Capítulo II

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Kurt seguía haciéndose paso entre la gente junto con Álex para ir a buscar al patio a Andrew, llevaban casi media hora y no estaba por ningún lado.

— Para mi que lo dejemos — dijo Álex indiferente.

Kurt le lanzó una mirada de pocos amigos mientras seguía caminando.

— No lo podemos dejar, mierda. Lo estamos buscando desde hace rato y no aparece, tampoco contesta el maldito teléfono, se lo debería de meter entre el culo para que sienta cuando lo están llamando.

— Ya, Kurt. Tranquilo, Andrew ya es una persona adulta, se puede cuidar sólo, creo que si nos vamos encontrara como irse a casa — Álex miro por un momento a Kurt, quien estaba claramente preocupado.

— No seas idiota, Álex. — Kurt fulminó a su amigo con la mirada mientras sacaba otro cigarrillo de la caja que tenía en la bolsa del pantalón — Andrew nunca desaparece, él siempre ha sido el más responsable de los tres y lo sabes, puede que esté en apuros.

— Ya, Kurt. Estás peor que mi mama y mi abuela juntas. —  exageró Álex — Puede que Andrew esté de lo más tranquilo teniendo sexo salvaje con una linda chica y tú aquí, peor que mamá novata.

Kurt se quedó pensando por un momento mientras tiraba su cigarrillo sin terminar, observó su alrededor para ver si encontraba a su pérdido amigo, pero nada. Se acercó a Álex, que seguía mirándolo con gracia en los ojos.

— Puede que tengas razón. — se rindió Kurt — Vámonos, Álex, tenemos cosas que hacer mañana.

— ¡Al fin! — le dijo Álex emocionado por que se iban.

Salieron del lugar abriéndose paso entre las personas sin mayor dificultad. Álex iba jugando con las llaves del carro en la mano, mientras que Kurt sólo seguía viendo a su alrededor, la casa estaba hecha un desastre — pobre el dueño — pensó Kurt mientras seguía a Álex. 

— ¡Hasta que los encuentro a ustedes dos! ¿Dónde se habían metido? — les gritaron desde atrás.

Andrew estaba parado al lado de un árbol con una enorme sonrisa mientras miraba a Kurt y a Álex.

— ¡¿Tú dónde estabas, imbécil?! — le grita Kurt — Te estuvimos buscando por horas.

Andrew miró a Kurt confundido por su arrebato, y luego vio a Álex quien estaba claramente divertido por la situación.

— ¡Oh vamos! —se metió Álex— Sólo lo estuvimos buscando por media hora, que dramático.

— ¿Media hora? — Pregunta Andrew sorprendido.

— Si, media hora, imbécil. Media hora, y hasta te llamé y no contestaste —le reclamó Kurt.

Andrew pasó su mano derecha por su pelo rubio cenizo mientras revisaba su celular.

— Tres llamadas perdidas... lo siento, no lo escuché.

— Te voy a decir dónde te lo podes meter para que lo escuches.

—Ya, ya, ya. ¿Y si mejor nos vamos? Tengo sueño — Álex frotó sus ojos con sus puños como si fuera un niño pequeño.

— Claro, ¿Qué hora es? — reguntó Andrew.

— Las dos de la mañana.—responde Kurt de mala gana.

— Vaya que es tarde, lo siento ,chicos. Vámonos ya — Andrew pasó en medio de los dos y le quitó las llaves de la mano a Álex — yo manejaré, bello durmiente.

— Idiota.   —murmuró Álex.

— ¡Te Oí! — le gritó Andrew mientras abría el carro — ¿Suben, señoritas? Sería realmente un placer para mi llevar a dos bellas señoritas a su casa.  — Andrew hizo una reverencia mientras abría la puerta delantera.

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