Llegué al instituto y recuerdo las preguntas constantes sobre la venda de mi muñeca, a mi mejor amiga le dije que me la había torcido, lo creyó hasta el recreo, en otra clase, otras amigas la vieron y automaticamente supieron lo que había hecho y le contaron a mi mejor amiga, la cual me forzó a ir a hablar con el que era mi mejor amigo y el chico del que estaba enamorada, correcto *N*, me saludó sonriendo pero en cuanto ella me levantó la manga dejando ver la venda su expresión cambió radicalmente a una devastante mezcla de tristeza, miedo y rabia que me hizo jodidamente imposible mirarle a los ojos, los cuales mostraban tantas emociones que por un momento pensé que sería la primera vez que le viese llorar, salí al patio y me senté con la mirada perdida y el pecho doliendome como si me estuviesen atravesando con una espada, mi mejor amiga tenía partido de baloncesto y no podía estar conmigo en ese momento así que esperé a que *N* llegasé, cuando le vi llegar le miré, no a los ojos, no podía, me tocó la mejilla y dijo:
-No lo vuelvas a hacer.
Yo asentí aun sin poder mirarle y luego me tendió la mano, me llevó a otro banco de esos de piedra del circulo interior del patio y me senté a su lado.
-¿Por qué lo has hecho? -preguntó sin mirarme-
-No lo se -le contesté sin ningun tipo de emoción, sin mirarle-
Él me miró serio y yo sintiendo un horrible peso en el pecho hablé bajando la mirada, porque de verdad no soportaba su mirada, me dolía.
-Se me estaba viniendo el mundo encima, ni siquiera estaba pensando claramente, perdóname -le dije todo eso con la voz temblando, me dolía el pecho y las lagrimas amenazaban con salir-
-Puedes llorar si quieres -dijo mirandome mientras me daba un pañuelo que yo apreté entre mis manos mientras me quitaba las gafas y rompia a llorar, justo cuando la primera lagrima cayó sobre mi rodilla sentí su mano sobre mi cabeza, inclinandola sobre su hombro y eso provocó que llorase con más impetu, habia más gente sentada en los bancos de alrededor mirandonos curiosos, pero yo solo podía pensar en que el estaba ahí conmigo, sonó el timbre que anunciaba el fin del recreo y me levanté con intención de irme, cuando él se levantó y me atrajo hacia el para abrazarme, yo lloré en su hombro, aquel abrazo quedó grabado en mi memoria y estoy segura de que jamás podre olvidarlo-
Sinceramente le debo la vida a este chico, desde ese día él se convirtió en lo unico que me daba fuerza, pensareis que soy una chica debil que necesita que un chico la proteja, pero la verdad, yo sola no podía protegerme más
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Historia de una adolescente más
Teen FictionSeguramente paseis de esta historia como de la mierda pero deberias intentar darle una oportunidad para ver si os sentis identificados con algo de lo que hay dentro de mi estupida mente #280 en teenlove