RM's Reactions

jσв

–Te deseo todo lo mejor Noona.

Cerraste los ojos conteniendo las lágrimas que acechaban en salir.
–Yo también Young. Has sido un gran compañero todo este tiempo.

Tu compañero de trabajo, o mejor dicho excompañero de trabajo se acercó a ti atrayéndote a sus brazos donde te refugiaste dolida.
Te separaste ya con las lágrimas en las mejillas.

–Porfavor no llores Noona. Si no yo también lo voy a hacer.
Hiciste una leve sonrisa y le golpeaste la cabeza con suavidad.
–Nunca dejarás de ser un mocoso.

A pesar de que Young siempre se molestaba por que le tratases como un niño pequeño y mocoso. En ese momento no lo hizo, se río mostrando unas arrugas que poseía cuando sonreía y te volvió a abrazar.
–Gracias Noona.
–A ti renacuajo.

Te fuiste alejando de él con tus cosas en los brazos.
Cuando ya estabas en la puerta, te giraste mirándolo intensamente.
–Estás obligado a beber conmigo este sábado.

Young aplaudió con ilusión.
Le habías prometido que cuando le considerases un hombre beberías con él.

(…)

Saliste con un gran nudo en el estómago.
Te habían despedido.

Miraste al cielo y viste como la lluvia empezaba a caer con fuerza.

Tengo una mala suerte que no puedo con ella.

Conseguiste coger tu móvil del bolso y te quedaste mirando la pantalla pensativa.

¿Llamo a Nam para que venga a recogerme?

En estos momentos, seguramente tu novio estaba trabajando y como era obvio, no ibas a molestarle.
Podrías coger el autobús, pero la parada estaba lejos.

Por un día que no me traigo el coche.

Sin pensarlo, empezaste a correr calle abajo.
Hubo un momento en el que no sabías si las gotas que había en tu cara eran lágrimas o la misma lluvia.
Y en ese instante, el tiempo se paró.
Solo veías tu cuerpo caer y con él todas tus pertenencias.
Aullaste de dolor cuando impactaste contra el suelo.

–J-Joder.
Acariciaste tus rodillas que habían recibido un gran rasguño.

¿Por que me pasa esto a mí?

Te quedaste mirando como las gotas de lluvia caían y se camuflaban entre los grandes charcos que se formaban en los pequeños desniveles de la acera.

Vaya mierda.

Al levantarte lentamente, tu mirada se topó con un rostro muy conocido para ti.