Capitulo 3

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Puedo decir libremente que alguien esta martillándome la cabeza como si de un clavo se tratara, era de las peores resacas que he tenido a lo largo de mi vida y claro, sin mencionar que no recuerdo nada de la noche anterior.

Así, abrí mis ojos perezosamente, tratando de acostumbrarlos a la luz que se filtraba por la cortina –mal cerrada- de la habitación.

En la cama contigua a la mía yacía un muy dormido Christian, bien, al menos podía contar con que no había llegado a tal punto  de embriaguez como para amanecer con alguien indebido. Aunque claro, es de mí de quién hablamos, la suerte no suele estar de mi lado.

Dicho y hecho, mis ojos se abrieron en su totalidad al ver salir de MÍ baño a un adormilado James, ¿qué demonios? Y como reina del drama, no evité gritar.

—Qué diablos haces aquí? —grité realmente histérica, no es normal esto, menos si es él.

—Dulzura, podrías hablar mas bajo? Realmente tengo dolor de cabeza, y tu no colaboras —medio murmuró llevándose los dedos a sus sienes.

—Y un carajo —Repuse aún más histérica que antes —Que haces en mí habitación y ¡Jesús! Ponte una jodida camisa.

—Sé que disfrutas la vista, cielo —susurró socarronamente, como siempre —Estoy aquí porque si mi estropeada memoria no falla, estabas tan feliz y borracha bailando conmigo, que a la hora de irte, me vine contigo y con chris.

—¿acaso planeabas aprovecharte de mí? No creí que pudieras llegar tan bajo como para eso —escupí con todo el asco que tenía hacia él en este momento —Largate, ¡ahora!

—Wow, espera —dijo James poniéndose repentinamente serio —No te equivoques conmigo, puedo ser lo que quieras, menos un aprovechador, te traje a tu casa porque a comparación de ti y tu amigo, estaba mucho más lucido y no me pareció correcto dejarlos ir solos, al llegar aquí no dejabas de reírte y traté de que te durmieras y así irme, pero resulté dormido yo.

—¿Pretendes que te crea eso? —comenté algo irritada.

 no creía que mintiera, suelo ser un caso perdido cuando estoy tomada, pero no iba a perder mi orgullo dándole la razón.

—¡Eres imposible! —me gritó mientras con rapidez se ponía su camisa y se dirigía a la puerta —Tendré en cuenta la próxima dejarte ir a tu suerte, yo me largo.

—James, espera —traté de contestarle ya lo suficientemente arrepentida, pero ya era tarde, él se había ido.

Sabía que a pesar de que James no me agradara para nada, él sólo me había hecho un favor y yo lo había tomado como un aprovechador y quién sabe que más cosas habían pasado por mi retorcida cabeza así que tal vez, sólo tal vez, se merecía una disculpa de mi parte; Aunque eso sería después de comer algo y darme una larga, muy larga ducha.

(***)

Había estado el resto del fin de semana tratando de armar un discurso para disculparme con James en el cual mi orgullo no se viera tan lastimado, y creo, que lo había logrado, sólo que desde entonces no tenía noticias suyas.

Lo había buscado por todo el campus y no había señales suyas, así que no tuve mayor opción que esperar al comienzo de semana por ende, de las clases y poder hablar con él.

Caminé hasta el comedor, ya que usualmente él está ahí cada vez que paso por las mañanas, Y, efectivamente ahí estaba, sentado desayunando, como si el fuese el tipo de chico con quien necesitas permiso para sentarte a su lado y a su vez tan tranquilo como siempre es característico de él. Tome una buena bocanada de aire y me dirigí hacia allá.

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⏰ Última actualización: Jul 02, 2014 ⏰

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