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Caro, hoy te vi golpear la puerta de mi casa. Al abrir pude ver que las ondas de tu cabello eran brutalmente movidas por el gran viento y tu sonrisa era triste (pero muy bonita). No pregunté absolutamente nada, simplemente salí de casa dispuesto a seguir tus pasos y mientras caminábamos pude lograr apreciar el silencio para nada incomodo que nos acompañaba. Y creo, Caro, que ésos silencios son los más bonitos, porque no sólo me permiten escuchar tu respiración, sino también los fuertes latidos de tu corazón.

Por siempre en mi corazón, Agus.

POR SIEMPRE EN MI CORAZÓN - a. bernasconiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora