Capítulo 4

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Estar en una escuela adinerada tenía ventajas y desventajas. Nuestros feriados eran distintos, no podíamos faltar tanto a clases ya que se esperaban grandes cosas de nosotros sin importar a lo que nos dedicásemos, y para eso, debíamos estudiar mucho. Pero no importaba, tal vez no tenía tantos días de vacaciones por el Chuseok, pero podía vivir con ello si nos dejaban celebrarlo ahí mismo y nos mandaban temprano a casa.

Como era común, nos dábamos regalos entre amigos en una actividad realizada en el anfiteatro de la escuela. Yo sólo había comprado regalos para Nana, Jeno, Jisung y Minho, así que iba a desocuparme relativamente rápido para volver a casa y preparar todo para la mini fiesta.

Me pregunté durante un mes entero si era correcto regalarle algo a Changbin. Los años anteriores le había hecho regalos (siempre elegía packs de dulces coreanos), pero cada vez lucía bastante incómodo recibiéndolos porque él a mí no me compraba algo.

Por supuesto, yo no le hacía regalos esperando uno de vuelta... el Chuseok era una celebración que me gustaba casi tanto como Halloween, así que me hacía mucha ilusión demostrarle a la gente que quería, pues eso mismo, que los quería, y este día se trataba de eso. Pero como estaba en un período de maduración, decidí que incomodar a Changbin una vez más no estaba entre mis planes, y opté por dejarlo en paz.

Seguía un poco conmocionado y eufórico por el saludo de cumpleaños atrasado, así que no quise quedarme en el salón de clases sabiendo que no prestaría verdadera atención. Apenas llegué, me ofrecí a ayudar a montar los equipos de sonido e iluminación en el anfiteatro, y mientras jugaba a poner los focos de un encantador color violeta, me topé con Minho.

En lugar de saludarme, sonrió de esa manera tan bonita suya, enseñando los dientes.

—No te imaginaba del tipo que arregla luces.

Me reí, porque mi apariencia se debatía entre expeler elegancia y torpeza pura.

—Sólo hay como un millón de cosas que no sabes sobre mí —dejé el foco en el suelo cuando Minho se encontró a mi lado y lo apunté—. ¿Te gusta el color?

Él asintió, volteándose para observar todos los focos que había colocado estratégicamente por el lugar—. ¿Te conté que Jisung está triste porque piensa que no recordaste su cumpleaños?

Le dije que no, sintiéndome un poco culpable, pero a la vez entretenido. Sabía que a Jisung le encantaría la sorpresa y todo posible sufrimiento valdría la pena, pero eso no quitaba que llevase algunos días pensando que yo era un mal amigo.

—Hablando de cumpleaños, hyung... ¿Le diste mi número a Changbin? No voy a enojarme —aclaré rápidamente al ver su rostro—, sólo quiero saber.

Minho lucía bastante culpable, así que ya me temía la respuesta.

—Le presté mi celular para que me descargara un juego y justo llegó una notificación de que me habías hablado. Se sorprendió un poco, pero después me preguntó si podía darle tu número y bueno... creo que debí consultarte antes.

Sí, debió. Pero no iba a reprochárselo, en especial porque yo no tenía claro hasta qué punto Minho estaba enterado de nuestra situación. Y, de todas maneras, yo había obtenido el número de Changbin de dudosas formas también, algunos años atrás.

—No te preocupes, sólo tenía curiosidad —agregué rápidamente.

—¿Qué le compraste?

—¿A Changbin? —Minho afirmó con la cabeza—. Nada. Es difícil de explicar, pero decidí que este año no quería incomodarlo con un regalo.

Minho volvió a asentir, manteniéndose en silencio. Por alguna razón, la expresión cerrada y hasta reprimida de su rostro no me convencía. Se quedó mirándome unos segundos y yo me preocupé, pero habló antes de que pudiese preguntarle si pasaba algo.

DECERNERE [Changlix]Where stories live. Discover now