Ella, su cuerpo y la validación

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"Una mujer que no se gusta a si misma no puede ser libre y el sistema se ha encargado de que no lleguen a gustarse nunca"

Beatríz Gimeno

Conocí a M. en sexto básico. Ella era dos años mayor que yo, tenía 5 hermanos varones y venía de una familia de deportistas. O bueno, su padre había sido deportista y por ello, cada uno de sus hijos debía serlo.

"Cuando mi papá supo que iba a ser mujer, se quiso morir, le dio vergüenza, casi echó a mi mamá de la casa. Por eso ahora tengo que darle este orgullo y ser la mejor en esto, mejor que mis hermanos". Me había dicho M. una tarde, mientras almorzábamos.

Varias cosas me llamaban la atención de la vida de"M". Por ejemplo, el hecho de que su padre tenía varias esposas y varios hijos en distintos lugares de la ciudad. De estos varios hijo, al menos 4, se llamaban igual que su padre "Cristian" - por poner un nombre-. A la mamá de "M" no le gustaba hablar de este tema, parecía que le avergonzaba.

Otra cosa que llamaba mi atención el comportamiento de "M", ese mismo que le había traido problemas en el colegio porque lxs profesorxs lo consideraban "poco femenino". "M" era brusca, le gustaba gritar y competir, decía que eso lo había aprendido con el deporte, que lo llevaba en la sangre. También le gustaba comer y comía en grandes cantidades, lo asociábamos al consumo calórico necesario para el deporte que practicaba.

También llamaba mi atención la forma en la que "M" se relacionaba con los varones, hombres. Parecía que siempre había una razón- intercambio sexual de por medio y siempre nos daba cátedras acerca de las cosas que "debíamos y no debíamos hacer" para gustarle a un hombre, y "las cosas que ellos pensaban acerca de nosotras". Según ella, tras su experiencia de vivir con hombres.

Nos decía que de ellos había aprendido, que lo esencial para llamar la atención de un hombre era un atractivo cuerpo femenino y que ello, se remitía al provecho que pudieras sacarle a aquellos "órganos" que ellos consideraban sexys, refiriéndose a los pechos y el trasero. En su caso, no tenía mayores problemas al resaltar su figura de deportista, su trasero trabajado, al cual sacaba provecho y le iba muy bien, decía utilizarlo en cada conquista. Mientras tanto, mis compañeros la trataban de prostituta y yo siempre pensé que aquello era una especie de respuesta ante la forma en cómo ella usaba su cuerpo, su seguridad, su forma de vestirse, de moverse, de ir a un objetivo.

M sabía de aquellos sobrenombres y no le importaban. Incluso había aprendido a aceptar gustosa- como halagos- las sobrepasadas y perversas referencias sexuales que emitían hombres desconocidos, mayores y en fin, acosadores.

Años más tarde M. tuvo que dejar los deportes de alta demanda y remitirlos solo a un hobbie. Un tumor en su útero la mantuvo alejada de las competencias por varios meses. Meses en los que aumentó varios kilos de peso. Recuerdo haber estado muy preocupada por su salud y todas las veces que conversé con ella, haber escuchado su desesperación ¡Tengo que volver a la competencia! ¡Además me estoy convirtiendo en una ballena! me decía.

Años más tarde, "M" continúa en la misma situación. Tiene depresión, intenta suicidarse. Años más tarde, ya no representa para mí la niña-mujer experimentada, de la que tengo que aprender para acercarme a un hombre. Años más tarde, la observo con compasión mientras llora, aún desesperada, por no darle el orgullo a su padre, por ser una "guatona decepcionante" como se denomina. Dice que se odia, que odia su cuerpo, que nadie la quiere así. Y aunque la abrazo y le digo que la quiero, que las personas en su vida la quieren, las piezas se unen para hacerme entender, un poco de lo que existe en su inconsciente. Y es que la imagen que recibe del espejo dista bastante de la mujer que -le enseñaron- era válida en esta sociedad. Un cuerpo como el suyo, es escasamente "sexualizable", "querido","valorable".

Tu cuerpo como instrumento de deseo o la relación que estableces con los varones... ¿Son determinantes en tu validación humana o social ?

Por mi y por todas mis compañerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora