Ese día no tenía ganas de hacer nada, mi madre me quizo animar un poco, pero ni ella pudo hacer que yo me tranquilizara, había sido tan fuerte la partida de Rosse que no tenía ganas de nada.
Al día siguiente Oscar se me acercó -por qué no ha llegado Rosse?- me preguntó preocupado, ya que se le estimaba mucho-Rosse ya no volverá, se ha ido de viaje con sus padres- le contesté llorando, -tranquila, estoy seguro que volverá- me dijo él tan amablemente como siempre se ha caracterizado y me abrazó tan fuerte como pudo. Estuvimos conversado sobre Rosse un rato, lo que había pasado hace un año, y de los tantos momentos que habíamos pasado. -fue muy bonito hablar contigo después de tiempo, nos hemos reído un buen rato- me dijo él sonriendo, -yo también la pasé hermoso-,
-Chicos la clase ya va a empezar-, gritó con fuerza miss Anita. Nos dirigimos al aula corriendo. Entramos a nuestro salón y había llegado una hermana, nos dijo que ella sería nuestra nueva profesora de religión de ahora en adelante, ella se presentó formalmente ante todos los alumnos, y nos pidió el nombre de cada uno de nosotros para conocernos, se llamaba Luciana y nosotros por respeto la llamábamos Sor Luciana.
Cuando me tocó dar el nombre Sor Luciana se quedó sorprendida de verme, pero en ese momento no me dijo nada, hicimos las clases normal, nos había dejado hacer un dibujo de lo más maravilloso que Dios nos había dado en el mundo. Yo saqué una hoja para hacer mi dibujo, primero dibujé a mi bisabuela la cuál fue la única a quien conocí, luego dibujé a mis 4 abuelitos, pues siempre me dijeron que tuve la dicha de conocerlos a los 4, luego dibujé a mis padres junto con Rosse que había sido hasta ese entonces una hermana para mí y por último dibujé a mis demás familiares y amigos. Fuí la primera en presentar mi trabajo, y Sor Luciana me dijo que le parecía muy hermoso el dibujo que yo había realizado, me puso una excelente nota por presentar primero y porque el dibujo estaba muy bonito, y me puso el sello de la carita feliz que nos ponían cuando terminamos los trabajos a tiempo y bien hechos, contenta con lo que Sor Luciana me había dado me dirigí a mi asiento a dialogar con Oscar que después de todo siempre había estado ahi para mi y para Rosse, sentía algo extraño cuando hablaba con él, pareciera que me estuviera enamorando de alguien que no podía ser.
Pero a pesar de lo que había sucedido con Rosse, tenía que seguir adelante...
