Pasaron varios días antes de que volviese a coincidir con Elisabeth y Nuria en el parque. Ese día ella se acerco despacio a mí y me sorprendió mientras leía.
-Hola
-¡Elisabeth! Hola preciosa. ¿Cómo esta tu rodilla?
-Bien, ya no me duele. – levanto entonces su vestido para enseñarme una tirita en forma de margarita que tapaba el arañazo.
-Que tirita más bonita. ¿Quiere ir a los columpios?
-Si… ¿Vienes a jugar conmigo?
-¡Claro que si! Ve con Nuria. Yo recojo mis cosas y voy para allá.
Salió corriendo hasta el banco desde donde nos observaba la niñera. Guarde mis libros en la mochila y me acerque a ellas.
-Hola Nuria. ¿Qué tal?
-Hola Sara. Pues ya ves, paseando un rato a este bichito.
-No soy un bichito. Soy una señorita.
Ese comentario hizo que yo y Nuria nos mirásemos y empezáramos a reír a la vez.
Acompañé a Elisabeth a jugar un rato en los columpios, pero a los veinte minutos yo ya estaba agotada y me senté en el banco con Nuria mientras la veíamos jugar.
-Es un encanto.- le dije refiriéndome a Elisabeth.
-Si pero tiene demasiada energía. Yo acabo destrozada todos los días.
-¿Sus padres trabajan todo el día?
-Su padre si. Su madre falleció hace más de un año. Yo solo hace tres meses que la cuido. Ha tenido varias niñeras. Creo que yo soy la que la ha cuidado más tiempo. El padre es un tirano, con todo el mundo menos con ella.
-Supongo que es normal. Si ha perdido a su mujer debe haberlo pasado muy mal.
-Por lo que me han comentado antes tampoco era mucho mejor. De todos modos yo me voy en un par de semanas a Londres, así que ya están buscando otra niñera.
-¿En serio? Yo estaba buscando trabajo. ¿Crees que podría darte un curriculum? Elisabeth y yo nos llevamos bien.
-Claro. Se lo llevare a María. Le hablare bien de ti, para que te haga una entrevista.
-¿María?
-Si. Es el ama de llaves.
-¿Ama de llaves? ¿Es que son ricos?
-¿Ricos? Creo que están por encima de eso.
Un par de dias despues recibi una llamada de Maria, el ama de llaves, para hacer una entrevista para el puesto de niñera. La casa estaba situada en la Avenida Pierson, en la zona alta de Barcelona. Era una enorme casa blanca, rodeada de un precioso y gran jardín.
Me recibió una amable señora de unos cincuenta años de edad.
-Hola Sara, yo soy María. Hablamos por teléfono.
-Encantada María.
-Nuria y sobretodo Elisabeth me han hablado muy bien de ti.
-¿En serio?
-Si, acompáñame a la cocina. Preparare café.
-Nos sentamos en la mesa de la cocina y en ese momento Elisabeth entró corriendo en mi dirección.
-Hola Sara.
-Hola peque. ¿Cómo estas?
-Bien. ¿Vas a venir a cuidarme tú cuando Nuria se vaya?
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SERÁ UN SECRETO
RomanceSara, una joven de 22 años, huye de una vida de lujos y desenfreno que para ella no tiene sentido. Viaja a una nueva ciudad donde pretende llevar una vida tranquila. Allí empieza a trabajar como niñera de una pequeña llamada Elisabeth y conoce a su...