Gabe se aferró a la mano de Sarah y a sus propias esperanzas para la noche.
Sabía cómo quería que la noche terminara, pero por la forma caliente-y-frío en que
Sarah soplaba no tenía idea si conseguiría o no lo que deseaba. Quería llevársela a su habitación, atarla y darle todas y cada una de las palizas que le había prometido.Quería verla rogándole por su polla mientras él lamía su delicioso coño. Quería
correrse tan profundo dentro de ella que estuviera marcada antes de que él mordiera su dulce cuello. Quería escucharla ronronear mientras la mecía para dormirla.Si él se salía con la suya ella nunca tendría la oportunidad de decir no.
Cuando llegaron a la escalera, ella se detuvo. Uno de los caminos conducía
a la habitación de Gabe; el otro, a la de Sarah. Por la duda en su rostro él tuvo la
sensación de que su sueño de tenerla en sus brazos esta noche no sería una realidad.Su sueño... Esa era la clave, ¿no? Él no podría haberlo sabido en ese momento,
pero habían estado controlando los sueños de sus compañeros desde que habían empezado. Gabe sonrió, sabiendo muy bien cuan depredador se veía.Tenía toda la intención de controlar su sueño esta noche.
Esta noche le mostraría que la amaba.
Él se dio la vuelta a la izquierda, haciendo caso omiso de su pequeño suspiro de alivio. La acompañó hasta su habitación, como el perfecto caballero, listo y
dispuesto a dejarla en la puerta tan sólo por un pequeño favor a cambio.—Sarah—. Se volvió y miró hacia arriba a él, con una pregunta en su cara.
—Déjame entrar esta noche.
Ella hizo una mueca.
—Gabe...
Él puso su dedo en sus labios, satisfecho por su silencio inmediato.
—Te dejaré en tu puerta, sin marcar, para darte un poco de tiempo para aprender a confiar en mí otra vez—. Se inclinó, mordiendo su oreja, sonriendo mientras su aliento se atoraba. —Pero a cambio, quiero que me dejes entrar—. Le ahuecó la mejilla y volvió su cara hacia la suya. —Quiero dulces sueños para nosotros dos esta noche. Lo que sea que has estado haciendo para apagar los sueños de compañeros, por favor no lo hagas esta noche. ¿Entendido?
Ella se lamió los labios, la incertidumbre de regreso en su rostro.
—No estoy segura de que pueda.
Él gruñó, molesto.
Ella sacudió su cabeza.
— ¿Cómo se supone...que haga eso contigo cuando no sé si puedo confiar en ti?
Él respiró hondo, tratando de enterrar la ira que amenazaba con desbordarse. Si ella la detectaba tendría miedo de que él estuviera enfurecido con ella. El hecho era que no podía creer su propia estupidez.
Ella estaba en lo cierto. Una verdadera relación requería de confianza por
parte de ambos compañeros, una confianza que había perdido al escuchar a la persona equivocada por las razones correctas.— ¿Qué se necesita para hacerte creer que eres a la única mujer que deseo?
— ¡Más de una noche de jugar a ser mi novio!
— ¿Jugar?— él la apoyó contra la puerta, haciendo caso omiso de la alarma en su rostro. — ¿Crees que estoy jugando?
Él la tomó por los hombros, levantándola sobre los dedos de sus pies.
ESTÁS LEYENDO
Solo en mis sueños SERIE HALLEPUMAS 5 (Terminada)©
Художественная прозаHistoria de Gabriel Anderson Y Sarah Gabriel Anderson ha aceptado una posición única en el mundo were. Está a punto de convertirse en un Cazador, uno de los pocos capacitados y autorizados para cazar a los raros desterrados, peligrosos para los huma...