Y conociste versiones de mí que ni yo sabía que existían; me descifraste. Deberíamos simplemente huir. Hay un lugar en donde el sol está siempre durmiendo, la temperatura es baja todo el tiempo y los sueños nunca dejan de llover. Podríamos escapar a aquel mundo que creamos cuando estuvimos juntos y olvidarnos de todo; si tan solo siguieras aquí.
Los nudillos de mis dedos están rotos por todas las veces que usé mis manos para recibir el impacto de los recuerdos que me arrojaste. Supongo que es más fácil dejar ir cuando no hay nada para recordar. ¿Y que hay de los recuerdos tatuados en la piel? Me niego a borrar tu nombre del papel. Incluso ahora que has dejado de existir, necesito mantenerte viva en mí, pues tu completa ausencia crearía un vacío en mi vida de tal magnitud que ni tu regreso podría volver a llenar.
Dejaré de culparte, está bien. Yo fracturé mis manos cuando intenté deshacerme de todo lo que te traía de vuelta (Fotografías, listas de reproducción, frases que se repetían a altas horas de la madrugada dentro de mi cabeza). Fracasé y terminé más roto de lo que estaba.
***
Estás desapareciendo.
Corté mis alas; la noche se sentía eterna.
En el espacio grité tu nombre.
Olvidé que nadie puede escucharte
cuando te encuentras inmerso en el vacío.
Y el vacío me poseyó.
Caí desde los bordes de la fantasía
hasta los orígenes de la realidad
y me encontré a mi mismo una vez más.
A ti te encontré en cada cosa inconclusa de mi vida,
y sin piedad te apuñalé.
Ahora estás desapareciendo.