Trague grueso colocando una mano que apenas se distanciaba de su toráx, lo que por mi tamaño quedaba a la altura de mis ojos.
Fruncí el ceño y el subió su ceja, divertido. Dio media vuelta y fue a una mesa pequeña mientras la aeromoza daba charla a los demás pasajeros sobre la seguridad, y yo ojeaba mis oportunidades para salir corriendo por la puerta de emergencia.
- ¿Y bien? ¿Puedes soltarlo ya o seguirás evitando? – Inquirí para mantenerlo ocupado y pudiese correr.
- Estoy buscando las palabras para que no salgas huyendo de inmediato. – Giró con un vaso transparente que claramente no era agua.
- ¿Tienes tan buen estomago? – Hice un ademán de repugnancia. – Desayunas tortas con café cargado y ahora te metes un tequilazo
- Vodka, de hecho. – Abrí aún más los ojos y torcí los labios. Se apretó el puente de la nariz. – Creo que estoy por resfriarme.
Miré a los costados. Este tipo tenía un serio problema para cuidarse.
- Jefe – Salió de la cabina César, el hombre que venía manejando la SUV en la que escapamos y detrás suyo el otro rubio, Velkan. Este traía un traje de Piloto.
- Digan. – Me miró divertido con la quijada a punto de soltárseme de la cara, ante el terror que estos tipos fueran a pilotar el avión.
- ¡No! ¡No voy a quedarme en un avión que van a manejar este par de psicópatas! – Corrí hacía el pasillo y fui atajada por Román que me subió a su hombro maniobrándome sin problema, aunque le pateaba con todas las ganas que tenía y aún más con las puntas de mis zapatos.
- ¡Calma mujer! Son expertos aeronáuticos, créeme estás más que segura con ellos.
- ¡Si, claro! Porque en la SUV estaba en un paseo de día de campo, ¡Suéltame! ¡Auxilio! ¡Ayu...! – Tapó mi boca y buscaba como morderle la mano. Eso pareció divertirle.
- Te dije que no se la pondría fácil. – Comentó Velkan. – Debimos dormirla al entrar a la SUV.
Me puse en alerta y dejé de patear.
- De ninguna manera. – Cortó Román bajándome a la silla. Y aunque poco, me relajé lo suficiente para que me dolieran los músculos al darme cuenta de lo muy tensa que estaba.
- Bien, como quiera, iremos despegando. Siéntense y sigan los instructivos de seguridad.
- Román asintió abrochándome y ojeándome, ellos desaparecieron a la cabina de manejo.
- Por favor.... – le supliqué mirándolo. – Déjame bajar. Fue suficiente....
El parecía casi tan afectado como yo por mis lágrimas.
- Jenna... - secó mi rostro. – Me mantuve alejado de ti por tanto tiempo, que aprendí a soportar el dolor que eso me generaba. Te mantuve alejada de mí vida, de mi mundo y completamente ingenua a todo por tu seguridad. Cuando te encontraron te vigilé a cada momento, y cuándo empeoró ya no pude cederle la responsabilidad a nadie más, tuve que mantenerme bajo perfil de ti misma, pero vigilante y cerca porque si algo llegaba a pasar.... – me miró penetrante – como en efecto, paso este día, y no hubiera estado, sino que hubieras muerto o desaparecido. – Respiró profundo mientras yo note como había parado de llorar. – Yo no sé qué rayos hubiera hecho, mujer.
- Yo... no entiendo nada – Negué sin comprender, pero confiando en el por primera vez. Su tacto me envió una señal eléctrica a través de mis hombros.
- Te protegeré con mi vida... - Acarició mi mano y la dejó suavemente en el asiento, mientras giraba el rostro a la ventana.
- No me gustan los aviones. – Dije con sinceridad. Le notaba mirándome aún.
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Plenilunio
WerewolfSabía que había algo en él, algo que no podía explicar. No era su increíble físico, o su mente estratégica. Había algo más, algo inexplicable... algo, que aunque si pudiese serlo, temo que jamás podría asimilarlo. No podía correr de él, eramos atra...