~La Apuesta~

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"¿Qué... se supone que es?"

Replicaste que se trataba de un postre; un Cup-Cake con merengue de fresa.

"¿Cómo se que no está envenenado... o algo?"

Tomaste una cucharilla, probaste un poco de la crema con el pan y así le demostraste.

"¿En serio... esperas que coma eso? Luce muy simple."

Le hiciste una apuesta; si no le gustaba, tu te marchabas y no continuabas molestandolo con tu presencia. En cambio, si le gustaba, te quedarías para intentar tener su amistad. Fue realmente difícil de que aceptara, aunque efectivamente terminó haciéndolo.

Él tomó el postre con una mano, lo examinó unos segundos con una expresión bastante seria. Hasta que con una mordida pequeña que le dio, su cara puso una expresión que no habías visto en todo el tiempo que estuviste con él en ese día. Sus mejillas estaban coloradas; bastante rojas. Sus ojos muy abiertos igual que su boca; su sorpresa era grande, evidentemente a Zamasu le agradó el pastelillo, y mucho.

"¡¿A caso esto es hecho por los humanos?!"

No hiciste más que afirmar con tu cabeza y formar una sonrisa amplia.

"¡Es extraordinario! ¡Delicioso! ¡Exquisito!"

Levantaba sus brazos mientras gritaba emocionado. Como si de un gigantesco descubrimiento se tratara.

Parecía que todos los dioses eran iguales, la comida terrestre, hasta la más simple, les parecía un manjar divino.

"Era de esperarse. Nosotros le otorgamos nuestro conocimiento. Aunque... debo, admitir que no está nada mal... nada mal."

Actuó sereno otra vez; casi parecía bipolar, aunque tal vez sólo se tratara de su orgullo como dios.
Pensaste que estabas alucinando o algo parecido. Pero mientras te hablaba sus labios parecían formar una sonrisa, aunque muy pequeña, pero así era...

Hiciste una seña para indicarle que habías ganado la apuesta, sin embargo lo demostraste de una forma que no fuera a molestarle. El permaneció callado mientras engullía el último trozo del pequeño pastel.

"Necesitaré más que uno..."

Relamió sus labios para retirar pequeñas sobras. Acercándose a ti, se quedó unos segundos más mirándote fijamente para esperar tu respuesta.

Tu rostro ardió bastante por tenerlo tan cerca, recordaste que guardabas un pastelillo más, pero ese era de chocolate. Lo sacaste del bolsito y se lo diste una vez más, antes de que viera tu cara que seguramente estaba ya con un sonrojo. Tampoco pretendías que se enojara contigo y además pensaste que el chocolate iba a gustarle más que la fresa de seguro; por eso lo guardaste de último.

"Es de un color café... espero que sea igual de delicioso..."

Se inclinó hacia atrás otra vez en su postura característica, y no dudó en darle una probada al Cup-Cake. Sus ojos se mantuvieron cerrados y su expresión relajada, volvía a sonrojarse mientras masticaba y degustaba aquel postre singular.

"¡Éste! ¡Sin dudas! ¡Es mucho más rico! ¡¿Qué es lo que tiene?!"

Le informaste que era pan, con crema de chocolate, así de simple. Que el chocolate era una de las cosas más deliciosas que se comían en la tierra. También le comentaste que el otro era hecho a base de una fruta llamada fresa que también era muy comida en tu planeta.

"¿Cómo algo que parece tan simple, es tan exquisito? Supongo que..."

Hizo una pausa repentina, cerró sus ojos y parecía pensar mucho en algo. Retrocedió un poco hasta poder tomar su asiento de nuevo, abrió los ojos y miró al horizonte. Dejándote en varias dudas por unos minutos. Hasta que...

"...Sí hay humanos que hacen cosas como éstas; son capaces de crear para construir y no destruir. Supongo que... esos humanos no merecen la muerte... "

El Pétalo Rojo || Zamasu y Tú ; Historia Corta ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora