Miércoles, 29 de noviembre de 2017

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Hoy después del instituto, como siempre hacemos, los cinco nos vamos al restaurante cercano a la papelería de la tía de Paula. Empezamos a contarnos los planes que teníamos cada uno para las vacaciones de Navidad.

María se va a Galicia con sus padres para visitar a su hermano y a la novia de este, aunque ella nunca le ha caído especialmente bien. En realidad, casi la mitad de la población no le cae "especialmente bien"...es tan poco social como yo y creo que esa es una de las razones por las que nos llevamos muy bien.

Paula se queda en casa castigada haciendo los trabajos que le han mandado para subir nota en las asignaturas que ha suspendido mientras que su madre se va a Venecia de luna de miel con su nuevo y cuarto marido.

Jorge, sin embargo, por aprobar con excelentes notas (como siempre), se va a la feria de las Artes y las Ciencias de Valencia. Desde pequeño ha sido un cerebrito, al igual que su hermana mayor Sandra. En esa familia todos deberán de ser robots enviados por la NASA.

A Bryan le van a enviar interno todo el verano a Suecia, donde viven sus tíos y abuelos. No es que sea un tipo especialmente problemático, el se denomina más como alguien revolucionario que va contra las normas. Pero al fin y al cabo tiene un gran corazón.

Pero el mejor plan sin duda sería el mío: irme con mis padres a las islas Filipinas. Sería el mejor salvo por el pequeño hecho de que nuestros vecinos, los Warringthon, íntimos amigos de mis padres, vienen con nosotros.
Lo único que sé de ellos es que vinieron desde Rusia hace un par de años debido al trabajo del señor Warringthon, y que tienen un hijo de mi misma edad con el que he hablado un par de veces (ya que mi madre me obligaba a saludarle a él y a la señora Warringthon cuando los veía por la calle). Mis padres están muchísimo más ilusionados con este viaje en "familia" que yo: por algún motivo inexplicable esperan y desean que me haga amigo del hijo de nuestros vecinos.
Según ellos no socializo con el mundo que hay más allá de mi cuarto y que debería salir más y hacer más amigos de los que ya tengo, (esa es la manera más delicada que tienen tus padres de decirte que eres un antisocial con solo cuatro amigos), cosa que no me importa ni lo más mínimo pero en cambio a ellos les obsesiona.

Y tampoco es que yo tenga ningún problema a la hora de hablar con más personas, pero el motivo por el cual no lo hago es porque prefiero quedarme en mi cuarto escribiendo o jugando en el ordenador a emborracharme todos los viernes y quedarme el sábado entero con una resaca monumental en la cama cual zombie drogadicto...

Además el chaval me parece curioso: es callado, pero no demasiado tímido. Amable y educado, pero no de los que te dan ganas de arrancarles la sonrisa de un puñetazo...
Así que intentaré parecer lo más interesado posible en llevarme bien con él para que mis padres me dejen en paz de una vez y por fin vean que lo de hacer amigos no es lo mío.

Por cierto, su nombre es Edilson.

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