécil.

- Vuelve a decirme imbécil y te arrancaré las bolas -amenazó obedeciendo sus palabras. Debido a la gran diferencia corporal el abrigo lograba cubrir hasta sus muslos y la capucha cubría incluso su frente, por lo cual no dejo de resoplar y quejarse entre dientes mientras esperaba una respuesta de Christopher.

Christopher:

Estoy saliendo, ¿me esperas en la esquina de siempre?

Apretando sus dientes, comenzó a teclear.

Joel Pimentel:

Sí. Te espero.

El mensaje se puso en visto y guardo el móvil, rogando internamente porque todo saliera como Joel había dicho. Espero paciente contra el árbol viendo a Joel escondido en su auto a una distancia prudente, el hombre no dejaba de hacerle señas y él no hacia más que rodar sus ojos e ignorarlo. Comenzaba a impacientarse cuando unos toques en su hombro llamaron su atención.

Con los ojos rojizos y ojerosos, su mandíbula tensa y sus dientes apretados, se volteó encontrándose con un pálido castaño que se congeló al reconocerlo. Los gruesos labios se abrieron con sorpresa, y Erick pudo jurar haberlo oído tragar con fuerza antes de comenzar a balbucear.

Una sonrisa torcida se dibujo en su rostro al mismo tiempo que un mensaje le llegaba.

Ojitos lindos:

Te dije que saldría.

Infidelidad ↳ JOERICK OS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora