Mi dulce tigre.
Otro día laboral comenzaba en la Agencia Armada de Detectives. Todos se encargaban de sus asuntos. Kunikida ocupado en el computador, Dazai leyendo su libro “suicida”, Naomi sentada mientras sostenía el brazo de su hermano y se acurrucaba en el, Rampo comiendo dulces, Kenji mirando por la ventana y resaltando cada cosa que le parecía sorprendente, la doctora Yosano se encontraba en su consultorio esperando a que alguien se lastimara para poder divertirse un rato, en cuanto al pequeño Atsushi se encontraba sumido en sus pensamientos. En ese preciso momento la puerta se abrió dejando ver a una tierna y dulce señorita de nombre Hiriko. La antes mencionada traía una gran bolsa, la cual contenía los almuerzos de todos los miembros de la agencia, sin excepción. Esto se debía a que ella era la encargada de mantener bien alimentados a los agentes.
Desde el momento que la chica entró, el joven Atsushi tenía los ojos puestos en ella, puesto a que llevaba tiempo enamorado de ella en secreto o al menos eso pensaba él ya que Dazai de inmediato lo notó, sí que no se le escapaba nada al castaño.
De un momento a otro Dazai sonrió maliciosamente al mismo tiempo que se acercaba sigiloso al del pelo grisáceo.
-¿Te gusta verdad? –Preguntó susurrando en el oído de Atsushi una vez detrás de este.
Atsushi de inmediato dio un ligero salto debido a que lo atrapo desprevenido dándole así un gran susto.- ¿Q-qué? ¿Quién? ¿D-de que está hablando Dazai-san? –Le cuestionó al castaño mientras que sus mejillas se tornaban totalmente rojas.
-Vamos, no te hagas el que no sabe nada, Atsushi-kun. Sabes muy bien de lo que hablo. –Lo giró hacia él mientras soltaba una ligera risita.- Puedo ayudarte con ella si quieres~
-¿Q-qué? P-pero si yo… e-ella -Le costaba articular cualquier clase de palabra así que suspiro y trato de relajarse, iba a continuar pero Dazai lo interrumpió.
-Tu bella florecita ya ha empezado a repartir los almuerzos, muy pronto será nuestro turno. Será mejor que te tranquilices o te pondrás más rojo que la sangre que quisiera derramar sin dolor –Bromeó sonriendo de lado.- seguimos hablando en un momento, quiero ver como manejas la situación por ti mismo primero. –Le empujó la frente con dos dedos mientras le dedicaba un guiño seguido de esto fue a sentarse para seguir leyendo su libro.
Era evidente que al peliblanco le comían los nervios, la chica ya le había entregado los almuerzos a casi todos, solo faltaban Dazai y él.
Hiriko se acercó a Dazai con una sonrisa y con su respectivo almuerzo en las manos. Decidió entregárselo al castaño primero porque éste estaba más cerca.- Buenos días Dazai-san, aquí está su almuerzo, me encargué de que fuese su favorito. –Posó el respectivo almuerzo del castaño en su regazo aprovechando que estaba sentado y distraído leyendo.
Hiriko estaba a punto de irse pero este la tomo de la muñeca y a la vez que hacía a un lado la caja de su almuerzo sentó a la chica donde anteriormente se encontraba tal almuerzo.
La chica lo miró sorprendida y con un ligero rubor en las mejillas, mientras que por otro lado cierto albino los miraba aún más sorprendido que la antes mencionada mientras dentro de él se formaban un sinfín de emociones.
Dazai fue el primero en hablar.- ¿Sería tan amable de concederme el honor de cometer suicidio doble conmigo, bella dama? –Cuestiono Dazai con una sonrisa tan encantadora que ninguna chica podría resistirse.
La expresión de la chica cambió rápidamente de un semblante indefenso y sorprendido a uno totalmente serio. Un fuerte sonido pudo escucharse en toda la sala. La mano de Hiriko había impactado contra la mejilla del chico vendado, lo que dejo con la boca abierta a todos aquellos que estaban presentes ante tal escena. Hasta Kunikida tuvo que ajustarse las gafas para cerciorarse de que aquello estaba pasando de verdad.
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«вυngoυ ѕтray dogѕ one ѕнoтѕ»
FanficEl título lo dice todo (?) recolección de los one-shots que he escrito sobre ellos ♥