No logro comprenderla, no tolero la actitud que adopta cuando se altera sin motivo alguno, y no sólo eso, sino que yo siempre soy el blanco perfecto en el que descarga todas sus quejas, además de mí hay otra persona con la que lo hace y ese es el señor Kang—mi padrastro —hace tiempo que no lo veía en casa, seguramente fue por la fuerte discusión con mi madre semanas atrás.
Ella comenzaba a enloquecer.
La noche llegó en un abrir y cerrar de ojos, la brisa se podía sentir a pesar de tener varias prendas encima, me gustaba salir totalmente abrigada y más en temporadas de pre-invierno.
Decido restarle importancia para caminar con paso apresurado a Tic'Tocs, ya faltaba poco para comenzar mi turno por la noche, trabajaba en un bar un poco lejano que me tomaba solo 20 minutos si caminaba, no era ninguna molestia, me gustaba meditar mientras camino, de alguna forma me relajaba. Tic'Tocs entra en mi campo de visión y se puede apreciar a muchas personas a su alrededor observando el lugar con detenimiento y debatiéndose en si entrar o no, después de todo esta zona es muy concurrida por todo tipo de personas.
En vez de ir por la entrada decido ir por la puerta trasera del bar, ésta hace un chirrido cuando la abro, la habitación se encuentra iluminada por una tenue luz azul entro sigilosamente y cierro despacio la puerta con el fin de que no me escuchen.
Giro con lentitud para encaminarme a la barra pero un cuerpo bloquea mi entrada, temo que sea mi jefe, no es la primera vez que me retraso, tímidamente alzo la mirada para toparme con la mirada des aprobatoria de mi mejor amigo mientras se cruza de brazos y niega lentamente.
—Otra vez tarde Mack.
—Lo siento Sunghae —sonrío de manera inocente.
—¿Realmente lo haces?
—No. —me echo a reír a carcajadas, me encanta tomarle el pelo siempre.
Él suspira fuertemente, no se como me tolera todos los días, pero por una de esas razones es muy cercano a mí, se dirige a la pequeña mesa donde se encuentra un pañuelo, lo toma entre sus manos y lo pasa por su rostro limpiando todo rastro de sudor, lo hace de una manera sensual y socarrona, siento golpear el calor a mi rostro, hay que aceptarlo. Lee Sunghae estaba bueno. Maldición, demasiado para ser verdad, la primera vez que lo vi estaba haciendo de bartender en este lugar, tratando de ligar con la primera chica con curvas que se le presentara, las cuales no faltaban y caían rendidas a sus pies con tan solo un chasquido que hacía con sus dedos, después de todo ellas venían en busca de sexo y diversión.
Siento una pequeña manta sobre mi cabeza, desconcertada tomo lo que tengo y resulta ser un pequeño delantal, uno característico de una mesonera. Alzo la mirada hacia el rostro de Sunghae que palmea mi cabeza suavemente, como si de una niña pequeña se tratase, sonríe pícaramente.
—Niña sucia.
Y no falta que diga más, ya que lo golpeo en una costilla, pero a él parece no importarle porque se carcajea libremente, él muy idiota se burla de mi. Mientras él esta partiéndose de la risa por haberme atrapado pensando cosas indebidas de él, yo me encargo de enrollar y sujetar bien el pequeño delantal en mi cintura.
—¿Seguirás burlándote de mí o vendrás ayudarme a atender? —para de reír para limpiarse unas pequeñas lagrimillas que han salido de sus ojos.
—¿Piensas salir de esa manera? —me mira de arriba a abajo evaluando mi aspecto, me miro.
—No veo nada de malo con mi ropa —me encojo de hombros restándole importancia al asunto, me encamino a la puerta que me conduce hacia el lugar, a un mundo totalmente diferente, no solo cambio mi actitud, sino también mi nombre, no porque sea ilegal, es decir, ya tengo 21 años de edad, soy independiente de lo que me pase, así que prefiero cuidarme las espaldas antes de ser raptada por un total desconocido.
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K I M [EDITANDO]
Novela JuvenilMirarte a los ojos eran unos de mis pasatiempos favoritos a pesar de no verlos siempre, a pesar de no poder sostener tu mirada. Me gustaba oír tu voz. Cuando me contabas sobre lo que habias hecho durante el día y como estabas, las veces que me decía...