I can wait forever

-7

Cuando Harry fue a buscar a Dinah traté de mover mi mano, y me dolió tanto que me dieron ganas de llorar.

-¿Quieres ir a tu casa antes?-me preguntó

Lo pensé un poco y negué con la cabeza, mi mamá vería a Dinah y me rompería la otra mano.

-Pues, no dejan entrar a los gatos al hospital-replicó.

-Creo que cerca del hospital hay una veterinaria...

-Entonces, ¿quieres que te lleve a una veterinaria?-preguntó en tono burlón.

Le saqué la lengua y le mostré el dedo medio de mi mano sana.

-La veterinaria es más apropiada para la otra gata, tonto-dije tratando de no reir.

Él sonrió y nos fuimos de ahí, después de caminar un rato quería arrancarme la mano, me dolía y quería llorar. Cuando estábamos a unas cuadras del hospital nos tuvimos que detener en la veterinaria para que cuidaran a Dinah.

Apenas entramos a el lugar un perro asustó a la gata y rasguñó los brazos de Harry, un tipo con bata y ojos negros llegó para tranquilizar al perro.
Me quedé como idiota viendolo, era alto y tenía ojos bonitos, se veía muy mayor, cuando nos vió se detuvo a hablarnos.
-Buen día, ¿les puedo ayudar en algo?- sonrió mientras nos hablaba con voz amable.
-Tal vez, ¿podemos dejar aqui a la gatita?, sólo será un momento.
-Esta bien-nos miró y sus ojos miraron al perro en la jaula- será mejor que la pongamos lejos de este amigo, pueden pasar por aqui.
Nos dejó entrar a un cuarto detrás del mostrador, había más jaulas y camitas para los animales.
Algo en el cuarto me llamó muchísimo la atención.
-¿Eso es un mapache?-pregunté embobada, el animalito estaba muy tranquilo en una camita color verde.
-Sí, se llama Sinatra, es de un jugador de futbol o algo así, ¿quieres conocerlo?
-¿Es en serio?-recordé que mi mano probablemente estaba hecha pedacitos y tuve que decir que no.
Harry le entregó a Dinah y la metieron en una jaula junto con dos gatitos blancos, con los que se puso a jugar apenas los vió.
Prometimos que regresaríamos en menos de dos horas y fuimos hacia el hospital.
-Algún día tendré un mapache como mascota-le dije a Harry.
-Tú misma eres un maldito mapache-respondió en tono juguetón.
Entramos al hospital y nos quedamos en la sala de espera.