CAPITULO II: Un nuevo miembro en la familia

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Miércoles en la mañana, despierto, escucho a mi madre elevar la voz diciendo mi nombre. Bajo rápidamente a la sala para ver qué es lo que la tiene tan alterada, ella está ahí, bajando a la mesa ese contenedor donde sirve el famoso “café mañanero”, me acerco a ella y solo la observo, con una mirada fija a lo que ella me responde con unos ojos iluminados y una sonrisa la cual trata de decirme algo que no comprendo.

-Ven Dylan, siéntate- exclama llamando a la vez a mi padre.

-Voy, voy amor.- dice éste.

Al estar todos sentados en aquella materia circular en el centro de la sala, a la que los normales lo llaman “mesa”, observo a éstos murmurando entre miradas, sonrisas, etc. No comprendo nada de lo que pasa, pregunto a ellos que es lo que sucede, a lo que éste me responde:

-Hijo, tenemos una sorpresa para ti.

-Sí, esta misma tarde llegará, espero que estés entusiasmado, creo que te gustara y por fin sonreirás.- dice mi madre.

Yo solo me quedo allí tratando de descifrar aquella cosa desconocida a la que llamaron “sorpresa”, lo dijeron con un tono alegre, sinónimo de entusiasmo lo cual, desconozco completamente.

Fui de nuevo a mi alcoba, con el cerebro lleno de dudas, es lo único que tenía. Me estaba carcomiendo por dentro, quería saber ¿a qué clase de materia llamarían “sorpresa”? De tanto y tanto pensar, caí en un sueño profundo, el cual me volvía a rememorar mi pasado, siempre fue así.

Cayó el atardecer, me levanté… fui abajo y no he visto a nadie. Estaba completamente solo en la gran masa familiar a la que llaman “hogar”. Me encontré en la sala un objeto rectangular en el cual se podían observar diversos círculos, los cuales tenían números, letras… dibujos extraños, para mí. Presioné uno de ellos el cual decía “ON”, y como mágicamente aparecieron unos vaqueros encerrados en una caja de cristal, ¡no lo podía creer! Al parecer no se daban cuenta de que se encontraban atrapados.

Llegaron mis padres, por suerte, les mostré aquellos vaqueros atrapados allí y solo lanzaron una sonrisa muy extraña, papá me acarició el cabello y me dijo:

-No temas hijo, a eso lo llaman televisión.

“Televisión”, ¡qué cosa más absurda! ¡Pero si son vaqueros atrapados! Yo lo llamaría “Prisión de Vaqueros”.

Escuché a mamá decir mi nombre de nuevo…

-Dylan, ven hijo.

Fui hasta donde ella se encontraba, he visto a alguien tras ella, no sé qué era, una especie de materia… no lo pude identificar.

-Ella es Anny, es tu sorpresa. Se quedará con nosotros, tu padre y yo pensamos que andas muy solo, necesitas a alguien a tu lado, irán al colegio, pasarás más rato con ella… ¿que te parece?

Me quede observando, sin decir ni una sola palabra, solo miraba a aquella materia llamada “Anny Sorpresa”, que nombre ridículo ponen las personas. Se veía como un ser humano, no sé… tal vez lo era.

-Hola Dylan- me dijo, yo levanté mi mano robótica y la sacudí de izquierda a derecha; eso suele significar alguna clase de saludo, creo. Ella sonrió.

Es raro, no sé qué quiera ella, ah, es una “ella”, una humano ella. Parece de buen carácter, pelo negro largo lasio, piel pálida, ojos grande de color azules... aún no la descifro por completo. ¿Qué querrá? ¿Qué busca de mí? ¿Por qué vino? ¿Compañía? Yo no necesito de una compañera, y menos con un ridículo nombre. Pero lo acepté, ya que mis padres lanzaron una mirada como queriéndome convencer, y para darles el gusto solo asentí.

Más Allá de mi SerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora