Capítulo 32

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Bill había comenzado a desesperarse... Todavía no lo encontraba.
Había estado en todo sitio imaginable... Y todavía no lo encontraba.

En su mente, no podía dejar de maldecir a la perra que su Pino tenía por hermana... Ciertamente había hecho bien el asesinarla, no podía permitir que siguiera intentando separarlo del castaño.

Pero ahora, esa era la menor de sus preocupaciones... Tenía que encontrar a Dipper, y tenía que hacerlo rápido. 
Al menos sabía que su castaño no estaba sufriendo... Su alma se lo confirmaba.... Podía sentir que estaba asustado, pero no más que eso, ese maldito no le había hecho daño... Al menos no todavía. 

De pronto, una pequeña punzada se hizo presente en su pecho... No era lo suficientemente fuerte como para dolerle, pero aun así lograba molestarlo.
Sabía que mientras más tiempo estuviese alejado de su Pino, más seguidas serían las punzadas. Lo cual no le preocupaban por él, porque él podría aguantarlas sin ningún problema, le preocupaba por Dipper... No quería que sufriera aquella sensación, en verdad esperaba que la soportara tan bien como él lo hacía.

En el fondo sabía que todo era su culpa... Él había querido realizar el ritual, y por muy egoísta que sonara, no se arrepentía. Seguramente lo único que quería Dipper ahora era verlo, estar con él... Y esa era justamente la razón por la cual lo había hecho, si por algún motivo, Dipper hubiese llegado a escapar, no hubiese durado mucho sin que surgiera en él una desesperada necesitad de volver a su lado. 
En el fondo, el Cipher sabía que no estaba bien... Pero no le importaba mucho.

Sacudió la cabeza, intentando alejar todos esos pensamientos que no lo dejaban concentrarse en lo que realmente importaba: descubrir la ubicación de Dipper.

Tenía que admitir que el demonio pelinegro había sido bastante inteligente... No había dejado ninguna huella su paso, ninguna pista acerca de su paradero. Pero eso no lo frenaría... Nada sería capaz de hacerlo.
Encontraría a Dipper antes de que ese bastardo le tocará siquiera un pelo.

Había intentado averiguar más acerca del demonio, pero no encontraba nada... De pronto se le ocurrió algo que antes había pasado por desapercibido.
"¿Cómo lo encontró la chica Pines?"
Abrió los ojos como platos, y en menos de un segundo se encontraba dentro de la Cabaña del Misterio, en la habitación de la chica, para ser más exactos.

Miró a su alrededor, comprobando que no había nadie cerca, para luego comenzar a buscar algo que hablara acerca del demonio.
Pasaron unos cuantos minutos, y el rubio todavía no lograba encontrar nada. Se detuvo un segundo a mirar la habitación, la cual estaba hecha un desastre por su culpa... Lo que fuese que estaba buscando, no estaba ahí. Maldijo en voz baja y chasqueó lo dedos, volviendo todo a su lugar original.

Lentamente, salió de la habitación, con cuidado de no hacer ningún ruido que llamara la atención.
Dio unos cuantos pasos, cuando de repente se vio frente a una puerta cerrada. Rápidamente volvió a chasquear los dedos y apareció dentro de la habitación, involuntariamente una sonrisa torcida apareció en sus labios. Era la habitación de su Pino. Lentamente analizó todo el lugar con la mirada. Tal vez lo que buscaba se encontraba allí.

Caminó lentamente hacia un estante lleno de libros, pero ninguno era el que buscaba, de todas maneras, procuró recordar todos esos títulos para sorprender al castaño una vez que lo tuviera de vuelta.
Había comenzado a caminar por la habitación, mirando atentamente cada rincón de ésta, cuando de repente algo llamó su atención: en el piso, había una tabla de madera levemente levantada, dejando ver que estaba suelta.

Rápidamente se agachó junto a la tabla, retirándola de su lugar.
-Un escondite en tu habitación, tan típico de ti, Pino- pensó.
Lentamente comenzó a sacar el libro que yacía escondido en el suelo, con cuidado de no hacer sonar la madera. Estaba a punto de sacarlo, cuando escuchó unas voces provenientes de afuera, que parecían acercarse, lo cual lo dejó congelado en su lugar.

-no lo sé...- decía una voz femenina... Era la pelirroja- podría estar en el pueblo o en el bosque, quizás.
-es extraño- le respondió una voz que el rubio reconocería en cualquier lugar: la de Ford, que al parecer estaba preocupado- siempre llega antes de las siete... Ella sabe que no es seguro estar afuera tan tarde...
-hay que comprenderla, señor Pines... Todavía le afecta el tema de su hermano.
-igual que a todos... Pero... Ya han pasado seis meses desde la boda- la última palabra la dijo casi con repulsión- tal vez... Tal vez haya que aceptar que Dipper no volverá... Tal vez ni siquiera quiere hacerlo.
-¡Señor Pines!- dijo la pelirroja con algo de enfado- ¡nunca vuelva a decir eso!, Dipper nunca se quedaría con ese... tirano.
-lo sé, pero...
Las voces se fueron haciendo cada vez más débiles, hasta el punto de hacerse totalmente inaudibles.

Bill no pudo evitar sonreír con arrogancia, al parecer todavía no habían encontrado a esa arpía... Mejor para él.
Se quedó quieto unos segundos más, asegurándose de que ya no hubiese nadie cerca, para luego comenzar a extraer el libro nuevamente.
Una vez que el libro estuvo en sus manos, volvió a poner la tabla en su lugar, y con un chasquido de dedos desapareció del lugar.

Lo primero que hizo al llegar a su mansión fue sentarse. Estaba agotado, sin duda el aparecerse tantas veces le quitaba bastante energía. Pero no le importaba, ya había logrado su objetivo.
Rápidamente abrió el libro, buscando algo que pudiese servirle. Había pasado varias páginas, cuando de repente llegó a la sección que buscaba: demonios.
Ojeó cuidadosamente, fijándose hasta en el más mínimo detalle, cuando de repente lo vio, una imagen del demonio pelinegro. Jaden. Su nombre era Jaden. "Pide y se te concederá". Decía más abajo. Inmediatamente entendió por qué la gemela de Pino lo había elegido: su apariencia. El resto de los demonios podía llegar a ser bastantes aterradores para una niñata como ella. Pero éste no. Tenía una apariencia completamente humana.

Leyó meticulosamente todo lo que el libro explicaba acerca del demonio... Realmente tenía demasiada información que le podría ser de utilidad.
Una vez que terminó de leerlo por completo por segunda vez, y se aseguró de que no se le había escapado ni siquiera el más mínimo detalle, cerró lentamente el libro con una sonrisa triunfante en el rostro.

No te preocupes Pino, ya voy por ti.













¡Hoooola!, ¿cómo están?, ¿les gustó el capítulo?, espero que si jejeje.

Bueeeeno, aquí está el nuevo capítulo, lamento mucho la demora, pero en verdad no hay nada que pueda hacer al respecto :(.

En verdad espero que les haya gustado el capítulo, ¿qué creen que va a pasar?, me encantaría saber si alguno de ustedes tiene una teoría, sería muuuy interesante leerla -3- 

Gracias a todas las maravillosas personitas que están leyendo esto, a las que votan y a las que comentan, ¡ya llegamos a los 34k!, ¿¡cuándo pasó eso!? En verdad estoy impresionada de que tantas personas estén leyendo mi historia, y sobre todo muy feliz, ¡muchas gracias! :3 (en especial a las que me apoyan desde el principio <3)

Como siempre les agradecería que votaran y en especial que comentaran, ¡me encanta saber lo que piensan!, sus comentarios me dan vida jsjsjs

Y bueno... Creo que de mi parte eso es todo...











¡Nos leemos luego!

You're mine.  [Billdip].      #Premiosgravity2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora