Parte 1: A solas en la galería...

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Era bastante decepcionante que todos mis amigos me dejaran plantada en esa salida, pero supongo que era de esperarse. Después de todo, a ninguno de ellos le gustaba verdaderamente el arte, y yo era la única que apreciaba los trabajos del gran Guertena.

Por cierto, vale mencionar que mi nombre es (T/N), y que tengo 19 años. Soy una chica relativamente normal, con gustos extraños en cuanto a temas artísticos. Más allá de eso, no hay mucho que pueda resaltar sobre mí misma...

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En la recepción de la galería, tomé uno de los folletos que ofrecían sobre el mostrador. Luego de eso me encaminé escaleras arriba para comenzar allí mi recorrido. Di una gran vuelta por el lugar, observando cuadros y esculturas por doquier.
Al llegar a una pintura que representaba a un hombre colgado de cabeza, me topé con un alto joven de más o menos mi edad, el cual no me permitía contemplar plenamente la obra.

-Disculpa, ¿me permites pasar?- le pregunté lo más cordial que pude.

El sujeto volteó la cabeza para verme, y durante un instante nuestras miradas se cruzaron. Su cabello era color lavanda, ondulado, y su flequillo le tapaba el ojo izquierdo por completo. Usaba un abrigo oscuro algo rasgado, una remera verde y unos pantalones color marrón. Realmente era apuesto, y por un momento me quedé embobada observando sus facciones.

-Claro, lo siento... pasa- me respondió.

Luego, él se movió al costado y me permitió pasar. Me paré a su lado, y observé el nombre de la pintura que tenía delante.

-"El hombre colgado"- murmuré.

-Es una obra interesnte y extraña... ¿Te gustan los trabajos de Guertena?- soltó repentinamente el chico a mi lado.

-Sí, adoro su estilo. Y parece como si sus obras estuvieran embebidas con su escencia... Casi se sienten vivas...- respondí, perdidamente.

Él se quedó en silencio, observándome con cierta curiosidad.

-¡Lo siento, no quería sonar extraña!- me disculpé, evitando su mirada para que no notara mis enrojecidas mejillas.

-Eso no ha sonado extraño para nada. De hecho, entiendo a qué te refieres...- contestó, con una amable sonrisa.

Durante algunos instantes observamos juntos al hombre colgado, hasta que decidí que era hora de avanzar a la siguiente parte de la galería.

-Bueno, debería continuar con el recorrido. Ha sido un placer hablar contigo- dije, mientras empezaba a alejarme. Sacudí mi mano en su dirección, a modo de despedida.

-El placer ha sido mío...- respondió, agitando su mano con cierta timidez.

Me fui con una sonrisa dibujada en el rostro.
Mientras paseaba por el resto de la galería, no podía quitarme al joven de la mente. Me descubrí a mí misma espiando en todas direcciones para ver si lo volvía a encontrar.
Distraídamente llegué hasta una enorme pintura, la cual reposaba ocupando gran parte de la pared. Leí en voz alta la placa que acompañaba a la obra.

-"Mundo Fabricado"... Que pintura tan peculiar- dije.

Las luces parpadearon, y todo quedó a oscuras repentinamente. Momentos después, la luz regresó, pero iluminando tenuemente el lugar. Me pareció extraño que hubiera un apagón así de la nada, pero le resté importancia pensando que tal vez había habido una sobrecarga de energía. Lo que no tenía explicación eran las letras que habían aparecido pintadas en el suelo, debajo mío.
"Ven (T/N)", decían.

-Esto debe ser una broma...- murmuré.

Pero era imposible que lo fuera. No había visto a ningún conocido en la galería, y era muy improbable que alguien conociera mi nombre... Todo era demasiado sospechoso como para tratarse de una simple casualidad...
Decidí que lo mejor sería volver a la recepción, o por lo menos llegar a un sitio donde hubiera más gente.

A medida que recorrí la galería, noté que no había nadie alrededor, no se divisaban personas por ningún lado. Recordaba haber visto el lugar bastante concurrido, no tenía sentido que se hubieran esfumado todos...

-¿Hola...? ¿Hay alguien por aquí?- pregunté, a medida que caminaba.

Andaba tan distraída (y asustada), que no vi la pintura del abismo que había en el suelo. Me choqué con las barandillas de protección que servían para mantener a la gente alejada, y caí sobre la pintura.
Pero cuando cerré los ojos, preparada para sufrir el impacto contra el suelo, sentí como si hubiera caído en una piscina. Sentí el abrazo del agua helada sobre mi cuerpo, y todo se oscureció repentinamente.

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Me desperté con un terrible dolor de cabeza. Me tomó algunos minutos  recuperar la compostura. La luz no iluminaba demasiado, por lo que mis ojos tuvieron que darse un tiempo para adaptarse a la oscuridad.
Finalmente me sentí lista para ponerme en pie, y me levanté haciendo un gran esfuerzo. Me hallaba desorientada, estaba en una parte de la galería que era desconocida para mí.
Recorrí el sitio con la mirada, tratando de encontrar algún punto de referencia. En una esquina de la habitación en la que estaba, descubrí una pequeña mesita volteada en el suelo. Tirados junto a ella había un jarrón roto y una rosa de color violeta. Algunos pétalos desprendidos rodeaban la flor.

Me acerqué y me agaché junto a la rosa. Repentinamente sentí el impulso de tomarla, y cuando lo hice me pinché un dedo con una pieza del jarrón roto. Uno de los pétalos se desprendió de la rosa en ese instante, y las palabras "ladrona" se grabaron por el suelo y la pared en rojo, como si una mano invisible estuviera escribiendo.
Me quedé inmóvil en mi posición, mientras sentía que mis piernas empezaban a temblar.
 
Estaba aterrada, sin saber qué hacer ni a dónde ir. No tenía idea de dónde estaba la salida, cosa que me desesperaba aún más.
Aferré la rosa contra mi pecho, y comencé a recorrer la habitación donde me encontraba con cierta desconfianza. Encontré una puerta azul que se hallaba entreabierta, y entré allí...
Nada me hubiera preparado para lo que vi. Una mujer de vestido violeta estaba saliendo de un cuadro. Parecía haberse quedado a mitad de camino, y ahora se arrastraba por el suelo ayudándose con sus brazos.
Apenas me vio, la mujer se abalanzó hacia mí con rapidez. Casi logró  arrebatarme la rosa, pero la esquivé a tiempo. Con la brusquedad del movimiento, un pétalo se desprendió, produciéndome un agudo dolor en el pecho.

-¿Qué diablos...?- me pregunté.

Salí corriendo de allí lo más rápido posible, metiéndome en otra habitación y dejando afuera a la mujer del cuadro. Oí golpes en la puerta a mi espalda, pero ella no pudo entrar.
Antes que nada, inspeccioné el cuarto para ver que no acecharan peligros allí. Lo único que había era una mesa con dos sillas, un jarrón vacío y un aterrador espejo (en el cual preferí no mirarme).
Me senté en el suelo, apoyándome contra la pared de frente a la puerta. A mi lado, escondida a medias por una alfombra, pude encontrar una pequeña llave. La guardé en el bolsillo de mi camisa junto a la rosa violeta, sólo en caso de que fuera a necesitarla más tarde.
Luego me tomé la cabeza entre las manos y apreté los ojos con fuerza, tratando de contener las lágrimas.

-No entiendo nada... ¿dónde estoy? ¿Qué está pasando?

Sentí que me volvería loca.
Me quedé allí por mucho tiempo, sin atreverme a salir por nada del mundo. Tenía que aventurarme al exterior para encontrar una salida, pero no lograba juntar el valor para hacerlo.
No tengo idea de cómo pasó, pero de un momento al otro me quedé dormida. No sé durante cuánto tiempo dormí, pero fui despertada al cabo por el sonido de pisadas afuera de la habitación.

Me puse de pie con rapidez en cuanto me di cuenta de que las pisadas se encaminaban hacia aquí. Tomé el jarrón vacío que había sobre la mesa y me situé en una esquina detrás de la puerta cerrada, lo más oculta posible.
Contuve la respiración y esperé a que la puerta se abriera...

Continuará...

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Bueno, básicamente empecé esto porque soy bastante fan del juego Ib (más que nada del diseño de sus personajes), y noté que no había demasiados GarryxReader en Wattpad (y las que hay mayormente no están terminadas).

Aquel que lo lea, espero que lo disfrute y me diga qué le parece en los comentarios!

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Una visita a la galería de arte... (Ib/GarryxReader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora