Parte 3: Ilusión

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Decías vivir en una ilusión, pero sólo era una excusa, tú sabias bien lo que estaba pasando, lo que estaban haciendo, sin embargo habías carecido de las fuerzas para exponer tus ideas, y es que ellos parecían totalmente enajenados, cómo si de verdad fuese cierto esa premisa que decían encausar.
Ahora estaba ahí, con los dientes apretados y los ojos abiertos en par, que hasta se te desorbitaban las pupilas. Todo había pasado justo frente a tus ojos, estabas en 1968 y las calles estaban regadas en sangre...Sangre de jóvenes vidas. Te tocaste el pecho, pues se te complicaba respirar, ardía y eso no era todo, parecía cómo si un motor se hubiese detenido a la fuerza; eso te pasaba siempre que  alguna vida joven era asesinada, pues esas vidas eran vida para ti y vibraban claro, pero justo en ese momento parecía cómo una espina que se clava bien profundo y parece imposible sacársela, recordándote constantemente que seguirá ahí sino te deshaces de ella, pero ¿cómo se iba a deshacer de ese dolor?, ¿de ese momento?. 
Recordabas haberte dejado caer sobre tus rodillas, desplomado al frío pavimento creyéndote que pronto morirías. Frente a ti, los ojos de una joven te miraban, moribundos, pero sonreían, sonreían con virtud, con esperanza: Créame cuando le digo...Que si volviese a nacer, yo,  lucharía por usted...Mi lindo y querido Mé...  Su voz se apagaba a cada palabra, que le hacía querer gemir de dolor, pero al menos por un momento, el dolor parecía irse un poco, eso creía. 
Todo se volvió obscuro, todo se quedo en silencio, todo...Parecía una pesadilla. 
Cuando abrió sus ojos se dio cuenta del dinero en el suelo y junto a estos habían personas que parecían cerdos, arrastrándose por el lugar con una sonrisa enferma, que le revolvió el estómago, quizá era la escena o pudiese ser que era el espeso líquido que tenía manchado aquél papel y por consecuencia se ensuciaban la malos también ellos, se miró los pies y se dio cuenta que él también estaba manchado. Dios, era sangre de su gente, sangre de sus compatriotas, ¡sangre hermana! y ellos lo tocaban como si eso no importara. 
-Es temporal-lo escuchó decir a uno, luego a otro, a otro y a otro. 
-¿Qué es temporal?-pregunto un joven que se le parecía, con el cabello revuelto, al igual que su sencillo traje negro-¡¿qué mierda es temporal?!. 
-¡Entiende de una vez que a nadie le importa lo que sientas!, ¡aquí nadie sufre, aquí nadie llora!, ¿me oyes?-siseo, un hombre que era igual, pero que tenía el rostro diferente. 
 "IN LAK'ECH - HALA K'IN".
Recordaba a su abuela haberle dicho eso, pero ¿cómo podría parecerse a ellos?, ¿él acaso era cómo ellos?...¿Quién era él?. 
Se vio a sí mismo completamente desnudo, reflejado en el agua. 
Ahí, con dolor, con heridas frescas, con la cabeza mirando al suelo, con lágrimas que chapoteaban en aquella laguna. Levantó la mirada, notando que sonreía de forma talmente fingida: "Sonríe aún que duela", te susurro con voz rota, "pero, perdóname, ¿puedo tomarme un respiro? ". Llevaste una de tus manos a tus labios. Corriste y lo abrazaste, haciendo que escondiera su rostro en tú pecho para que nadie lo viese llorar, Paso sus manos por tú espalda y un dolor agudo se centró en uno de tus costados, le miraste con sorpresa, pues este tenía los ojos llenos de irá: "¡¿crees que es así de fácil?!", grito mientras dejaba salir algunas lágrimas de sus ojos: "¿tienes idea de lo que esto me ha hecho?. Mintiendo, fingiendo que nada malo pasa, pues te quiero decir...¡Nada está bien!, ¡yo no estoy bien con esto!".  Le soltaste, pero detrás de ti estaban aquellos hombres, profundizando aquella cuchilla en tus costillas, haciendo que gimieras: "¡eso es lo que siempre tengo que tragarme!, ¿sientes ese dolor?, más vale que lo recuerdes, ¡recuérdalo!". 
-Basta, basta-imploraste mientras te aferrabas a ese cuerpo desnudo. ¿por qué lastimarse a sí mismo, cuando los demás lo hacen?-perdóname...Te lo ruego-gemiste-Pero te juro que yo tampoco sabía cómo tomar está situación...Te juró que siento eso siempre, siempre-le miró a los ojos, mostrando que realmente no mentía, su otro yo le miró con sorpresa y bajo el rostro.
-Con eso no se soluciona nada-se soltó, se hundía y tú tratabas de salvarlo, sin mucha victoria. Se caía y tú sólo luchabas por salvar algo-Sólo es una ilusión...¡Sal de está maldita ilusión!, ¡hazlo!. Aún...Aún hay mucho que puedes hacer-gimió y comenzó a llorar-¡No los olvides!, aún hay mucho que hacer-cayó en aquella laguna negra y se desapareció.
-Jamás...Jamás lo haré-no sabía a ciencia cierta a lo que se refería, pero lo sentía en su corazón, sabía que era algo importante, para él que ya no estaba y para él que seguía vivo. Ilusión, ilusión corrupta, que por repetirse tantas veces, se volvió una verdad que costaría arrancar de su corazón, pero...Pero...
"Las ilusiones se forman en cuestión de segundos, minutos, horas, años o décadas. Si piensas que la verdad es relativa, te darás cuenta que sólo es una justificación más, para evitar la responsabilidad de nuestros errores y los mantenemos sin asumir. 
La verdad es la verdad y la verdad era que...Eso dolía mucho, demasiado".  

Sin tregua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora