Capítulo 3

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Trague grueso colocando una mano que apenas se distanciaba de su toráx, lo que por mi tamaño quedaba a la altura de mis ojos.

Fruncí el ceño y el subió su ceja, divertido. Dio media vuelta y fue a una mesa pequeña mientras la aeromoza daba charla a los demás pasajeros sobre la seguridad, y yo ojeaba mis oportunidades para salir corriendo por la puerta de emergencia.

- ¿Y bien? ¿Puedes soltarlo ya o seguirás evitando? – Inquirí para mantenerlo ocupado y pudiese correr.

- Estoy buscando las palabras para que no salgas huyendo de inmediato. – Giró con un vaso transparente que claramente no era agua.

- ¿Tienes tan buen estomago? – Hice un ademán de repugnancia. – Desayunas tortas con café cargado y ahora te metes un tequilazo

- Vodka, de hecho. – Abrí aún más los ojos y torcí los labios. Se apretó el puente de la nariz. – Creo que estoy por resfriarme.

Miré a los costados. Este tipo tenía un serio problema para cuidarse.

- Jefe – Salió de la cabina César, el hombre que venía manejando la SUV en la que escapamos y detrás suyo el otro rubio, Velkan. Este traía un traje de Piloto.

- Digan. – Me miró divertido con la quijada a punto de soltárseme de la cara, ante el terror que estos tipos fueran a pilotar el avión.

- ¡No! ¡No voy a quedarme en un avión que van a manejar este par de psicópatas! – Corrí hacía el pasillo y fui atajada por Román que me subió a su hombro maniobrándome sin problema, aunque le pateaba con todas las ganas que tenía y aún más con las puntas de mis zapatos.

- ¡Calma mujer! Son expertos aeronáuticos, créeme estás más que segura con ellos.

- ¡Si, claro! Porque en la SUV estaba en un paseo de día de campo, ¡Suéltame! ¡Auxilio! ¡Ayu...! – Tapó mi boca y buscaba como morderle la mano. Eso pareció divertirle.

- Te dije que no se la pondría fácil. – Comentó Velkan. – Debimos dormirla al entrar a la SUV.

Me puse en alerta y dejé de patear.

- De ninguna manera. – Cortó Román bajándome a la silla. Y aunque poco, me relajé lo suficiente para que me dolieran los músculos al darme cuenta de lo muy tensa que estaba.

- Bien, como quiera, iremos despegando. Siéntense y sigan los instructivos de seguridad.

- Román asintió abrochándome y ojeándome, ellos desaparecieron a la cabina de manejo.

- Por favor.... – le supliqué mirándolo. – Déjame bajar. Fue suficiente....

El parecía casi tan afectado como yo por mis lágrimas.

- Jenna... - secó mi rostro. – Me mantuve alejado de ti por tanto tiempo, que aprendí a soportar el dolor que eso me generaba. Te mantuve alejada de mí vida, de mi mundo y completamente ingenua a todo por tu seguridad. Cuando te encontraron te vigilé a cada momento, y cuándo empeoró ya no pude cederle la responsabilidad a nadie más, tuve que mantenerme bajo perfil de ti misma, pero vigilante y cerca porque si algo llegaba a pasar.... – me miró penetrante – como en efecto, paso este día, y no hubiera estado, sino que hubieras muerto o desaparecido. – Respiró profundo mientras yo note como había parado de llorar. – Yo no sé qué rayos hubiera hecho, mujer.

- Yo... no entiendo nada – Negué sin comprender, pero confiando en el por primera vez. Su tacto me envió una señal eléctrica a través de mis hombros.

- Te protegeré con mi vida... - Acarició mi mano y la dejó suavemente en el asiento, mientras giraba el rostro a la ventana.

- No me gustan los aviones. – Dije con sinceridad. Le notaba mirándome aún.

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