Al final todo está bien

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3 años después.

Sonrió con emoción, se lanzó a abrazar al chico —notoriamente— más alto que ella ocasionando que la capucha que ocultaba su cabello caiga revelando su cabello albino con toques rosados y mucho más largo que antes. Se permitió sonreír de manera verdadera después de años, su imagen había sido vendido con sonrisas falsas.

—Joder, ¿Qué esperas enana? —El pelirrojo la separo con algo de brusquedad, su mirada fría hizo reaccionar a la albina.— ¡Vete!

Ella asintió emocionada y salió corriendo del lujoso hogar que compartían ambos, no sin antes de darle un golpe amistoso a su socio actual. Corrió los más rápido que sus zapatillas le permitieron, escondió nuevamente su cabello bajo la capucha.

En estos últimos tres años, ella había logrado conseguir gran parte de su sueño. Logró conseguir más fama como solista y terminó por saldar sus cuentas con aquel hombre, ahora era una cantante en camino a la fama. Según lo que Fox, su representante, le informaba cada día iba mejor. Pero no todo estaba completo, a pesar de todo el tiempo nunca olvido a Joy ni se perdono por lo que hizo tan Joy como a Bon, abandonarlos de tal manera sin hallar una solución para salir juntos de eso como siempre lo habían hecho. Fue una total inmadura. Y después de tantos años logró escuchar lo que deseaba, Joy estaba en la misma ciudad que ella. La ciudad de Nueva York ahora le parecía más bella al imaginar que su ángel pudo haber pasado por cualquier lugar.

Se dirígia a la iglesia Santa Trinidad a toda prisa, no tenía ni la invitación ni la vestimenta adecuada para asistir a la boda pero eso lo de menos para ella. Sus mejillas dolían de lo tanto que había sonreído. Cuando pudo visualizar la gran puerta de madera aumento su velocidad. Abrió la puerta abruptamente causando un gran estruendo, todo los presentes se giraron a verla sorprendidos.

Genial, realmente genial.

—Lamento la interrupción pero me tengo que que llevar algo que me pertenece.— Río nerviosa.— Oh y chica, no te preocupes que no es tu novio.

Pudo ver a la novia volver a respirar y dejar las ganas de llorar.

Se acerco a paso seguro, entre los cientos de persona sentadas pudo verla. Con el cabello recogido en un moño alto y un vestido crema dejando ver sus hombros, los ojos azules no podían creer lo que veía ya que logró ver los ojos ambares de Meg. Sin dejarla reaccionar la tomó de la mano y la jalo llevándosela del lugar, pudo lograr darle una sonrisa burlona a la pelirrosa que acompañaba a su rubia.

—¿Meg? —La rubia recién se atrevió a preguntar cuando ambas se detuvieron en un parque cercano, se sentaron de una banca.

—La misma —Se quitó su capucha dejando ver su rostro y cabello.— Joy yo...

Y antes de que pudiera completar su oración una cachetada la interrumpió. Suspiró resignada mientras tocaba su mejilla, se lo merecía.

—¡¿Crees que puedes venir después de haberme abandonado?! —La rubia le miró con furia, se levantó y la señaló.— ¡No tienes el derecho de venir a arruinar mi vida de nuevo, solo déjame en paz!

Se dió la vuelta e intento irse pero tan solo dio unos pasos sintió como la abrazaban con fuerza de su espalda evitando que pueda irse. Forcejeó intentando librarse.

—¡Dejame!

—¡Joy escuchame por favor!

—¡NO QUIERO! ¡ALEJATE DE MI!

—¡LO SIENTO MUCHO, ¿SI?! ¡SOLO QUERÍA PROTEGERTE! — La albina soltó un par de lágrimas y se aferró más a Joy, esta dejó de forcejear.

—¿De quién de ti? —Soltó con burla y amargura.

—Lo siento, me tenían amenazada, mis padres... sabes que ellos habían muerto cuando era joven y me cuidaba Vincent pero eso no significaba que ayude en todo lo que necesitaba.— Fue suavizando su agarre, sintió esperanza al ver que ella no se movía de su lugar.— Él, un hombre me ofreció un trato. Dinero, me dio mucho y yo tenía que entregarselo después de un tiempo o una cantidad cada mes, pero no pude.

—...

—Los problemas se juntaron, lo de Fox, lo de Spring hasta que llegaste tú y te ame y lo sigo haciendo.— Reprimió un sollozo.— Luego me amenazó, no podía tener pareja y si la tenía esta podría pagar caro e ¡incluso morir, por Dios! No quería que te pasara nada....

La rubia volteo, la observó con seriedad.

—¿Por qué tuviste que dejarme despues de haber hecho el amor y todavía escribirme eso? —Esa mirada desaparecía a cada palabra que salía de su boca transformándose en una mueca a punto del llanto.— No sabes cuánto sufri, cuánto sufrió Bon después de habernos dejado.

—¡Fui egoísta y cobarde! —La sostuvo de los brazos.— quería llevarme un recuerdo de ti, algo de lo que nunca me olvide y cuando lo tuve no fui capaz de verte de nuevo porque no quería lastimarte más.

—No te puedo perdonar...

—Lo sé...

—Porque lo hize hace tiempo, quizás fui una tonta pero siempre pensé que tenía tus razones... Creo que te conocía.— Le sonrio débilmente desviando su mirada, las lágrimas caían a borbotones.

Y algo en la mente de Meg le grito '¡Besala!', asi lo hizo. (Referencias a la historia de Kari 👀)

Junto sus labios, la rubia correspondió a este. Los sentimientos y significados que tenía ese beso eran demasiados. Después de segundos se separaron, juntaron su frentes y se rieron de todo. Finalmente se juntaron en una abrazo.

—Te amo.

—Eso tendrás que ganartelo, Meg.— La rubia y acarició la mejilla de la albina.— Es lo justo.

—Dalo por hecho, mi dulce tentación.—Le robo un pico.

Se volvieron a abrazar y caminaron hablando de todo lo que se habían perdido en los últimos años.

Fin

Dulce tentación - MangloyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora