Capítulo 1

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Había perdido mi nariz.

En realidad, no era así, sólo estaba ebrio y a Jisung se le había ocurrido apretar mi nariz entre sus dedos y decir "Tengo tu nariz". Todo bien hasta ahí, pero cuando simuló dejarla caer y gritó "¡La perdí!" yo comencé a gimotear.

Intenté buscarla, pero estaba demasiado oscuro. Jisung, quien seguía sorprendentemente sobrio, se ofreció a ayudarme y decidió que la noche había acabado para mí cuando entre queditos sollozos murmuré "Pierdo todo, también perdí mi nariz". Supongo que ahí le parecí lo suficientemente patético.

Yo tenía absolutamente todas las razones del mundo para emborracharme, para llorar y para cantar canciones de desamor hasta las cuatro de la mañana. Todavía estaba en la fase donde podía actuar como un tonto cuando me sentía mal, sin tomármelo demasiado en serio. Jisung me acompañaba y fingía que me entendía.

—Espera.

Estábamos por entrar al pasillo de la habitación de Jisung y recordé que le había hecho un regalo.

Caminé un poco inseguro hasta la mesa donde habíamos dejado algunas botellas de soju y le pedí que se acercara.

—Mira —la bolsa de marshmallows que Jisung guardaba en su alacena para echárselos al chocolate caliente yacía abierta y desparramada sobre la mesita— Hice un pequeño Jisung de marshmallow —acerqué el dulce rayado con marcador a su rostro— Tiene los brazos cruzados porque está enojado con los otros marshmallows por molestarlo. ¿Te gusta?

Jisung me miró sorprendido por un segundo y luego se rió. Yo tenía los ojos llorosos y sorbeteaba mocos en la nariz que había encontrado hacía poco, pero su mano acarició mi cuello y luego mi cabeza, y el tacto fue tan agradable que me incliné contra ella buscando más.

La cabeza me daba vueltas, un poco, pero logré comerme al mini-Jisung aunque estuviese rayado con marcador y, supuestamente, fuese un regalo. Mi amigo me miró mal, y su voz sentenciando "Es hora de acostarte" es lo último que recuerdo.

»»————-  ————-««

La resaca me duró dos días. Según mi madre, mi piel se había puesto gris. Pero daba igual, cuando le conté la razón de mi penoso semblante del viernes al llegar de la escuela, comprendió todo y accedió a regalarme un poco de alcohol (después de mucho rogar) y mucha comida chatarra, con la condición de que durmiese en casa de Jisung y me controlase.

Mi madre confiaba en mí y yo no la decepcionaba seguido (de vez en cuando con alguna mala calificación en matemáticas), así que después de descansar todo el fin de semana, estaba listo para volver a la escuela y pretender que nada sucedía.

La realidad era otra, sin embargo, porque sucedían muchas cosas.

No quería encontrarme con Changbin estando solo, o con cualquiera de sus amigos, así que me preocupé de llegar sólo cinco minutos antes de que sonase la campana que daba inicio a las clases. Jaemin estaba en su sitio habitual y a Jisung no lo veía por ninguna parte. Me asusté y luego me irrité; sin él me sentía vulnerable, por lo que probablemente me pasaría el día entero encerrado en cada salón de clase que me tocase usar.

Jaemin estaba un poco molesto conmigo, o eso me había dado a entender el viernes, así que ideé una pésima táctica para que volviera a hablarme.

—¿Sabes por qué los dinosaurios no pueden aplaudir?

Jaemin me miró como si ya hubiese perdido toda la cordura, pero de todos modos empezó a responder a medida que colgaba la mochila en el respaldo de mi silla y me sentaba a su lado.

DECERNERE [Changlix]Where stories live. Discover now