Mis padres se habían enamorado hace mucho tiempo atrás y yo era fruto de su amor o resultado de un error en la cuenta, no lo sé, pero haya sido como haya sido, llegué a este mundo una noche de noviembre de 1,960 eran exactamente las 11:00 de la noche cuando mi llanto rompía el silencio de una sala de maternidad en el Hospital Roosevelt de la Ciudad de Guatemala, mi madre siempre me contó que mi vida es un milagro pues durante el parto mi madre casi inconsciente escucho decir al doctor que el cordón umbilical me abrazaba el cuello y me robaba la respiración y con ella la vida, sin embargo el doctor hizo todo lo posible para que naciera sin problema alguno, y he aquí después de 58 años escribiendo estas palabras, fui hijo único y quizás por ello nunca me faltó amor de mis padres, en fin como decía, mis padres se habían enamorado hace ya mucho tiempo atrás y eran partícipes de una verdadera historia de amor, mi padre siempre me contaba que mi madre y él estudiaban en la misma Universidad, pero carreras distintas, un día en la biblioteca de la universidad mi padre vio por primera vez a mi madre y se animó a hablarle, pero mi madre no le hizo caso, pues me ha contado que él tenía cierta fama de Don Juan, sin embargo los días siguientes mi padre intentó de una y otra y otra y otra manera conquistar a mi mamá, lo logró una tarde de verano y puedo jurar que su historia fue realmente de amor verdadero, siempre se hicieron felices uno al otro y se amaron con mucha fuerza cada día de sus vidas, mi padre murió a los 80 años y mi madre me decía que aunque el ya no estaba con ella en cuerpo ella cada día lo amaba más y esperaba con ansias su reencuentro en el mas allá, todo esto me hace pensar; fue en una biblioteca en donde su historia de amor empezó, no en un barco, no en una fiesta, no en un restaurante elegante, fue en una biblioteca, el amor tiene formas tan raras de llegar, pero le agradezco a la vida que así haya sido y a mi padre que nunca se rindió pues si así hubiese sido yo no hubiese nacido aquella noche de noviembre.
Mi padre siempre había vivido en la ciudad capital y Mi madre en un pueblo del departamento de Sacatepéquez, pero cuando decidieron unir sus vidas y casarse decidieron vivir juntos en la capital y por ello desde que nací hasta mis 16 años viví allí.
Acababa de terminar mi noveno grado de estudio cuando recibí la noticia de que a mi padre lo habían promovido de puesto en su trabajo y por ello nos teníamos que mudar a la Antigua Guatemala, no estaba del todo convencido pues tenía toda una vida en la capital, sin embargo no había de otra, y así un 18 de diciembre nos mudamos a la Antigua Guatemala, yo no lo sabía pero era allí en donde se daría el comienzo de mi mejor y peor historia de amor.
Pasaron los días y se llegó el momento de empezar a estudiar mi carrera, siempre fui un alumno ejemplar en mi anterior escuela y gracias a ello me aceptaron sin problema alguno en un colegio acá en Antigua.
Recuerdo muy bien mi primer día de clases, era una tarde soleada de enero, todos se veían contentos entrando por aquel portón bastante grande, recuerdo que la jornadas empezó con una reunión general en el salón mayor, yo iba acompañado de mi madre y estaba bastante ansioso por iniciar las clases y hacer lo que mejor hacia; estudiar, el director presentó a todos los maestros y nombró a un maestro guía para cada nivel y sección, concluyó el acto y el director pidió favor que los alumnos nos dirigiéramos a nuestro respectivo salón, me despedí de mi madre y me dirigí al salón, cuando entre un silencio abrumante interrumpió mi felicidad y entusiasmo, todos estaban totalmente callados, serios y sin moverse, pero entendí que todos y hasta yo estamos nerviosos por empezar una nueva y distinta etapa a la que ya habíamos vivido, el maestro guía llegó al salón se presentó y pidió que cada uno de nosotros nos presentaremos ante los demás, ya saben aquella rutina de decir tu nombre, tu edad y bla bla bla. La tarde concluyó sin novedad alguna, regresé a mi casa esperando con ansias el día siguiente.
A todo esto quiero agregar que desde siempre mi memoria ha sido pésima para recordar cosas o momentos, pero quizás fue lo que viví los días siguientes a este lo que ha causado que no me pueda olvidar de este momento de mi vida.
Al día siguiente llegué con el mismo entusiasmo del día anterior, pero fue mi propia manera de ser que hizo que al entrar no hablará con nadie y me sentará en el escritorio sin decir nada y mirando fijamente al pisaron, siempre fui un tanto tímido y callado, desde que tengo memoria he usado anteojos, siempre fui de una estatura promedio baja y me gustaba tanto estar conmigo mismo que quizás por ello no me gustaba la compañía de cualquiera, en mi escuela anterior solamente hablaba con mis compañeros de salón porque vamos, tres años con las mismas personas te obliga a compartir y relacionarte con ellas. Esa tarde al salir a receso estaba comiendo una manzana en las bancas del campo de fútbol y unos compañeros del salón me invitaron a jugar, yo nunca fui tan bueno con los deportes pues mi pasión era leer y estudiar, pero acepte pues hay que aprovechar las oportunidades que la vida y las personas te dan, me divertí bastante hasta que llegó el momento en donde me encontraba enfrente de la portería a punto de anotar un gol, pero un muchacho alto y un tanto flaco que era el portero me dijo:
-Acá no vas a anotar.
Graciosamente hice el tiro para gol pero él detuvo el balón antes de que entrara en la portería, tocaron el timbre para regresar a clases y me sorprendí al ver que aquel que se creía el mejor portero estaba en mi salón y se sentaba justamente atrás de mí, el maestro de matemática llegó y nos impartió la clase, en el cambio de periodo, el de atrás me tocó el hombro y me dijo:
-¿Te divertiste?
A lo que yo respondí:
-¡Claro! Tenía tiempo que no me divertía de esa manera.Él sonrió y dijo:
-Por cierto me llamo Ricardo de la Cruz.Le estreche la mano y sonriendo respondí:
-Mucho gusto Ricardo yo me llamo Patrick Fhurer.Yo no lo sabía pero con aquel estrechón de mano iniciaría una de las amistades más grandes y sinceras que he tenido en la vida.
La jornada concluyó y regresé a casa esta vez más feliz que el día anterior.
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Una hermosa, pero triste historia de amor
RomanceEn la vida existen distintas historias de amor y todos vivimos una muy distinta a cualquier otra. Patrick fue fiel participe de una hermosa pero triste historia de amor.