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-Buenas días.-Me estiré en la cama.

Mire hacia un lado mío y no había nadie.

¿Habría sido un sueño?.

Lo dudó, todo fue tan real.

Me levanté rápidamente en busca de el pijama de Mario.

Abrí el clóset, y no estaba.

Mire el suelo y había una nota juntó al pijama.

La cama estaba desordenada por ambos lados, por lo tanto, no había sido un sueño.

Suspire, y me encamine hacia el baño.

(..)

Ya me había bañado, vestido e hecho la cama.

Abrí el refrigerador para ver sí había comida, y no, estaba vacío.

La última semana me la había pasado en el departamento de Sebas y Paisa.

Pero, me enojé con Sebas, por lo tanto tendría que ir a comprar para poder mantenerme, ¿No?.

Tome el pijama y la nota que había encima de aquel, con cuidado dejé el pijama en la cama y tome la nota.

" -___.
Gracias por dejarme quedar en tu casa, se que quizás te dejé confundida por llegar repentinamente, a tu casa "rogándote" para quedarme a dormir, algún día; te explicare el porqué.

Te.. nada.

-Mario Divino Ruiz."

Sonreí estúpidamente, doble la nota y la dejé en mi cajón que estaba a un lado de la cama.

Ese chico me traía loca.

Suspiré, sonreí y tome mis llaves salí cerrando la puerta con llave.

Me giré encontrándome con una pareja esperando el ascensor, los analicé y me di cuenta de que era Mario, y estaba con una chica rubia, delgada y alta.

Mario la agarraba de la cintura, ella se dió vuelta y lo besó, este le siguió el beso en la "mitad" del besó, Mario Abrió los ojos, mirándome de reojo, este al ver como los miraba, sonrió y volvió a cerrar los ojos.

Idiota, no le podía reclamar, ya no somos nada, camine lentamente hacía ellos, al llegar; les regale una media sonrisa y apreté el botón para bajar.

Él ascensor se abrió dejando ver a una abuelita, con un bastón y varias bolsas.

Rápidamente, me acerqué a ella al ver que estaba intentando tomar las bolsas, pero no podía por el bastón, le sonreí y comencé a tomar bolsas, Mario se acercó y comenzó a tomas bolsas conmigo, en varias ocasiones, rozamos nuestras manos, no le tomé importancia a eso, tenía que ayudar a la Señora Charlotte, ella era como una abuela para mí.

Luego de tomar todas las bolsas entre los dos, Mario y yo, salimos detrás de la señora Charlotte, siguiéndola hasta su departamento, la chica rubia, se quedó ahí.

La señora Charlotte comenzó a revolver su bolso, en busca de sus llaves, supongo.

Luego de algunos segundos, las encontró y abrió su departamento.

Entro la señora Charlotte, luego yo y Mario.

-¿Donde dejamos esto?.-Le pregunte a la señora.

-En la cocina, por favor.-Respondió amablemente.

Me encaminé hacía la cocina, con Mario detrás mío.

Dejé las bolsas en él suelo, al igual que Mario.

Y caminé hacía la entrada, la señora nos sonrió y abrió la puerta, para que saliéramos.

Los dos salimos.

-Gracias-Dijo la señora cuando los dos estábamos afuera, yo le sonreí-,Hacen bonita pareja.-Finalizó, cerrando la puerta.

Mario se rascó la cabeza, nervioso, yo solo lo mire de reojo y me encaminé hacía el ascensor, moría de hambre.

Mario me siguió, la rubia estaba esperando a Mario apoyada en la puerta del ascensor, la cual estaba cerrada.

Corrí, y toqué el botón para que las puertas se abrieran, la rubia al abrirse la puerta se calló hacía atrás quedando estirada en el pisó, solté una risita, la chica se quejó y Mario corrió a ayudarla.

Pase por un lado de ella, apretando el botón del ascensor para bajar hacía el estacionamiento.

La chica se levanto, y Mario y aquella subieron al ascensor, sin apretar ningún botón, supongo que todos íbamos hacía el estacionamiento.

¡No lo menciones! || Mario RuizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora