Sentía mi sangre hervir y no precisamente por rabia, él tenia el don de congelar mi sangre y al momento convertirla en lava incandescente.
Ese era Harry Styles el tipo al que le encantaba asustarme y escuchar mis susurros. Era él la razón por las que mis nervios estaban de punta.
-William estaba apunto de irme.- Pronunció apenas con los ojos humedecidos. - Pensé me habías dejado votada.- Verla así era sentirme la cosa más repulsiva del mundo.
-Soph disculpa me entretuve con lo de la inscripción y el papeleo. Tu sabes.- Le estaba mintiendo, pero no del todo. Realmente me había entretenido en los pasillos del instituto, más bien me había quedado estancado en uno de ellos sintiendo la electricidad recorrer mi cuerpo.
-Eres un idiota.- Envolvió sus brazos al rededor de mi cuello. Nuestras respiraciones se cruzaban y nuestros alientos golpeaban en nuestras narices. Poco a poco sentí la necesidad de probarlos, sentirlos, humedecer los mios con su saliva. Así fue como mis labios jugueteaban lento con los suyos, podía sentir algunos trozos de carne pegarse a mis dientes mientras la mordía y el sabor a hierro de su sangre satisfacía mi deseo carnal.
- Que tal tu inscripción cariño.- .
Dije con aire en los pulmones
-Nada "Lou" lo usual la gorda de lentes de siempre. Los mismos idiotas. .- Dijo mientras fruncía el ceño y su nariz se arrugaba.Besé la punta de ella.
Algo dentro palpitaba, si, era mi corazón. Decía quererla. Si la quería. Como nadie puede imaginarse.
¿ A caso un gay puede enamorarse de una chica?
Claro que puede. Yo lo estaba.
Caminamos unas cuadras hasta el gran centro comercial, ambos volteamos a vernos y reímos. Odiabamos las cafeterías populares de esos lugares el café sabia a agua de calceta deportiva remojada y las personas que iban no eran de nuestro total agrado.
Rodeamos el lugar lleno de "huecos superficiales" como suele llamarlos Soph y nos adentramos a una vieja cafetería de estilo muy rustico. Las mesas eran de madera vieja y las sillas tenían asientos de tabla dura cubiertos por cojines de color marrón.
Era un lugar perfecto, fresco de día y cálido por la noche a demás de que el café era delicioso.
Nuestra mesa era la del fondo, alejada de todo. Era costumbre sentarnos ahí desde nuestra primera cita.
Yo soy un loco adicto al café mientras que ella prefiere el té con leche. Eramos tan distintos en todo aspecto que creo que es por eso que encajabamos a la perfección.
Esperábamos a Sally la alegre pelirroja que siempre nos atendía. Ella estaba tan acostumbrada a vernos ahí que creo le agradaba e inclusive ponía feliz vernos
-Bienvenidos a medieval coffe. Soy Edward tomaré su orden.- Dijo. Puta y re puta quien lo parió. Era ya afán suyo sorprenderme en todo lugar al que fuera. Miré con desden hacia su dirección.
-Café expreso y para mi novia un té verde con leche descremada. Gracias.- trate de ignorar por completo su estúpida sonrisa de autosuficiencia pero me pareció inevitable. Sus estúpidos hoyuelos eran inevitables.
Pasaron los minutos y nuestra orden no aparecía por detrás de la barra. Comenzaba a molestarme la demora.
Hice un gesto frunciendo la boca hacia mi novia que me veía con un codo recargado en la mesa. Me levante con paso firme y me dirigí al taburete donde se suponía deberían estar , más bien deberían haber preparado mi orden y llevarla a mi mesa.
Lo vi ahí parado, muy entretenido a decir verdad con su teléfono móvil.
-Hey chico.- trate de decir de manera amenazante con el tono con el que solía hacerlo con algunos ñoños del colegio.- Estoy esperando mi orden.- Alzó su mirada de manera desafiante.
-Mira Tomlison ¿no? .- asenti .- Las cosas se hacen cuando yo quiera. Así funciona esto.
Reverendo hijo de puta. Me encantas.
Sacudi la cabeza eliminado cualquier rastro de ese sentimiento que me resultaba repulsivo. Esperen ¿la atracción es un sentimiento?
Cual puta atracción Louis.Es un imbécil que solo busca joder tu patética existencia con la suya aun más de vergüenza. Solo debes de mirarlo por Dios. No.
Mejor no Louis mejor no lo mires