Capítulo 2

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¡Hola! Muchísimas gracias por darle la oportunidad a esta nueva historia, les agradezco sus comentarios RebeFernandez5, Mkijud, ElizabethHernande381, MagnusNoizLightwood, Gabrelle1980, EugeniaJimenez, MaryPlaza8, susanrious, BiancaCarrillo1, crisalecbloom, Reader030101, MaraGilMartnez 💜💙💜

Y también a quienes dejan su voto y siguen aquí para el siguiente capítulo💙💜💙

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Seguimos colocando las piezas iniciales de la historia...

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Alec despertó de golpe por el ruido áspero de su teléfono vibrando contra la mesita de noche. Gimió y se estiró lujosamente, luego lo alcanzó- “Habla Alec”

Magnus, sentado en la sala de estar con una gran taza de café en las manos donde Presidente Miau seguía tratando de frotar su rostro, escuchó la voz de Alec como un suave murmullo a través de las paredes.

Era raro que Magnus estuviera despierto antes que Alec, pero esta mañana, alrededor de las 8:00am, había estado demasiado inquieto como para seguir durmiendo. Toda la noche había sido arrojado de un extraño y vívido sueño a otro, dejándolo desorientado y frustrado cada vez que despertaba. Para asegurarse de que permanecía despierto, se había levantado, preparado un café y encendido la televisión en las noticias para comenzar el día. Tenía toda la intención de permitir que Alec durmiera tan tarde como quisiera, pero estaba claro que fue un intento infructuoso ahora que estaba despierto, ni quince minutos después de Magnus.

Cuando apareció Alec, con el pelo revuelto y aplastado en un lado, frotándose el ojo izquierdo soñoliento, Magnus sintió que una cálida chispa lo sacudía desde el interior. Era común para él reaccionar de ese modo a Alec de esa manera. Estaba acostumbrado a sentir que su corazón rebosaba de afecto cada vez que lo miraba o escuchaba su voz- “Buenos días cariño”

Alec le dio una sonrisa cansada y se acercó a él, dejando un suave y prolongado beso en su sien- “Buen día”

Presidente Miau desvió su atención del café de Magnus hacia Alec, golpeando juguetonamente su mano.

-“No me olvidé de ti, Presidente. Creo que podrías tener algo de ansiedad por separación de la que deberíamos hablar”-murmuró Alec al gato pequeño, acariciándolo detrás de las orejas y provocando un profundo ronroneo.

Magnus se rio, poniendo la televisión en silencio- “Entonces, ¿con quién estabas hablando por teléfono?”

-“Posible cliente. Quería concertar una consulta hoy”- Alec se dirigió a la cocina, encendiendo la cafetera- “Tu turno”- le dijo a Magnus, con la cabeza dentro de la nevera mientras examinaba sus opciones de desayuno.

-“¿Qué?”- respondió Magnus con una sonrisa.

-“¡Dije, 'tu turno’!”

-“¿Qué?”

-“Dije–”- Alec se interrumpió bruscamente y caminó de regreso a la sala de estar para mirar a Magnus, sus manos en las caderas- “Muy gracioso, Magnus”

Magnus se rio, sentándose en el sofá- “Lo siento, no pude evitarlo. ¿Qué querías preguntarme?”

-“¿Por qué estas despierto tan temprano? Pensaba que cualquier cosa antes de las diez era atroz”

Magnus se mordió el labio, su sonrisa se desvaneció ligeramente, y Alec inmediatamente sintió el cambio en su comportamiento.

-“Magnus, ¿pasó algo? ¿Estás bien?”

-“Estoy bien. Yo sólo… estaba teniendo algunos sueños extraños. Volver a dormir era cada vez menos probable”

Alec se sentó al lado de Magnus, mirándolo con una expresión preocupada- “¿Pesadillas?”

-“No necesariamente. Sólo… extraños. Eran extrañamente vividos”

Las cejas de Alec se fruncieron tan profundamente que se formó un pliegue agudo entre ellas- “¿Te ha pasado algo de lo que no me hayas hablado?”

Esta no era la primera vez que Magnus estaba plagado de sueños invasivos. Ocurría de vez en cuando, cada vez que tenía demasiadas cargas a la vez. Trabajando obsesivamente en ellas hasta que llegaba al punto de ruptura.

Magnus frotó su índice y pulgar juntos, ansioso. Sucedía a menudo cuando sentía demasiado al mismo tiempo- “Probablemente no sea nada”- comenzó- “pero por otro lado…”

Alec palideció. Magnus nunca se equivocaba cuando tenía este tipo de intuiciones sobre algo o alguien. Esto significaba problemas en el horizonte- “Magnus”

Magnus asintió, cediendo- “Alguien de quien no había tenido noticias en años… Alguien que creía muerto parece haber resurgido aquí en Brooklyn”

-“¿Cómo lo sabes?”

-“Lo vi, y Catarina me advirtió”

-“¿Es alguien a quien Catarina conoce?”

-“Sí. Ella y yo fuimos amigos de este hombre, hasta que nos dimos cuenta de que había algo en él. Algo peligroso. Él se estaba metiendo en un problema profundo”

-“¿Qué tipo de problema?”

-“Involucrarse con un cartel de drogas que intentaba establecer conexiones en la Costa Oeste”

Alec cerró los ojos y negó con la cabeza una vez.

-“Lo último que escuchamos es que lo eliminaron por doble cruce. Pero aparentemente eso fue un rumor porque él está vivo. Aquí. Lo que significa malas noticias para mucha gente”

-“¿Qué vas a hacer?”

-“Nada aún. Por el momento, el mejor plan de acción es simplemente reunir información”

Alec asintió, frotando su pulgar sobre el dorso de la mano de Magnus- “Eso suena como un plan sólido”

Magnus le dio a Alec un suave apretón y luego tomó su taza de café con ambas manos- “Perdón por preocuparte. No pensé que se pusiera tan mal”

-“¿Hace cuánto que lo sabes?”

-“Unos pocos días”

Alec estaba a punto de recordarle a Magnus por enésima vez que deseaba que simplemente hablara con él cuándo surgieran este tipo de cosas, pero se lo pensó mejor. En cambio, se levantó nuevamente- “Estoy pensando en hacer algunos panqueques- “¿Yey o nah?”

-“Yey”- sonrió Magnus, tomando a Presidente Miau y dándole un ruidoso beso antes de dejarlo sobre la alfombra.

Alec fue a la cocina para tomar su café y preparar el desayuno, luego se reunió con Magnus en el sofá. Los pies de Magnus estaban en su regazo, y Alec tenía una mano moviéndose perezosamente arriba y abajo por la suave extensión del antebrazo de Magnus.

Cuando terminaron de comer, Magnus llevó sus platos y tazas al fregadero y luego se acercó a Alec- “¿A qué hora es tu consulta hoy?”

-“1:45 pm”- Alec miró el reloj en la pared- “Tengo mucho tiempo”

Magnus se acercó más a él, a casi nada de estar a horcajadas encima suyo- “Tengo algunas ideas sobre cómo podemos pasar el tiempo. Si estás preparado para ello”

Alec sonrió a Magnus, inclinándose para besarlo. Había una pequeña mancha de jarabe dulce en la esquina de la boca de Magnus que Alec felizmente sacó de su piel, haciendo reír a Magnus- “Estoy dentro”

Después de unas horas de besarse, hablar y acurrucarse con Presidente entre ellos, Alec y Magnus tuvieron que separarse para hacer sus propias cosas durante el día.

-“Estaré en casa alrededor de las seis; ¿quieres comida china para cenar?”- preguntó Alec, plantando un beso en la frente de Magnus mientras se dirigía hacia la habitación para cambiarse.

-“Sí, eso suena bien”- Magnus se puso el reloj y se arregló el pelo, luego se miró por última vez en el espejo- “¿Salimos o para llevar?”

-“Para llevar”- respondió Alec, su voz amortiguada- “Voy a estar demasiado cansado para ser social”

Magnus se rio, apoyándose en el respaldo del sofá para esperar a que Alec volviera a entrar. Se inspeccionó las uñas, comprobando si había virutas en el esmalte de uñas.

-“Entonces, ¿a dónde vas a ir?”- preguntó Alec, deslizándose en su chaqueta de cuero y asegurando sus fundas del hombro.

-“Voy a tener otra conversación con Catarina en el hospital y ver si puedo obtener más detalles sobre Castle”

-“¿Castle?”

-“Peter Castle, mi bacteria persistente”- respondió Magnus amargamente, con la boca ligeramente torcida y la nariz arrugada de disgusto.

-“Ten cuidado. Prométemelo”- Alec se acercó a Magnus, pasando su dedo índice por un costado de la mano de Magnus hasta la punta de su dedo meñique. Magnus lo curvó antes de que Alec se apartara, capturando su dedo.

-“Lo prometo”

Alec asintió y comenzó a retroceder hacia la puerta, manteniendo su mirada en Magnus- “Si necesitas un refuerzo, avísame. Pero por favor no hagas nada estúpido”

Magnus rodó los ojos juguetonamente- “Mira quien habla, matón. He estado en el negocio mucho más tiempo que tú. Sé lo que estoy haciendo”- Levantó los brazos y se movió ligeramente hacia un lado, con las palmas hacia arriba- “Estoy empacando armas muy serias”

Cualquiera que no estuviese familiarizado con la ocultación de armas nunca habría notado siquiera las áreas que Magnus indicaba, pero Alec podía detectar lugares con pliegues únicos o curvas sutiles que no eran orgánicas- “¿Ocho?”

-“Doce. Pero estás mejorando”- Magnus le guiñó un ojo y echó un último vistazo al apartamento para asegurarse de que no había olvidado nada. Una vez que estuvo satisfecho, siguió a Alec hasta el ascensor.

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La Carga del Atlas - The Burden of AtlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora