"Querido diario"
Escribía Valeria con su inagotable boli negro.
"Ha llegado el día, hoy comienzo de cero. Por una parte me entusiasma pero por otra me aterra de miedo. Debo recordar aparentar normalidad y estar siempre alerta , ya que en cualquier momento puedo descontrolar mis poderes y nadie quiere que en mi primer día incendie el instituto.Y mucho menos ahora que me han dejado salir después de estar encerrada durante años, no quiero fastidiarlo y que me vuelvan a encerrar. Tengo que ser positiva. En unas horas entraré en la clase y no quemaré a nadie ni romperé nada. Deseame suerte"Valeria cerro su cuaderno y lo metió en su mochila, preparada para dirigirse al instituto cuando oyó que alguien gritaba su nombre. Era él. Nadie podía llamarlo por su nombre, algunos incluso ni sabían como se llamaba. Todos lo llamaban " X "o a veces "Señor X"
El señor X era el jefe de La Guarida, o eso hacía creer a todos. Él los daba refugio, pero no siempre estaba de buen humor
-Ya voy- Chilló Valeria lo más alto que pudo
La habitación de Valeria, si podemos llamarla así, estaba en un séptimo piso y consistía en un colchón tirado en el suelo junto a un baúl de madera donde Valeria guardaba su escasa ropa. En una esquina se encontraba un espejo alargado, el único objeto que X le permitía tener, por lo demás estaba totalmente vacía. Valeria se cambió de ropa. Se puso los únicos pantalones vaqueros que tenía, los cuales estaban desgastados y muy rotos, una camiseta de tirantes azul, que había robado en un mercadillo y las zapatillas negras que siempre usaba. Se colocó la mochila al hombro preparada para irse pero en ese momento se abrió la puerta y Valeria dio un salto.-Ya lo sabes, cinco minutos
Era Rosalie quien hablaba. Rosalie se hacía la dura pero en el fondo cuidaba de todos como si fueran de su familia. Iba vestida como de constumbre con su largo vestido negro de sirvienta y su pelo recogido en un moño. Ella era la encargada de alimentar y vigilar a todos por ordenes de X, no tenía permiso para abrir las habitaciones pero siempre hacía excepciones. Ésta era una de ellas
- ¿Sam? ¿Qué haces aquí?- Dijo Valeria al ver quien corría a sus brazos
-Solo quería desearte buena suerte
Samuel era un niño de diez años al que Valeria había cogido mucho cariño desde que entró en La Guarida. Ella siempre intentaba protegerle, era como un segundo hermano pequeño.
Valeria abrazó a Sam con fuerza, le recordaba tanto a su hermano que le costó no llorar-Es una pena que a vosotros no os dejen ir todavía
-Pero me lo contaras todo ¿Verdad?- Preguntó el inocente niño con una gran sonrisa
-Con pelos y señales prometido - Respondío Valeria alargando su meñique, el cual Sam unio al suyo.Ese gesto significaba mucho para ambos, Valeria solía hacerlo con su hermano cuando eran pequeños, era una promesa inrrompible. Se volvieron a abrazar, eran tan pocos los momentos que tenían para verse que aprovechaban cada segundo. Sonó un clic, señal de que alguien abría la puerta. Era Rosalie de nuevo, Sam se tenía que marchar. Valeria le despidió con una sonrisa antes de que la puerta se cerrara de nuevo. Se secó una lágrima que resbalaba por su mejilla y se miró al espejo. Estaba desastrosa, los vaqueros desgastados, la camiseta notablemente desteñida y las zapatillas rotas, pero era lo que tenía y debía conformarse. Intento cepillarse el pelo con sus propios dedos, tenía que estar lista cuando vinieran a por ella. No tuvo que esperar mucho ya que volvió a oirse ese clic. Era Ramón, que junto a Jorge se encargaban de trasladarles a otras habitaciones con alta vigilancia. Como era común le colocaron unas esposas especiales a Valeria antes de dejarla salir por la puerta. La llevaron a la sala común donde estaba X explicando de nuevo las reglas del privilegio que les estaban dando a los más mayores
-Las reglas estan bastante claras- Comenzó a decir X, su voz era muy grave y serena. Irradiaba terror -Se os permite ir a estudiar siempre y cuando paséis desapercibidos. Si llamáis la atención, se acabó. Si descubren quiénes sois, se acabo. Si pedís ayuda, se acabo. Si intentais huir, ya me entendéis
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Valeria
Diversos"Querido diario" Escribía Valeria con su inagotable boli negro "Ha llegado el día, hoy comienzo de cero. Por una parte me entusiasma pero por otra me aterra de miedo. Debo recordar aparentar normalidad y estar siempre relajada, ya que en cualquier...