Capitulo VII

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VII

- Lo disfrutas - intuyó.

-Nada de eso - negó tomando posición junto a su desconfiado paciente.

Tuvo que posarse de rodillas frente al hombre, de otra forma vislumbraría la herida. Bruce hizo lo propio descubriéndose el rostro, y permaneció sentado, con las piernas semiflexionadas y los brazos extendidos apoyando su peso en las palmas.

- Prometo ser bueno

- Nunca lo has sido Joker.

- Entonces sería mi primera vez – argumento entre broma picara y verdad incómoda.

- Dejémoslo ahí - interrumpió.

Pero antes de que consiguiera ponerse en pie el ojiverde lo frenó rápidamente sujetándole las rodillas con firmeza. No lo dejaría escapar. No aceptaría una negativa suya. La mirada aguda del Joker parecía sostenerlo con más fuerza que las propias manos. Bruce no discutió más pero pidió que acabara rápido.

Entre el dolor de cada punzada inexperta y el tosco metal atravesando su lastimada piel, se dejaba sentir la suavidad de aquellos dedos fríos. Se había precipitado al juzgarlo. El tipo de los trucos enfermizos y sádicos le demostraba que podía ser deliberadamente gentil con alguien, con él.

- ¿Siempre es así?

- Sé más específico.

- ¿Supones que siempre podrás solo?

- ¿Y no ha sido así?

- Bueno, considerando que te presioné para suturarte...

- Lo habría hecho yo mismo de cualquier forma.

- Que equivocado estaba.- rió burlándose de sí mismo - No solo eres orgulloso sino que además  necio.

- Esta bien ¿Quieres sinceridad?

- Podría ayudar.

- Nos pusiste en riesgo al desobedecerme en el almacén. Cada segundo aquí nos pone en peligro. ¡Por una vez sé consecuente!- incapaz de contenerse explotó como pólvora comprimida.

- ¿Qué esperabas? Yo  secuestro, robo y genero caos. A mí no me dan órdenes. ¿Lo olvidaste? ¡No soy un Robin! - increpó

- En absoluto. No esperaba menos...

- ¿El qué?

- Esto no funcionará.- frotando vigorosamente el rostro disgustado.

El Joker suspiró antes de continuar. Sabía que continuar en esa dirección acabarían separándose.

- Entiendo. Soy endemoniadamente egoísta. - Abrió una confesión- Busco mi beneficio porque nunca he tenido que preocuparme por alguien más. Si eso perjudica nuestro escape conjunto... lo cambiaré.

-¿Bromeas?

- No. Ya sabes. Lo intentaré. Ahora tu turno.

- De qué hablas.

- Estamos en terapia. Tú sigues..

- No lo haré.

- Estamos juntos en esto. No lo escogimos pero es lo que hay.- recordó

- Bien... Cambiaré eso...que dijiste

No hubo más que decir y pronto el silencio gobernó el bosque. Recostados sobre la alfombra vegetal y silvestre, ambos contemplaron el cielo nocturno en su esplendor. El clima fresco y calmado orquestaba el momento.

- Porque de repente actúas distinto.- la mente del murciélago comenzó a buscar  respuestas.

- No te esfuerces en entenderlo.- Sonrió - No siempre hay lógica.

- Creí que no buscábamos lo mismo. - Aclaró

- Puedo ser flexible.

- ¿Hablas de un cambio?

- Lo haría.

Un brusco ventarrón sacudió las copas de los árboles. Las hojas secas cayeron sobre ellos y una mano fría tomó el mentón áspero, lo sujetó en lo que duró el fugaz beso.

No encontró resistencia. No reaccionó bruscamente ni fue apartado. Hasta pudo anticiparlo y no se opuso. ¿Lo había esperado?

Bruce atrapó la delgada mano atrayéndolo hacia él. Lo acogió envolviéndolo entre sus brazos. Lo estrechó vigorosamente contra su pecho. Y el más joven sintió perder las fuerzas en el calor de sus besos. Era sofocante, pero no se apartó. Disfrutaba cada instante enredándose entre sus piernas, mientras sus manos inquietas acariciaban la piel desnuda bajo el traje oscuro. 

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