Devuelta con los Togata.

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Era hora del almuerzo y tres personas de una pequeña casa lo sabían muy bien. Tamaki estaba en la habitación a la cual llamaban estudio practicando un nuevo hechizo, levitando en medio de un pentagrama recién dibujado mientras hablaba en una lengua que la pequeña espectadora no entendía pero ni en escrito. El mayor estaba a punto de lograr transmutar dióxido de carbono en oxígeno cuando Mirio entró por la ventana como siempre hacia para llamar su atención, cosa que logró.

-¡Tamaki tenemos problemas!- Intentando entrar se cayó de cara al suelo, se levantó lo más rápido que pudo y la preocupación en su rostro hizo que el pelinegro borrara la pequeña sonrisa que le había provocado su caída.

-¿Que sucedió ahora...? ¡¿Volviste a incendiar el bosque?!- Dedujo tomando en cuenta las pocas veces en las que el rubio se veía tan preocupado, asociándolo inmediatamente con las doce veces qué pasó lo dicho.

-¿Qué? No, además no es mi culpa que los bosques sean tan inflamables... Eso no importa, Eijirou y Kaminari tienen problemas- Salió velozmente sujetando al contrario por la muñeca y lo llevó hasta las afueras del pueblo, encontrando a Eijirou cargando a un Denki inconsciente con un hipogrifo detrás que erizó sus plumas apenas los vio llegar, calmándose únicamente cuando el pelirrojo le aclaró que eran amigos- ¡Aquí está Tamaki!-

-¡¿Qué cara...?! ¿Qué hicieron ahora?- Preguntó incrédulo ante lo que veían sus ojos- ¿No se supone que irían por una ruta segura?-

-Dije la más segura comparada con las demás... Era el sendero Carmín- Sonrió nervioso sabiendo que venía en camino el peor regaño de toda su vida.

-¡¿Y por qué coño pensaste que ese puñetero sendero era el más seguro?!- Gritaron ambos jóvenes asustando hasta a Chibi que se había sentado a limpiar sus plumas, la pobre bestia no entendía porque se veían tan iracundos al respecto... Aunque a decir verdad, el no sabía que el sendero estaba maldito ni que era una completa locura entrar en él, oh bueno solo es un bebé todavía.

-¡Lo sé y lo lamento pero eso no importa ahora, Denki está muy mal!- Recordando sus prioridades, dejó el defenderse y el regaño de último y primero el bienestar de su amado rubio. Los mayores pensaron lo mismo y Tamaki se acercó para revisarlo, recostándolo en el suelo para mayor comodidad, claro que Eijirou no lo soltó en ningún momento.

-La fatiga mágica es muy grave, le dije que no usara tanta magia... ¿Qué clase de hechizos usó?- Revisaba el estado del menor lentamente procurando ser meticuloso por alguna herida física que pudiera tener.

-No lo sé... Cuando desperté él estaba frente a mí preocupado, dijo que un monstruo me atrapó pero ninguno de los dos despertó, que Chibi lo salvó y entonces nos atacó esa cosa, estábamos escapando y no me di cuenta que el... Que estaba...- Su voz comenzó a quebrarse mientras más hablaba, sentía culpa, preocupación, tristeza y miedo, todo en una mezcla que lo llevaba al límite de sus emociones, destrozándolo por dentro de a poco y no pararía hasta que la persona causa de eso hiciera algo.

-Cálmate Eijirou, el estará bien. Necesita descansar y no moverse- Su tono se fue volviendo más severo pero de alguna manera seguía siendo dulce y compasivo conforme hablaba, sentía bastante cariño por ambos jóvenes a pesar de que los conocía hace poco se habían ganado un lugar en su corazón y les preocupaban más de lo que parecía. Pueden llamarlo instinto maternal o como sea- Llevémoslo a la casa y que descanse, no los dejaré irse hasta que vea que puede invocar un espectro de otra dimensión- Aclaro que eso es estúpidamente complicado hasta para el.

Relatos de dos viajeros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora