Incertidumbre

46 2 0
                                    

Había finalizado algo más que una llamada. El contador de minutos del celular no solo se encargaba de contabilizar esa comunicación. El reloj también corría para ellos dos. Si no hacían algo al respecto podía ser tarde.
El tiempo, tramposo como pocos, cuando menos te das cuenta se llevó los mejores momentos de tu vida convirtiéndolos en un simple recuerdo.
El sol asomaba por la ventana, venía a interrumpir una escena que ya había visto tantas veces, ya sabía lo que tenía que hacer. La despierta acariciándole las mejillas. Quería decirle que todo iba a estar bien.
    Ese día fue de los más soleados allá fuera pero aquel departamento estaba viviendo un temporal descomunal.

    Nueve de la mañana.
    Una carta bajo la puerta. ¿Quién escribe una carta en estos tiempos? Se preguntaba aunque ya supiera la respuesta.
"No sé qué hago escribiendo, ni yo lo entiendo indescifrables son mis sentimientos pero quieren plasmarse en una hoja, algo me empuja a hacerlo. Ese es el motivo por el cuál estoy escribiendo esto."

Así comenzaría una carta que empezaría a acelerar un corazón que de ansiedades se alimente, vive y sufre.
"Entre tantos presentes me di cuenta que todo se estaba hablando en pretérito. Y quizás todo esto sea un pretexto para jugar mi última carta. Ya sabes que no se me dan bien las apuestas, siempre pierdo. ¿Te acordas aquella noche en el casino? Cómo olvidarla, por querer impresionante terminamos comiendo un pancho en un puesto de la calle y volvimos en colectivo con lo justo. En fin, cada vez que aposté siempre perdí pero cuando te conocí sentí que la vida me empezaba a sonreír. La mejor apuesta siempre fuiste vos."
    Las lágrimas no tardaron en aparecer.

"Y si bien no entiendo nada quizás es porque tampoco quiero entenderlo. No quiero entender el por qué vos, no quiero entender el por qué después de tanto tiempo te sigo eligiendo por sobre cualquier otra persona. En fin, lo arriesgo todo una vez más."
    No lo podía creer, nunca había sentido semejante mejunje de emociones tan fuertes como este. Ni cuando bajo la luna le desnudó todos sus miedos y con delicadeza quirúrgica de un cirujano le acarició todos sus defectos haciéndole saber que amaría cada uno de ellos. Besándole como sólo lo hacen los que creen en la eternidad, así ésta sea solo un instante.

La vorágine del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora