Sin abrir mis ojos, el dolor comenzó a propagarse a lo largo de mi consciencia. Llegó de golpe y se mantuvo latente desde la punta del cabello, hasta la de mis pies. Titilando, en mi hombro y mi cuello.
¿Qué me había sucedido? Pero entre más trataba de utilizar mi memoria, el dolor acrecentaba punzando. El olor a lavandas, inundó mi cavidad olfativa, relajándome.
Abrí lentamente los ojos, apesadumbrados. Hilos de mi cabellera enmarañada sobre mi ojo derecho, fui consciente de que dormía sobre mi lado derecho, y el pesado cobertor que me abrigaba hasta mi ojo izquierdo. Apenas el derecho me dejaba ver la cortina traslucida bajo una más espesa que trataba de colar el exceso de luz en la habitación. El ruido en el exterior se escuchaba tras la puerta cerrada. Trataba de escuchar, pero era cómo oír bajo capas de agua.
- Sólo debe descansar más. – Susurraban.
- Sí, el accidente fue demasiado, aparatoso. – Se sentía la voz de tristeza. ¿Accidente?
Las imágenes viajaban lentamente por mi cerebro, haciendo recuento de las circunstancias. El auto, el bosque...
Toqué las sábanas, preguntándome dónde estaría y si realmente quería salir a investigarlo. Traté de mover mi pierna y un dolor profundo atravesó mi hombro.
Oh Dios.... ¿Me había desmontado algo?
Respiré suavemente.
- Bien... Sí, se nos escapó. Tengo a toda la guardia tras él. Avisé a los contactos de la policía en Roma. Los que al menos son de nuestras líneas. – Esa era la voz de Roman.
- No estás pensando claramente. Vé a curar tus heridas pueden infectarse. – El tono maternal y los ecos se hacían más claros. Había una señora ahí.
- Necesito verla.. ella ¿está? – Los susurros fueron más claros, sentí la puerta moverse y cerré los ojos automáticamente.
- Roman.... – Susurró la mujer. Algo en su tono de voz, inquiría alarma.
- ¿Qué... es... ese olor? – Las pisadas se parecían apremiarse, hasta que se detuvieron de golpe. – No...no es, posible. - ¿Había dolor, en su voz?
- Shh... - La voz femenina parecía haber entrado a la habitación. – Ven, vamos afuera hijo. – Susurraba. – Déjala dormir, no sabemos cuánto durará el sedante.
- El...la... - Ahogó su voz. Parecía pegada al fondo de su garganta.
- - No... - Afincó la mujer la negativa. – No, por completo. Roman.... Roman, mírame.
¿Qué estaba pasando? ¿Por qué reaccionaba así?
- Yo misma la curé. ¿De acuerdo? Apenas y alcanzó a cortarle. Es más un rasguño. ¡Mírame! – Gritó hacía él en un susurro, mi corazón saltó de golpe. Estaba comenzando a asustarme. - No puedo imaginarme tú dolor en estas circunstancias, pero, no es el momento... debes pensar con claridad. Debes usar tu mente estratega para atrapar a ese hijo de...
- Voy a matarlo... - Hipeó.
- Shh... levántate Roman. Levántate. Vamos fuera...
¿Se había caído? Apenas abrí el ojo ví la luz del pasillo bañando la imagen. Aunque no lo conocía me pareció de lo más dolorosa.
Estaba en el suelo, arrodillado. Ahogando el rostro en las faldas con delantal de una señora de avanzada edad, qué apenas podía permanecer derecha. Mientras le acariciaba el cabello.
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Plenilunio
WerewolfSabía que había algo en él, algo que no podía explicar. No era su increíble físico, o su mente estratégica. Había algo más, algo inexplicable... algo, que aunque si pudiese serlo, temo que jamás podría asimilarlo. No podía correr de él, eramos atra...