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Para su suerte y tranquilidad, Bin despertó vivo en la misma cama donde había pasado la noche. A pesar de haber estado algo embriagado, recordaba con lujo de detalles todo lo ocurrido durante la noche anterior. Un escalofrío recorrió su columna vertebral.

Luego de desperezarse se percató de que Dongmin no se encontraba a su lado. Se asustó, pero decidió quedarse allí en vez de buscarlo, pues lo poco que había visto de esa antigua mansión le aterraba un poco. Así que terminó de vestirse con la ropa que llevaba la noche anterior en la fiesta, y se volvió a acomodar en la cama.

No pasó mucho tiempo hasta que la puerta se abrió y Dongmin entró con una bandeja de comida en las manos. Llevaba ropa casual y una enorme sonrisa en los labios al verlo despierto.

—Despertaste, amor —sonrió con calidez—. ¿Cómo dormiste?

¿amor? Pensó Bin.

—Umm, bien... Me duele un poco la cabeza.

—No te preocupes, te traje el desayuno como a un príncipe.

Dongmin posó la bandeja en los muslos de Bin y luego se sentó a su lado.

El menor examinó el desayuno. Era una taza de café y un vaso con jugo de naranjas. Para acompañarlo habían tres buñuelos de limón espolvoreados en azúcar.

—Se ve rico, muchas gracias. —Sonrió Bin tomando la taza de café.

Dongmin miraba enternecido a Bin desayunar recién despierto. Era lo más bello que sus ojos pudieron ver.

Lo más valioso que su instinto pudo acechar.

—¿Cuántos años tienes, Binnie?

— Veinte, ¿y tú?

—Treinta. —Respondió seriamente.

Moonbin abrió sus ojos de par en par y casi escupe todo su café debido a la sorpresa que se llevó al oír la cifra.

—¿¡Tre... treinta!? Pareces de mi edad. —Lo inspeccionó con la mirada.

Dongmin soltó una fuerte carcajada antes de volver a hablar.

—Era broma, tengo veintiuno.

Bin rió algo nervioso. Su alma volvió a su cuerpo.

—Disculpa... ¿Cómo sabías mi nombre? Creo que anoche no me respondiste eso.

—Tienes cara de llamarte Bin, sólo lo supuse. —Sonrió con diversión. El menor asintió no del todo convencido.

Cuando Bin se terminó su café y su jugo, dejó la bandeja a un lado y se posicionó frente a Dongmin.

—¿Por qué haces esto?

El pelinegro lo miró con curiosidad, sin entender a qué se refería.

—¿De qué hablas, lindo?

—Anoche me pediste que me quede contigo a dormir, ahora me traes el desayuno y me tratas amablemente... ¿Por qué?

Dongmin rápidamente tomó las manos de Bin y lo miró fijamente a los ojos.

—¿En serio creías que yo solamente te quería para tener sexo? —Lo miró con sus profundos y redondos ojos de cachorro.

—Mmm, bueno, yo... —Bin desvió la mirada un tanto avergonzado.

—No, Bin, mírame —lo tomó del mentón—. Yo estoy sumamente interesado en ti, quiero conocerte y quizás en un futuro podamos llegar a tener algo serio los dos.

Bin Estaba completamente confundido. No es como si no le pareciera atractivo, y además era -por lo visto- un chico atento. Pero en la noche anterior parecía una persona totalmente distinta, y no le gustaría volver a pasar por lo mismo otra vez.
Aunque le costaba admitirlo, lo había disfrutado en cierto modo, pero aún así no se había sentido cómodo con Dongmin.

Rose ; Binwoo || ASTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora